Menorca está llena de calas chiquititas que descubrir, muchas de ellas de muy difícil acceso para madrileños acostumbrados a veranear en Gandía -qué pasa, qué, qué pasa, qué-. Lo que siempre te recomiendan es que alquiles una moto y vayas de cala en cala; o que alquiles un coche y vayas de cala en cala; o que accedas a ellas mediante un velero bergantín. Y eso es lo que más parece molar en la isla: los barquitos. Todo el mundo que va a Menorca te dice que vayas en barco. Hasta en este blog los comentarios han ido por esa línea: las tías buenas están en los barcos, dicen. La isla se disfruta de verdad en los barcos, dicen. Los micrófonos y los barcos, dicen.
En la playa en la que estaba nuestro hotel -en realidad casi podríamos decir que la playa estaba en el hotel-, había unos cuantos:
Qué buena pinta. Eso tiene que molar, es cierto. Vas ahí en tu velerito, aparcas en doble fila en la cala, te bañas, pasas la noche mecido por las olas acompañado de cuerpos esculturales. Probablemente el tuyo es un cuerpo escultural, de hecho. Y a la mañana siguiente, a visitar otra cala:
Bueno, es la misma porque los barcos no se han movido. Estarán haciendo tiempo, para qué te vas a mover del sitio, si lo tienes todo ahí: mar, luna, olas, cuerpos esculturales. Pero a la mañana siguiente habrá que irse, en la variedad está la diversión:
Siguen ahí. ¿Y por qué? Pues no se sabe, aunque yo tengo una teoría. La teoría es que en realidad el horizonte no es un horizonte real, sino que está hábilmente pintado. Como los barcos, que están para darle encanto a la escena. Es un decorado para que los turistas piensen que están en un lugar idílico. O para dar inspiración a poetas estilo Alberti:
Marinero en tu barca azul
que espantas a la gaviota:
la mar, lienzo de tul,
te dice que eres idiota.
O para que los artistas locales pinten cuadros de barcos, yo qué sé. El caso es que los barcos están allí para fomentar el buen rollo y para que uno los mire y piense que ahí se tiene que estar de vicio. Y oye, funciona. Pero en realidad esos barcos no existen. Y si habéis montado en uno y queréis decirlo en los comentarios, recordad que no es cierto, que lo más probable es que vuestro recuerdo sea un recuerdo introducido por Matrix y vuestra vida es una pura mentira. Y si tenéis la certeza de que no, que lo habéis vivido, tened la cortesía de guardaros el secreto para vosotros, que provocáis una envidia cosa mala en los demás, pobres mortales como tú, yo, el de ahí y el de al fondo, que no sólo no pasamos las vacaciones en barcos veleros, sino que tenemos cuerpos muy poco esculturales. Menos, por supuesto, usted, querido lector.