Me encontré hace poco y menos este cartel que pongo para su deleite:
En esta docta casa tenemos experiencia en carteles raros, pero que me aspen si este no es el más bizarro que hayamos visto nunca (lo de Mudanzas no forma parte del cartel en sí, pero le añade más magia aún si cabe).
Yo no sé si la Sala Shokolive se abarrotaría el 1 de febrero, pero no me extrañaría nada. Cómo resistirse a la sensualidad que emana del cartel, al marcianismo. Cómo resistirse a ver este hombre en directo, sin las seis patas pero sí con el traje de leopardo y los botines verdes:
Qué gusto por lo extraordinario, por ir al límite. Qué tipo. Como cuenta muy bien Iker Seisdedos
en este artículo que habla de Tomasito,
"si al principio estaba el disparate, Tomasito lleva ahí mismo toda la vida"
Un artista singular, no hay duda:
“Venga niño, cántate algo” y él revolucionaba sin saberlo el baile flamenco, introduciendo elementos de la cultura hip-hop, el claqué y otras geniales astracanadas.
Que por cierto, hay que recuperar la palabra astracanada. En este blog somos muy de astracanadas
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