lunes, agosto 27, 2007

¿Haciendo nada o haciendo michelín?

Afirma en este blog mi Otra Mitad, Don Txiquitín Palomares, que durante el último mes nos hemos dedicado a hacer “nada”, bien en Menorca, bien en Madrid.

Pues bien, yo puedo afirmar que eso no se corresponde a la verdad (su tremenda afición a otear chavalas en bikini me impone hacerle un fuerte marcaje durante las vacaciones y le sigo a todas partes), pues si hay algo que hemos hecho durante estas vacaciones ha sido hacer cosas. Principalmente: 1) perseguir a una niña de dos años y medio y 2) comer.

No voy a hablar mucho del duro yugo que supone ser padre de un niño pequeño y sí de esa bonita (y vale, reconozco que cara) afición que tenemos este señor tan simpático y yo a visitar grandes restaurantes de la geografía española. Como sé de buena tinta que, en breve, habrá un post dedicado a nuestras aventuras gastronómicas en Menorca, me concentraré hoy en haceros partícipes de un interesante descubrimiento que hicimos camino de un pueblecito en Guadalajara. Estoy hablando de un estupendo restaurante llamado Amparito Roca.

Ni Txiqui ni yo habíamos oído hablar de Amparito Roca antes, pero gracias a esos sacrificados señores que recorren nuestro país y otros poniéndose ciegos y luego concediendo estrellitas/puntitos/soles/etc., supimos de su existencia y no nos lo pensamos dos veces para hacer una reserva. Amparito Roca tenía excelentes críticas, una carta repleta de platos con nombres tan sugerentes como “alubias nuevas con caldo de nécoras” o “lomo de lubina salvaje confitada a 64º en arbequina" y estaba al lado de la salida 55 de la A 2 (imprescindible cuando te pierdes con el coche hasta para ir a casa de tus padres).

Cuando te presentas en un lugar así (de los que se tarda en comer más de tres horas) con una menor de dos años y medio no te esperas que te hagan una fiesta de bienvenida y sí que te tuerzan el gesto y te castiguen en una esquina de cara a la pared. Caso contrario a lo que nos ocurrió en este restaurante, donde el mismisimo Jesús Velasco (dueño y jefe de cocina) estuvo todo el rato pendiente de lo que la niña podía comer y le faltó tiempo para mandar servir unas croquetas de jamón de aperitivo (increíble la única que probé) atendiendo a los caprichos de Julia.

Pero vamos a lo que vamos. Menú de degustación en Amparito Roca. Lo que más me gustó: Gazpacho de Buey de Mar (increíblemente suave), Chipirones sobre Tallarines, tinta y dos almendras (para ponerles un piso), Almejas con verduritas, trucha y aceite de cítricos (servidas con una copita de un vino blanco fresquísimo y más ligero que muchas aguas de este país), Arroz meloso con berberechos y pulpitos (a este le pondría un chalé, lo más de lo más), cremoso de chocolate con naranja y su crujiente, infusión fría de hierbas de la Alcarria con frutillas y, como colofón final, café servido con una exquisita selección de golosinadas y menudencias varias. Y todo ello servido por una troupé de camareros amable, solícita y nada pesada (personalmente, me pone muy nerviosa tener todo el rato a un camarero pendiente de mí) en una gran sala en la que las mesas estaban tan separadas que ni sentimos que varios comensales fumaban a la vez. Estoy segura de que hubo otras cosas destacables (porque la verdad es que era todo delicioso pero no recuerdo el “todo”) pero después de dos horas de estar sentada en una mesa la niña esa que es pariente mía ya estaba aburrida de coquetear con aquellos camareros y tuvimos que entretenerla y llevarla varias veces a los baños (muy bonitos, por cierto) para que coqueteara con otros camareros nuevos en el local. A mí eso me despistó del todo y tengo un par de nebulosas color gris niebla en mi memoria. Pero, repito, todo me pareció estupendo y chipendi lerendi.

En definitiva, con nosotros triunfaron y con Julia ni te cuento.

Después de tan maravillosa experiencia, regresamos a nuestro coche y nos dirigimos a vivir otra maravillosa experiencia en las fiestas de Albendiego. Pero esa es otra historia, ese es otro post…





10 comentarios:

Palomares dijo...

Cada vez que te leo lo de La Otra Mitad me acuerdo de la novela de Stephen King, La mitad oscura. Esa en la que a un escritor le sale una personalidad siniestra que cobra vida a travé´s de una novela. Brrrrrr... qué repelús.

El arroz meloso-caldoso ese estaba de muerte, qué cosa más rica por Dios válgame.

Cayetana Altovoltaje dijo...

El ordenador lleno de babas. Qué bonito es comer.

Anónimo dijo...

¿Y no tenían fotos en la entrada?

Supongo que por el trato recibido pasaríais por alto esa carencia.

Me lo apunto.

Luisru dijo...

No sé por qué a las chicas se les ha pasado por alto, pero.. ¿No hay fotos de los camareros? Rebeca, Txiqui siempre te gana a la hora de colar en el blog macizos y, sobre todo, macizas. Tienes que estar menos pendiente de la comida y más de fichar a todo lo que se mueve, que nosotros sólo leemos este blog por las fotos de gente guapa.

Pedro dijo...

Slurps!!! (o la interjección correspondiente a relamerse las babas que precipitan sobre la barbilla)

A estas horas no se puede leer mensajes como este...

¡Qué rico debió estar todo!

Yo también me estoy haciendo un sibarita con los años... El domingo sin ir más lejos me fui a comer un arroz meloso con verduras y carne en un sitio del centro de Valencia (El Rall). Estuvo espectacular...

Por cierto, cuando Rebeca ha dicho lo de "la buena tinta" pensaba que habrían comido calamares... Luego fueron chipirones, pero da lo mismo.

Carlos dijo...

El Amparito Roca es fantástico, además de estar bien cerca de Madrid. Uno de mis favoritos y uno de esos restaurantes olvidados por la crítica.

Cuando vuelvo a Madrid siempre pienso que si estos sitios estuvieran por aquí habría ingentes cantidades de seres humanos a sus puertas.

Palomares dijo...

Ligasalsas, estuvimos toda la comida acordándonos de ti, de hecho, aunque no te habíamos leído recomendarlo nunca. Pero hicimos fotos con el móvil como tú con ánimo de documentar la comida -un desastre de fotos, por eso no hay ninguna-.

Estaría bien que en tu blog hicieses una lista de esos restaurantes olvidados por la crítica.

Anónimo dijo...

Veo que la nena va sacando ya el paladar heredado. No la habituéis a este tipo de comida o empezará a tirar platos en la cocina del comedor escolar cual Holly Golightly.

Por cierto, estuve buscando a Fuco Lois en la Casa del Libro y en la Fnac y no hubo manera. La próxima vez haré que mis estrógenos repriman a las hormonas masculinas y preguntaré. De verdad de la buena.

Palomares dijo...

Gellar, más que preguntar lo mejor es encargar; como la distribución es tan modesta lo normal es que el libro no esté, pero si lo pides te lo traen en un muy corto periodo de tiempo.

Carlos dijo...

En realidad las fotos que hago con el móvil son todas un asco y así se refleja en mi blog, no consigo hacer una de un plato que salga decente. Ultimamente consigo acordarme de llevar la cámara de vez en cuando y las cosas salen un poco mejor.

La idea de ir a sitios "olvidados" por la crítica es la línea que he decidido tomar. A partir de ahora es lo que veréis en mi blog, de hecho, ahora que lo pienso, quitando un caso, es de lo que he escrito.

Bueno, excepto si voy al Kabuki Wellington a gastarme cientos de tolfins, en cuyo caso también lo contaré con lujo de detalles. Pero sólo por fardar :).

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