martes, octubre 29, 2013
jueves, octubre 24, 2013
¡Qué guapa vas hoy!
Qué obsesión tiene la gente con los signos de exclamación y los puntos suspensivos.
Y qué fascinantemente distinta es la moda colombiana a la española. Qué de colores mezclados sin ton ni son, qué ceñidismos, qué escotes, qué manera de enseñar muslo, qué raro es hablar de vestidos y sacar una tía en bañador.
Que no me estoy quejando ni juzgando, ¿eh? (menos en lo de los colores).
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lunes, octubre 21, 2013
El verdadero rostro de Don Pimpón
Para los que no lo conozcan (que aquí me sigue mucho imberbe), Don Pimpón es el de la derecha:
Don Pimpón estaba interpretado por Alfonso Vallejo, un actor con una extensa carrera como secundario, que tenía una voz muy característica. Tan característica que no era difícil reconocerlo cuando terminó de interpretar a Don Pimpón, aunque nunca hubiéramos visto su verdadera cara. Que por cierto, era esta:
Por eso lo reconocimos cuando, una vez terminado Barrio Sésamo, Vallejo interpretó a otro muñeco, Astrako, en Los mundos de Yupi. Tremendo combo, ¿eh? Como interpretar a Willy Loman después de triunfar con un Hamlet.
El caso es que pasó el tiempo (muchos años) y de pronto nos encontramos con la misma voz, pero sin estar dentro de un muñeco. Y lo reconocimos, porque hay voces que no se olvidan. Vallejo interpretaba varios papeles en el programa de humor Agitación + IVA.
Es el señor del bigote, sí. Otro día hablamos de Miriam Benoit, de la que estuvimos muy enamorados (yo lo sigo estando) y que también sale en el vídeo.
Así que este podía ser el final de este artículo perfectamente: el verdadero rostro de Don Pimpón:
Se parece a don Serafín, mi profesor de Lengua y Literatura de EGB.
Pero en el Cerdo agridulce somos mucho más ambiciosos. Cuando empezamos este reportaje de investigación no queríamos averiguar quién era el actor que interpretaba a Don Pimpón. Qué va. Teníamos un objetivo mucho más trascendente. Queríamos averiguar esto:
¿QUIÉN COÑO ERA DON PIMPÓN?
¿A qué se dedicaba Don Pimpón? Chema era panadero, Julián era quiosquero, pero ¿qué hacía Don Pimpón para vivir? ¿Por qué se tiraba tantos episodios sin aparecer en el programa? La respuesta obvia es que era un narcotraficante, pero en Barrio Sésamo, un programa que trataba de promocionar el estilo de vida burgués americano (¡un saludo, Marvin Harris!), los delincuentes nunca aparecían, como si no hubiera crímenes en el mundo. Luego no era un narco.
De pequeño yo pensaba que Don Pimpón era un labriego, porque de vez en cuando iba con un zurrón, y porque a mí ese sombrero me parecía de campesino. Pero no lo era, porque nunca llevaba azada.
Y la cosa podría haber quedado así, como uno de esos misterios que nunca se resuelven (¿quién mató al Comendador?), hasta que de pronto tropezamos con la Canción de Don Pimpón, la piedra Rosetta de este artículo:
Acabáramos. ¡Era viajero por vocación! Eso explica por qué no salía durante tantos episodios y luego reaparecía. No sabemos cómo financiaba esos viajes (mis abogados me dicen que no puedo decir que gracias al narcotráfico), pero nos da igual, porque esa canción nos explica todo lo que queríamos saber sobre Don Pimpón.
Fíjense en algunos versos que nos dan la pista de la verdadera identidad de Don Pimpón:
He recorrido el ancho mundo(...)
Traigo en la barba polvo africano
y en los zapatos barro oriental;
toqué la luna con esta mano
y en ella tengo mi libertad.
En mi bolsillo hay cosas bellas
piedras antiguas en mi zurrón.
Guardo en mis ojos miles de estrellas
y el mundo entero en mi corazón.
¿Caéis? ¿No? Yo os ayudo poniendo otros versos:
Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta (...)
Y que la menor articulacion de mi mano puede humillar a todas las máquinas.
También soy como tú: con uno y muchos rostros (...)
(Yo soy inmenso, contengo multitudes.)
Me dirijo a quienes tengo cerca y aguardo en el umbral:
¿Quién ha acabado su trabajo del día? ¿Quién terminó su cena?
¿Quién desea venirse a caminar conmigo? (...)
Hasta que me escabullí de mi asiento y
me fui a caminar solo,
en el húmedo y místico aire nocturno,
mirando de rato en rato,
en silencio perfecto a las estrellas.
¿No están en la misma onda? Claro que lo están. Ya te lo digo yo. Porque es el mismo personaje. Alguien que viaja y que habla de piedras antiguas y de estrellas y de la perfección de la Naturaleza y de manos y de libertad y de caminar por ahí. Alguien cuyo mayor éxito es un libro llamado Hojas de hierba (¿alguien más ha pensado en NARCOTRÁFICO?). Walt Whitman:
No me diréis que no es sospechoso que Walt Whitman también llevara un sombrero, uno tan parecido al de Don Pimpón. ¿Y la barba? Sí, es más corta que la que llevaba Vallejo bajo el traje de Don Pimpón. ¿O tal vez no?
Este es un cuadro de Gregorio Prieto basado en el propio rostro de Walt Whitman y el verso de Lorca sobre él (Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,/ he dejado de ver tu barba llena de mariposas), que cuenta muy bien la personalidad de Whitman, la personalidad en la que muy probablemente se inspiraron los creadores de Don Pimpón: un hombre libre, un trotamundos, que va de un lugar a otro disfrutando de la Naturaleza, sin más preocupaciones, un caminante, un señor con sombrero, un tipo que va por ahí con una brizna de hierba en la comisura de los labios, un tipo que habla con erizos gigantes rosas como si fuera lo más normal del mundo.
Don Pimpón es Walt Whitman.
Este es un cuadro de Gregorio Prieto basado en el propio rostro de Walt Whitman y el verso de Lorca sobre él (Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,/ he dejado de ver tu barba llena de mariposas), que cuenta muy bien la personalidad de Whitman, la personalidad en la que muy probablemente se inspiraron los creadores de Don Pimpón: un hombre libre, un trotamundos, que va de un lugar a otro disfrutando de la Naturaleza, sin más preocupaciones, un caminante, un señor con sombrero, un tipo que va por ahí con una brizna de hierba en la comisura de los labios, un tipo que habla con erizos gigantes rosas como si fuera lo más normal del mundo.
Don Pimpón es Walt Whitman.
Documento fotográfico extraído de un informe clasificado de la CIA.
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viernes, octubre 18, 2013
Impuestos intermitentes
Fíjense qué interesante cosa pasa con los impuestos en Madrid si eres emprendedor.
Si vas por la calle, te encuentras una marquesina que te dice que no tienes que pagar impuestos:
¡Toma ya! Qué bien, ¿no?
Lo malo es que luego mires en internet y te tropieces con la misma publicidad, porque ahí de pronto ya no parece tan chollo:
O sea, que sí pagas, pero te devuelven algo.
No es precisamente lo mismo.
Huele a dos posibilidades: o estamos ante una astuta oferta adaptada al canal, o alguien se ha pasado de frenada y ha prometido algo que no es verdad, ha impreso las marquesinas, las ha puesto por todo Madrid y luego ha rectificado en banners al darse cuenta del error.
O también puede ser, vamos a hilar fino, que haya quien piense que decir En Madrid si emprendes no pagas impuestos quiere decir que no pagas [algunos] impuestos. Lo que sería el colmo de la cara dura y un intento muy irritante de engañarnos. Publicidad engañosa del Ayuntamiento. Muy bien.
Si vas por la calle, te encuentras una marquesina que te dice que no tienes que pagar impuestos:
¡Toma ya! Qué bien, ¿no?
Lo malo es que luego mires en internet y te tropieces con la misma publicidad, porque ahí de pronto ya no parece tan chollo:
O sea, que sí pagas, pero te devuelven algo.
No es precisamente lo mismo.
Huele a dos posibilidades: o estamos ante una astuta oferta adaptada al canal, o alguien se ha pasado de frenada y ha prometido algo que no es verdad, ha impreso las marquesinas, las ha puesto por todo Madrid y luego ha rectificado en banners al darse cuenta del error.
O también puede ser, vamos a hilar fino, que haya quien piense que decir En Madrid si emprendes no pagas impuestos quiere decir que no pagas [algunos] impuestos. Lo que sería el colmo de la cara dura y un intento muy irritante de engañarnos. Publicidad engañosa del Ayuntamiento. Muy bien.
jueves, octubre 10, 2013
Ojalá hubiera ido a esta fiesta
¿Te imaginas?
Tú,
yo,
el pavo,
el sombrero,
las copas a un euro.
Y los micrófonos.
Cómo habría sido el día de después. Resucitar y sentir que igual la copa de Hendricks no era de Hendricks sino de Brummel. Pero, ¡eh! ¿Y lo que nos reímos?
Echo de menos los tiempos en que este me parecía un buen plan.
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