martes, marzo 28, 2006

Un libro que aún me arranca escalofríos

El primer libro que recuerdo haber comprado en mi vida es El mundo perdido, de sir Arthur Conan Doyle. Yo tendría nueve años –la edición que tengo está fechada en 1983- y en mi pueblo se celebraba la Feria del Libro; que había tres casetas en la Plaza del Ayuntamiento, vamos. Por primera vez mi madre me dejó elegir un libro yo solo; y si existe un niño de nueve años capaz de resistirse a una portada con un dinosaurio rugiendo, yo no quiero conocerlo, gracias.


A mi madre no le gustó: es una mujer a la que los monstruos despedazando seres humanos no le hacen mucha gracia. Entonces yo argumenté que el autor era buenísimo, pues era Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes; luego yo ya conocía a Sherlock Holmes por aquel entonces. Mi madre cedió.

La novela trata de las aventuras del profesor Challenger (“un cerebro superdotado en un cuerpo de hombre de las cavernas”, dice la contraportada) y sus compañeros, que emprenden una expedición a una meseta en la que, resguardados del paso del tiempo, sobrevive un ecosistema compuesto por dinosaurios. Sin experimentos genéticos, porque estamos a principios del siglo XX.

El mundo perdido es una obra maestra del género de aventuras: es divertida, ágil, emocionante, bien hilada, fomenta el compañerismo y se lee de un tirón. Ha pasado casi un siglo pero se conserva fresca como el primer día: Malone es simpático, Challenger arrogante, Summerlee fastidioso y lord John Roxton el héroe que sueña ser cada adolescente.

No sé cuántas veces he leído este libro, cuántas veces he pasado sus páginas y he reído con Challenger, cuántas he corrido aterrado con Malone perseguidos por aquel monstruoso dinosaurio con cabeza de sapo, cuántas veces me he sobresaltado al descubrir al mono hombre en el árbol gingko; docenas, seguro. Y cada vez lo he disfrutado como el primer día. A pesar de que el libro está manoseado y gastado en los bordes se conserva en buen estado y aún lo hojeo de vez en cuando. Abro el libro y lo acaricio, y me tropiezo con su primer capítulo: Los heroísmos nos rodean por todas partes, y se me pone la piel de gallina*. Y tropiezo con las espléndidas ilustraciones de Margarita Cuesta-Pamies que jalonan la novela en la edición de Anaya, tan distintas a las ilustraciones para niños que estaba acostumbrado a ver en libros, y me entra un cosquilleo nostálgico.

Porque ha habido otros libros que he leído más veces, pero a ninguno tengo más cariño que a este. Y ha habido muchos más libros importantes en mi vida, pero ninguno ha conseguido llenarme de tanta ilusión como este primero, cuando aún tenía nueve años y comprar un libro y luego leerlo era una de las cosas más emocionantes que se podían hacer en la vida.


*Ya que ayer hablábamos de comienzos, estas son las primeras frases del libro:
Su padre, el señor Hungerton, era verdaderamente la persona menos dotada de tacto que pudiera hallarse en el mundo; una especie de cacatúa pomposa y desaliñada, de excelente carácter pero absolutamente encerrado en su propio y estúpido yo.


15 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta que Jose haya sacado el tema de "Mi primer libro" (mi primer amigo, mi primera canción... mi primera colonia Chispas)porque eso me permite hablar de un verano agobiante enclaustrada entre las torres de Benidorm (malditos años 80) y un gran descubrimiento: Sir Walter Scott. El primer libro que compré yo solita fue El Pirata de Sir Walter Scott, una edición gastada en una tienda de libros de segunda mano y que me bebí aquella misma tarde (por aquel entonces mi vida social era bastante poco social). Para los que no hayáis leído nada del viejo Sir Walter os recomiendo empezar por este libro: piratas, mitología, crackens, amor y naufragios varios... Aunque mucho me temo que para que se te pongan los pelos de punta con este libro tienes que tener menos de 15 años. En fin, que ese libro de color rojo, plastificado para no descomponerse más, vaga aún por nuestra biblioteca y hoy se me han despertado las ganas de volver a leerlo. Gracias, Txiqui. ¿Tú crees que algún día Julia...?

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

Yo creo que el primer libro del que tengo gran recuerdo es "La guerra de los botones", de Louis Pergaud. Fue un libro que cogi en la biblioteca (con ese carnet gratuito que te dejaba coger dos libros por 15 días) gracias, como no, a un consejo de mi hermano
También recuerdo con especial cariño a Relato de un naúfrago de Gabriel García Márquez y Rebelión en la Granja de George Orwell (los dos de lectura obligada en mi instituto)

Palomares dijo...

Sospecho que Julia se va a quedar anclada para siempre en "Tino el Cochino".
¿Cuál fue el primer libro que compraste, Miguel?

Anónimo dijo...

mmmm, el primer libro de ficción en la nebulosa red de mis recuerdos es una novelita de Julio Verne, "cinco semanas en globo", llena de aventura, emoción, peligros, personajes atractivos (eran niños como yo, pero inmersos en una hégira indeseada por el Continente Negro) fieras salvajes, riesgo, amor, un globo!

De ese momento mágico de mi niñez me queda una fijación romántica con África, Kenya en particular.
Y eso me lleva a uno de los principios de novela más impactantes que retengo en mi pequeño baul de los recuerdos, ligándo con el tema de ayer, ya que, desgraciadamente, aun no conocía este blog (menudo fallo, Txiqui)y no participé.

Yo tenía una casa en África....

De Verne, obviamente, pasé a Tarzán de los monos, de cuya lectura conservo un diccionario de pseudo-swajili que recopilé cuidadosamente durante el año que tardé en leerme las ventitantas novelas.
Y mi amado E.R. Burrougs me llevó de la mano a Venus y Marte, de donde nunca más, afortunadamente, conseguí regresar :)

Besos, y suerte en tu singladura, capitán Palomares.

Ricardito ëmore dijo...

No recuerdo cuál fue el primer libro que me compré, pero estoy seguro que ya era mayorcito para entonces, porque no cuentan los “mortadelas” supongo :p . Sé que a los 14 años yo empecé con la saga de “La espada de Joram” gastada de mi bolsillo, porque en la biblio estaba imposible encontrar las “Crónicas de la Dragonlance” y la susodicha “Espada…”. Como siempre he tenido la suerte de que mis padres me compraban libros, y tampoco los devoraba como nuestro amigo Jose Antonio… (para mi es imposible tratarle de “Txiqui ahivalahostiajoder”, Palomares a lo sumo), pues no tenía esa necesidad de enchufarme en vena literatura semana. Eso sí, los mortadelas corrían de mi cuenta o como regalos. (Siempre me acordaré de la Leyenda negra que surgió entorno a nuestro amigo J.A.,-aunque ya me aclaró que era totalmente falsa-, que decía que cuando era castigado , sus padres le retiraban la lectura y nuestras infantiles mentes imaginaban al pobre infante con un mono literario que ni Inmanol Arias interpretando a “El Lute”). Eso sí siempre me acordaré de la mayoría de libros que leí en el cole, cuando Serafín nos mandó leer… ¿un mínimo de 12 o 20 libros eran?, 5 de ellos o así obligados, entre los que se encontraban los famosos de Delibes “el príncipe destronado” (no estaba mal, pero …) “Las ratas” (…terminó de convencerme de que Delibes no era lo mío). Me acuerdo con mucho agrado de esas primeras novelitas fantásticas como “Doneval” y su continuación “Favila” de las que creo que saqué el gusto por la saga Medievo-Fantástica que he desarrollado hasta ahora, que estaban entre los libros de elección libre que escogí de la biblio del cole (Favila tuve que comprármelo, mejor dicho, me lo compraron) para completar

Eso sí, me acuerdo perfectamente cuál fue el primer libro que me leí (aunque mi madre dice que no fue ese, pero quién va a tener más razón, ¿yo con 8 años o mi madre con unos pocos más?: Meter Pan (síu, bueno, tenía alguna ilustración que otra, pero…). Luego vinieron “Los Hollyster” y un poco detrás “El club de los Cinco”. Me temo que mi gusto por la literatura de calidad no se desarrolló completamente, pese al intento de mi padre de endiñarme sus libros de Sandokan (a los 15-16 años los devoré , eso sí). Lo mío eran los tebeos y los dibujos, asi que cuando era pequeño, me hice con una colección de “famosas novelas” en plan comic, entre los que se encontraban varios de Walter Scott (WoodStock, Vieja mortalidad…), Salgari (La cimitarra de Buda), varios de Verne entre los que se encuentran “El mundo perdido”, alguno de Kart May (del oeste) y muchos otros.

Ahora bien, sin que fuera el primer libro que me compré, sí que me acuerdo de los dos primeros libros que leí con pasión, cuando tenía 12 años, salió una colección de novelas de bolsillo de buenos autores. Como siempre , con el primer lanzamiento vendían dos novelas al precio de una, que nuestros padres nos compraron a mi hermana y a mí: “El ‘ultimo de los mohicanos” y “Miguel Strogoff”. Para mí esta última me llenó muchísimo, quizá no tanto como a Palomares su “Mundo perdido”, pero de vez en cuando vuelvo a releerlo y me acuerdo con nostalgia de cómo, incluso durante navidades, cuando todos los familiares se encontraban reunidos ya en el salón, yo seguía en mi habitación devorando las millas entre Moscú e Irtkusk (creo que se escribe así) y lo malo malísimo que era Ivan ¿Ogareff? (bueno, muy muy malo :P). Para mí, ese es mi “Mundo Perdido”

Palomares dijo...

Caramba, Gon, Ricardito, me sorprende muchísimo que en la retahíla de libros que has citado no aparezca El misterio del cuarto amarillo.

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

Vaya, tenía una pregunta pendiente de contestar, y yo con estos pelos...
Al lío.
Supongo que el primer libro que me compré fue "El señor de los Anillos", es su edición de bolsillo, y esto debió ser más o menos cuando trabaja, nada de adolescencias ni cosas de esas.
En mi defensa he de decir que teniendo un hermano como el que tengo no es necesario comprar libros, siempre puedes "robárselos" a él.

por cierto, Ricardo, aunque, enfectivamente, no le "castigaban" sin leer cuando se portaba mal sí, que he visto a mis padres más de una y más de dos veces arrancarle a mi hermano un libro de las manos para obligarle a salir a la calle a jugar.

Palomares dijo...

Miguel/Tirkha también se enfrentó al reto de "De profesión, fantasma", pero fracasó. Oooooooh.

Claro que no me castigaban sin leer cuando me portaba mal. ¿Cuándo me he portado yo mal? O:-P

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

Claro, pero es que yo me enfrenté sin alicientes extras....

De todos modos es uno de los pocos libros que no he podido leer. Ese, uno de un tigre (lo mismo era este) y el de Dracula, que cometí el error de cogerlo en la biblio junto al del Señor y claro, no hay color.

Palomares dijo...

Eres un blasfemo.
El del tigre puede que fuera Mi hermana la pantera -en efecto, no era un tigre-, en la misma colección de Barco de vapor, de Djibi Thiam.
Drácula es una obra maestra, aunque su ritmo moroso -ay, qué duro fue el XIX- igual no es el mejor aliciente para un niño. Peromerece la pena. Dale otra oportunidad, hombre.

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

¡Ese! ¡Ese era! mi hermana la pantera.
Lo cual me lleva a que no recuerdo nada de "De profesión, fantasma" ¿Seguro que empecé a leerlo?

En el caso de Drácula, no digo que sea malo es sólo que en aquel momento no podía leer otra cosa que el señor de los anillos, qué le vamos a hacer, uno es así de friqui....

Palomares dijo...

Llegaste al capítulo 3. Varias veces. "Después del capítulo 3 empieza lo realmente divertido", decía yo. Nunca pasaste del 3.

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

Como decía el maestro: "No tengo recuerdos de esta estancia"

Palomares dijo...

Aquí me has pillado. ¿La abadía del crimen?

tirkha/MAP/Miguel Angel dijo...

Gandalf en Moria

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