A mí lo que más me preocupa en el mundo es no resultar cansino, le tengo pánico a ser cansino. Será complejo de inferioridad o algo, pero todo el rato me pregunto a mí mismo si soy cansino, y cuando ya me tengo harto, le pregunto a Rebeca. Oye, tú, ¿no estaré siendo cansino? No, qué va. ¿Seguro? Sí. ¿Pero seguro? Que sí. No lo dirás por hacerme callar... Que no. Tú si soy pesado me lo dices. Sí, no te preocupes. Que a mí lo que más me preocupa en el mundo es no resultar cansino, le tengo pánico a ser cansino. Ya, ya lo has dicho, al principio del párrafo. ¿Te parezco cansino si repito las cosas? No. Porque si te parezco cansino... ¿Quieres dejar de darme la brasa? ¿Te estoy dando la brasa, soy un pesado? No, cariño, digo que eres un brasa porque eres una estufita, una fuente de calor perfecta en estas largas noches de invierno. Ah. Pero cansino no. No.
En fin, que no me gusta ser cansino, y por eso, como habíamos hablado ya mucho de Heidi Klum, primero aquí, y luego lateralmente al hablar de su maridito, me había hecho el propósito de no volver a hablar de ella por lo menos hasta diciembre y alternar con otras cosas. Es el típico truco de las revistas esas de macizas como FHM o Maxim o GQ, te plantan un reportaje de una tía buena, luego otro de algo sin interés, luego otro de una tía buena, luego otro sin interés, etcétera, y así no resultan cansinos ni con una cosa ni con otra. Bueno, a mí lo que me han dicho, yo nunca he visto una revista de esas.
Pero la actualidad manda que es una barbaridad, y nos vemos obligados a hablar de Heidi una vez más. Veo en Llámame Lola que ha protagonizado un anuncio para el desfile de Victoria's Secret -desfile en el que también participa junto a otras mujeres perfectas pero menos lenguaraces-. Y en esta casa se habla de publicidad, así que aquí va:
En fin, que no me gusta ser cansino, y por eso, como habíamos hablado ya mucho de Heidi Klum, primero aquí, y luego lateralmente al hablar de su maridito, me había hecho el propósito de no volver a hablar de ella por lo menos hasta diciembre y alternar con otras cosas. Es el típico truco de las revistas esas de macizas como FHM o Maxim o GQ, te plantan un reportaje de una tía buena, luego otro de algo sin interés, luego otro de una tía buena, luego otro sin interés, etcétera, y así no resultan cansinos ni con una cosa ni con otra. Bueno, a mí lo que me han dicho, yo nunca he visto una revista de esas.
Pero la actualidad manda que es una barbaridad, y nos vemos obligados a hablar de Heidi una vez más. Veo en Llámame Lola que ha protagonizado un anuncio para el desfile de Victoria's Secret -desfile en el que también participa junto a otras mujeres perfectas pero menos lenguaraces-. Y en esta casa se habla de publicidad, así que aquí va:
Madre mía, ¿eh? Está bien que se lo tome con esa naturalidad, es muy refrescante ver cómo una mujer se magrea los pechos tranquilamente y bromea sobre ellos. No, espera, no era refrescante la palabra, cuál era. Cansino no. Otra. Excitante. Eso. En cualquier caso decía que está bien que se las tome con naturalidad; dicen en Llámame Lola, de hecho, que en una entrevista la Klum reconoció que había puesto nombre a sus pechos: Hans y Franz. Que sí. Tú haces muy bien, salá. Quizá un poco pasada. Pero seguro que a Seal le parece estupendo ver cómo su mujer juega con sus tetas delante de todo el mundo, y cómo luego se pasea vestida como una golfa con sus amiguitas que van también vestidas como golfas, en una retransmisión para toda América a través de la CBS, que es como decir para todo el planeta vía Torrent, mientras él está a pan y agua por lo del niño pequeño. ¿A ti qué te parece, Seal? ¿No contestas? No, claro que aún estás en el baño. Tranquilo. Esperamos. Tú tómate el tiempo que necesites.