En la Guerra de los Chinos no hay lugar para la compasión ni para flaquezas. El Minichino sabe que su única posibilidad es ser ágil frente a su gigantesco rival. Por eso lanza continuamente nuevas ofertas:
¿Es lo mismo que antes? ¡No! ¡No y mil veces no! Han puesto Leche para concretar su oferta y han añadido dos ojos al cartel. Para humanizar la oferta, sin duda. No es un chino sin alma el que hace las ofertas (entendido chino como tienda), es un chino con sentimientos y ojos (entendido chino como ser humano). Sobre si los ojos son rasgados o no hay mucho que opinar.
Naturalmente, el SUPERCHINO ha contraatacado. Pero para nuestra sorpresa (y la vuestra) no lo ha hecho conectando el luminoso de OFERTA que tenía, sino copiando vilmente al Minichino. ¡Qué sucio!
No han puesto ojos, eso sí, y ese ha sido su gran error. Porque a nosotros nos gusta el factor humano. Y eso lo sabe bien el chino de las uñas amarillas, que ha decidido dar un paso más allá en la batalla y entrar en el cuerpo a cuerpo. Ahora si entras a comprar agua mineral te dice:
-Tú tomas mucho agua... No me extraña que tengas tan buen tipo...
Así de marrullero es el sujeto, sí. Bueno, más. Porque también dice esto:
-Aquí se venden productos españoles, allí -señalando el SUPERCHINO-, no.
Esto va a acabar muy mal.
-Tú tomas mucho agua... No me extraña que tengas tan buen tipo...
Así de marrullero es el sujeto, sí. Bueno, más. Porque también dice esto:
-Aquí se venden productos españoles, allí -señalando el SUPERCHINO-, no.
Esto va a acabar muy mal.
3 comentarios:
¡¡¡Realmente los ojos del cartel de oferta son de chino !!!(de persona, no de tienda). Qué arte, a pesar de las uñas amarillas (y me temo que no de nicotina).
jajajajajajajaajajajajajaja. He dicho.
Ay, me parto!
Ahora recuerdo por qué no debo leer este blog en el curro...
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