Tú compras un producto Apple y sabes lo que te vas a encontrar. Aquí voy a dejar un espacio para que cada uno piense lo que se va a encontrar, porque dependiendo de si eres adicto o si crees que es para pijos pensarás con símbolos de corazoncitos o de rayos y truenos. Porque hacen sus productos usando el mismo estándar de calidad. Que han construido una imagen de marca.
Y así los Volkswagen son fiabilidad, y los Ferrero Rocher, naturalmente, la expresión del buen gusto. Y sabes que Cerdo agridulce es risas y macizas. No hay que decir mucho porque ya sabes qué vas a obtener.
Y lo mismo pasa, parece ser, con las películas porno:
Uno pensaría que con lo específicos que son los gustos de cada uno y los cientos de fetiches que existen, el potencial espectador de una peli porno en una sala X (siguen existiendo, sí) necesitaría más información que la nacionalidad de la película. Pero se ve que no, porque basta con decir que está producida en Alemania (o en EEUU o en Hungría) para que el espectador sepa. Porque del título poco podrá deducir. ¿Qué habrá sido de aquellos sonoros títulos de películas porno de antaño?
3 comentarios:
Yo siempre me acordaré de ese fantástico título que todos conocemos: "El fontanero, su mujer..."
Yo a veces dudo hasta que exista esa película. ¿Será un trucho?
Caray con el mayordomo, qué largo tiene el maromo.
Existe.
Y tenía que decirlo.
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