¿Es este el mejor cartel publicitario de todos los tiempos?

Es de una peluquería del barrio. No de esta. De otra. La competencia.

Yo digo SÍ.

Pero podéis votar en los comentarios.


Esto sí que es una promoción clara y agresiva. Bastante agresiva, diría yo.

Un Lávalo guarro sofisticadamente diabólico

Cuando parecía que no se podía innovar en la categoría de Lávalo guarro (acuérdense de hits legendarios en el Cerdo agridulce como este), nos llega este sorprendente Lávalo guarro escrito para poder ser leído desde dentro del coche. Brillante.

Las furgonetas como soportes publicitarios

Es un poco una epidemia. Después del magnífico recurso del otro día, por doquier aparecen nuevas furgonetas que buscan conseguir el aplauso del Cerdo agridulce. Pero el aplauso está muy caro, aquí no aplaudimos porque sí. Aquí sobre todo levantamos la ceja así. Y más frecuentemente, hacemos así.

El caso es que aquí tenemos un camión que usa su superficie de anuncio publicitario (click para ampliar y apreciar en toda su magnitud):



Vale. Muy fino y elegante no es. Es cierto que va al corazón del servicio que ofrecen, porque es una empresa de pocerías, pero decirle al cliente que cague tranquilo porque ellos se ocupan de los demás... En fin. Muy bonito también el homenaje que se ve en la esquina superior izquierda: ¡¡¡Si le gustan las chapuzas no nos llame!!! Homenaje a los míticos carteles de Los Guerrilleros y su no menos mítico, pónganse en pie en señal de respeto, por favor: NO COMPRE AQUÍ. VENDEMOS "MUY CARO".

Ay, qué tiempos, esas comillas.

Se agradece la participación, pero me temo que no desplaza del podio a nuestra empresa de control de plagas, lo siento.

Nada que ver con este otro ejemplo de publicidad informativa pura y dura:

Del que lo mejor que se puede decir es que no han usado la Comic Sans.

Y que se entiende lo que quieren decir.

Y que se equivocan al escribir la calle, porque es Gutierre de Cetina, no Gutiérrez de Cetina.

Inspiración

A veces escribes un borrador de una entrada y como no lo publicas de inmediato queda desfasado y piensas que has dejado pasar una oportunidad, pero no es verdad. Si esperas el tiempo suficiente, la serendipia o lo que sea te vuelve a poner la actualidad a tu servicio; y entonces tú metes la entrada en el microondas y la sirves bien calentita.

O sea:

En las agencias de publicidad había muchos momentos en los que tú estabas seco de ideas y entonces pillabas libros de publicidad o recopilaciones de anuncios o cosas así para inspirarte. No para copiar, no; para inspirarte: si tienes diferentes estímulos se te ocurren cosas distintas. Ves un pez y empiezas a pensar en peces y sirenas y Neptunos y barbas muy largas. Y luego ves una botella de mármol y piensas en ángeles y espadas flamígeras y chicas que son una tentación y etcétera.

Y luego llegaron los tiempos en que estaba YouTube y uno ya no acudía a las estanterías en busca del One Show. Lo cual es un error, en el fondo. En una de las últimas agencias que me despidieron se lo tomaron tan en serio que acabaron por tirar todos los libros. Y durante algunos días este era el aspecto de las Estanterías de Inspiración:



Visto desde más cerca:



Era gracioso pensar que la única inspiración de la agencia venía de la misma fuente.

Estampas de Madrid

Es raro ser de Madrid, o estar en Madrid un tiempo (suponiendo que no sea lo mismo) y no tropezarse con los hermanos heavies de la Gran Vía. Estos, vamos:



La foto es de aquí

Y es igual de raro no haberse tropezado con el Vaquero del Rastro, un motorista con cientos de muñecos pegados a su moto. Fascinante su historia.

Yo me lo he cruzado cientos de veces y nunca había podido hacerle una foto. Por eso me hizo mucha ilusión encontrarme con su moto aparcada al lado de un bar.

Y eso es todo, no hay más. Que me hizo ilusión y la comparto con vosotros.