Repasando fotos antiguas hechas con el móvil antiguo (ya veréis cómo lo notáis), me he encontrado con este bello ejemplo de lo fácil que es echarle las culpas al jefe:
En imprenta, un clásico Disculpen las molestias que les pueda ocasionar (por no permitir fiar), que a mí me recuerda poderosamente a la letanía de los que piden en el Metro. Firmado La dirección. Y en un informal tono, pero también firmado por La dirección (?), un Nos han prohibido fiar, echando la culpa de la decisión a otro que resulta ser él mismo; pero con letra manuscrita, como si tuvieran otra personalidad.
1 comentarios:
No es gente de fiar.
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