lunes, marzo 12, 2012

Esencialmente, mi jefe es un cabrón, pero yo soy majete

Repasando fotos antiguas hechas con el móvil antiguo (ya veréis cómo lo notáis), me he encontrado con este bello ejemplo de lo fácil que es echarle las culpas al jefe:

En imprenta, un clásico Disculpen las molestias que les pueda ocasionar (por no permitir fiar), que a mí me recuerda poderosamente a la letanía de los que piden en el Metro. Firmado La dirección. Y en un informal tono, pero también firmado por La dirección (?), un Nos han prohibido fiar, echando la culpa de la decisión a otro que resulta ser él mismo; pero con letra manuscrita, como si tuvieran otra personalidad.


1 comentarios:

Alberto Ramos dijo...

No es gente de fiar.

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