Interior de una de las habitaciones en un momento en el que no se está usando.
En efecto, el ISO 9001 (qué nombre tan peculiar, como de Terminator) garantiza que las habitaciones de La Perla Negra y La vie en rose (también nombres peculiares, como de barco pirata de Salgari) cumplen con altos estándares de calidad. Y uno puede sentirse nostálgico y pensar que qué faena, que a las meublés que salen en las novelas de Vázquez Montalbán y González Ledesma nunca les hubieran dado un certificado de calidad. Pero yo, ya ven ustedes, me alegro mucho de que haya empresas dedicadas a la muy necesaria tarea de proporcionar un sitio en el que jugar a médicos que se tomen en serio el tema de la calidad. Por dos razones:
1)
A mí me tenia asustado esta repentina deriva ultraconservadora como de los años 80 que hacía que el sexo fuera algo que no se debería ver o hacer. Me parecía muy preocupante que los ídolos de las jovencitas, los Jonas Brothers, fueran por ahí con sus anillos de castidad. Afortunadamente, de los Jonas Brothers no sabemos nada desde hace un tiempo, las chicas Disney vuelven a ser tan golfas como era de esperar (un saludo, Miley Cyrus, y otro para tu lengua) y la mejor idea del año pasado, Bang with friends, sigue funcionando (aunque a mí nadie me hace caso; carita triste).
Así que voto sí a normalizar el sexo en la sociedad.
2)
Que una empresa con locales para el tralarí tralará se decida a pedir el ISO 9001 me parece una genialidad táctica. Primero porque se distancia sideralmente de la competencia en algo que es muy sensible para el cliente. De repente el resto de sitios en los que llevar a un ligue durante un par de horas me parece sórdido, sucio y de garrafón. Y segundo porque demuestra que hay alguien que se preocupa porque tú estés en las mejores condiciones ambientales posibles para echar un polvo (o jugar al cinquillo o echarte una siesta, lo que quieras hacer dentro). Porque, según informa su web, en las habitaciones hay duchas con cromoterapia, pantallas de 60 pulgadas (por si quieres ver Sálvame con tu pareja) y cafeteras Nespresso.
¡Toma ya!
A mí el detalle de la cafetera Nespresso me ha encantado, aunque tenga el peligro de que, sudoroso tras un polvo, de pronto te aparezca John Malkovich y te diga: "Mmmm, Volluto, my favourite" con el consiguiente paro cardíaco. Pero me ha encantado porque le da nivel al sitio, pero también lo humaniza, lo convierte en algo que combina el erotismo con la mesa camilla. A lo mejor es que no quieres sólo follar, quieres pasar un rato y hablar del tiempo, contarle a la chica que te has leído un libro buenísimo llamado Cómo se hace una pastilla de jabón, yo qué sé.
Es bueno tener un sitio así que sabes que te va a sacar de un apuro, que vas a quedar bien con la moza pero no va a haber confusiones ni romanticismos de estos de "vamos a dormir juntos y ver cómo nos despertamos".
Por ejemplo:
Bar Refaeli.
Tú imagínate que un día, paseando por Barcelona, te encuentras con Bar Refaeli (mi übermusa del último año, una mujer que conseguiría fácilmente el ISO 9001). Hablas con ella, la seduces contándole chistes de bilbaínos y la chica se muestra de acuerdo en ir a algún lugar a consumar las simpatías. Y tú no te la vas a llevar al Ritz, que vas a tener que pagar por toda la noche. Porque tú no quieres pasar toda la noche con Bar. Tú sabes que a Bar Refaeli le olerá el aliento por la mañana y tendrá la boca pastosa igual que todos. Tú sabes que Bar va a ponerse a contar aburridas historias de supermodelos (suponiendo que Bar Refaeli sepa hablar, de lo cual hay dudas: no ha contestado ni uno solo de los cientos de tuits en los que la he mencionado). A saber si ella te habla de matrimonio y de tener críos. Madre mía con Bar. Al final te vas a ir hastiado y el recuerdo de lo que podría haber sido una experiencia maravillosa será el de un bluf. No rompamos la magia de Bar Refaeli, por favor.
En cambio si te llevas a Bar a uno de estos locales, pongamos La Vie en Rose, sabes que todo va a ser diferente; y ella también lo sabe, claro que sí. Vais a estar cuatro horas ahí (yo creo que cuatro horas bien empleadas son suficientes), vais a sudar (no hay nada como un plazo de entrega para inspirarse), vais a sentiros bien, vais a disfrutar. Bar Refaeli va a pensar: Este es un tío con clase. Igual se toma un café contigo.
Bar Refaeli: ¿Viene ese Ristretto o qué?
Y lo más importante: en cuatro horas vas a volver a estar fuera, en las calles de Barcelona. Porque si estás fuera, en las calles de Barcelona, vas a poder buscar a Irina Shayk. Porque, amigo mío, si has conseguido enrollarte con Bar Refaeli significa que no estás tan lejos de enrollarte con Irina Shayk. Algo tendrás. Habrán sido los chistes de bilbaínos, habrá sido lo que sea, pero Irina es alcanzable. Tan alcanzable como Bar.
Me estoy quedando roque; o revolcón o café.
Reserva cuatro horas en La vie en rose. Más no, que a Irina le huele el aliento por las mañanas, como a todos. Y piensa en que tal vez Scarlett Johansson puede estar de paso por Barcelona.
4 comentarios:
"deriva ultraconservadora como de los años 80"... ¿tú no has vivido los 80 verdad?
Era un inocente niño, Anónimo. Pero diría que en los 80 el conservadurismo no fue sólo político, sino moral. En el mundo al menos, en España no porque llevábamos retraso.
Pues para tu información, en cuanto a moral, apertura sexual y libertad, había mucha más que ahora, sí, en España. Estamos retrocediendo a marchas forzadas, y no a los 80, sino a los 50 diría yo.
Claro. Ya digo que llevábamos mucho retraso por la dictadura y en España imagino que fue un florecer repentino. Pero mientras, en el mundo, mandaban Thatcher y Reagan.
Gracias por comentar!
Publicar un comentario