Eran los ochenta y eras un adolescente y estabas enamorado y tenías una navaja e ibas al campo y allí hacías un corazón en el viejo olmo hendido con tu inicial y la de la moza que pretendías.
Y ahora las cosas son distintas aunque la esencia sea la misma.
Amor en las estanterías de juguetes. No me digas que no es bonito.
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