Esta preciosa plaquita está en el Museo de los Bomberos de Madrid.
Hay una película de Eloy de la Iglesia que se llama así. Aunque no creo que tenga nada que ver con la plaquita de los bomberos.
Tiene la placa, en su sencillez, algo épico y tierno al mismo tiempo. Creo que define de una manera muy sencilla un tipo de heroicidad cotidiana, alejada de las tareas hercúleas, de la guerra, que es a lo máximo que podemos aspirar. Y lo hace a partir del enemigo a vencer.
Bueno, esa es la impresión que me da. Espero que no haya una historia sórdida y vulgar que explique esta placa y la reduzca a algo sin valor.
Recordadme que use esta frase como título de algo que no sea una entrada en el Cerdo agridulce.
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