Anne Igartiburu es la nuera que toda suegra quisiera tener (sobre todo las suegras de pueblo, dice con toda su mala baba Rebeca). Pero hay gente que la detesta. En Pronto, por ejemplo.
Es la única explicación al espeluznante reportaje que le dedican esta semana a la presentadora vasca en esa revista. Empiezan dándole la portada (click en cada foto para verlo en toda su magnitud):
Habría poco más que decir. Anne termina las campanadas, se hace un cardado, se viste de golfa como lo hubiera hecho la bruja Avería y le hacen una foto. Y acaba en la portada de Pronto, que dice que es su lado más sexy. Cabrones. Pero es que el reportaje sigue en páginas interiores. Y no tiene desperdicio. En fotos y en texto:
Las fotos, nos cuenta el texto, no son de después de las campanadas, sino de una vieja sesión que el fotógrafo tenía ahí guardadas de hace ocho años, desde que las hizo para la desaparecida Maxim (ahora entendemos por qué desapareció, claro). Ya hay que tener mala follá para sacarlas ahora, ¿eh?
El reportaje está escrito para demostrar que Igartiburu no es tan ñoña como piensa usted y pienso yo. Al contrario. No hay más que ver este texto destacado, por ejemplo:
¿A que es adorable? Sólo así se puede definir a alguien "rebelde" y "cañera" que lleva siete tatuajes, todos pequeños e íntimos, claro, entre los que destaca, hagamos apuestas:
a) El rostro de Belcebú,
b) una calavera, o
c) un delfín
¡Exacto! ¡Un delfín! Habéis acertado, corazones. También están, dice el artículo, unas hojas de parra "que le gustaban al tatuador". Menos mal que el tatuador no se encaprichó con dibujar una polla, porque perderíamos la imagen de una Anne angelical aunque "rebelde". En las declaraciones, que están sacadas de un encuentro con internautas de El País, leemos que los otros tatuajes de Anne son una estrella (lógico), una luna (lógico), signos tribales (lógico), un signo chino (lógico) y un oso.
Anne, una mujer tan extrema y rebelde que no le quita la piel a las lonchas de lomo ibérico, es una apasionada de las motos. Dice el texto que hace unos años "soñaba con una Triumph clásica de siete y medio, que quizá ya se ha comprado". Es encantador (como la propia Anne) que la redactora haga cábalas sobre la moto de Igartiburu, en vez de llamarla para preguntárselo u obviar el tema. En este extraño refrito de información y fotos provenientes de otros lugares, no es de extrañar que lo siguiente que podamos ver sea esto:
Lo de refrito no lo digo por el pelo. Bueno, sí lo digo, era otro chiste malo. El caso es que sé que no resulta fácil fijarse en otra cosa que no sea el culo (y el tatuaje que está al lado, hagan click, coño), así que me permito hacer zoom sobre la otra foto, en la que se muerde sensualmente la mano (Anne se pasa la sesión haciéndose cosas con la boca, como vemos):
Yo creo que está chica tan mona ganaría más si asumiera que es una chica pija y que no hace falta ser Angelina Jolie o Megan Fox para molar; también Jennifer Love Hewitt está buena y eso que no lleva tatuajes de delfines (sí, está buena, qué pasa). Y eso que ellas no tienen un hermano que tocaba en Eskorbuto, como Anne (esto sí que nos deja de pasta de boniato).
En fin, que las únicas fotos en las que Anne está sexy es en las que deja de disfrazarse de punki y se muestra como es, una niña bien que se tatua delfines:
Claro que eso es si no te fijas en la foto más inquietante, la que cierra el reportaje: la que pertenece a la promoción de su aparición en Qué más quisiera yo, de La Sexta, que no sé si han fijado en el detalle:
Hace falta ser de otra galaxia para posar tan sonriente con una iguana posada en la cabeza. Qué miedo.
Es la única explicación al espeluznante reportaje que le dedican esta semana a la presentadora vasca en esa revista. Empiezan dándole la portada (click en cada foto para verlo en toda su magnitud):
Habría poco más que decir. Anne termina las campanadas, se hace un cardado, se viste de golfa como lo hubiera hecho la bruja Avería y le hacen una foto. Y acaba en la portada de Pronto, que dice que es su lado más sexy. Cabrones. Pero es que el reportaje sigue en páginas interiores. Y no tiene desperdicio. En fotos y en texto:
Las fotos, nos cuenta el texto, no son de después de las campanadas, sino de una vieja sesión que el fotógrafo tenía ahí guardadas de hace ocho años, desde que las hizo para la desaparecida Maxim (ahora entendemos por qué desapareció, claro). Ya hay que tener mala follá para sacarlas ahora, ¿eh?
El reportaje está escrito para demostrar que Igartiburu no es tan ñoña como piensa usted y pienso yo. Al contrario. No hay más que ver este texto destacado, por ejemplo:
¿A que es adorable? Sólo así se puede definir a alguien "rebelde" y "cañera" que lleva siete tatuajes, todos pequeños e íntimos, claro, entre los que destaca, hagamos apuestas:
a) El rostro de Belcebú,
b) una calavera, o
c) un delfín
¡Exacto! ¡Un delfín! Habéis acertado, corazones. También están, dice el artículo, unas hojas de parra "que le gustaban al tatuador". Menos mal que el tatuador no se encaprichó con dibujar una polla, porque perderíamos la imagen de una Anne angelical aunque "rebelde". En las declaraciones, que están sacadas de un encuentro con internautas de El País, leemos que los otros tatuajes de Anne son una estrella (lógico), una luna (lógico), signos tribales (lógico), un signo chino (lógico) y un oso.
¿El oso que lleva tatuado Anne? No lo sabemos.
Anne, una mujer tan extrema y rebelde que no le quita la piel a las lonchas de lomo ibérico, es una apasionada de las motos. Dice el texto que hace unos años "soñaba con una Triumph clásica de siete y medio, que quizá ya se ha comprado". Es encantador (como la propia Anne) que la redactora haga cábalas sobre la moto de Igartiburu, en vez de llamarla para preguntárselo u obviar el tema. En este extraño refrito de información y fotos provenientes de otros lugares, no es de extrañar que lo siguiente que podamos ver sea esto:
Lo de refrito no lo digo por el pelo. Bueno, sí lo digo, era otro chiste malo. El caso es que sé que no resulta fácil fijarse en otra cosa que no sea el culo (y el tatuaje que está al lado, hagan click, coño), así que me permito hacer zoom sobre la otra foto, en la que se muerde sensualmente la mano (Anne se pasa la sesión haciéndose cosas con la boca, como vemos):
Yo creo que está chica tan mona ganaría más si asumiera que es una chica pija y que no hace falta ser Angelina Jolie o Megan Fox para molar; también Jennifer Love Hewitt está buena y eso que no lleva tatuajes de delfines (sí, está buena, qué pasa). Y eso que ellas no tienen un hermano que tocaba en Eskorbuto, como Anne (esto sí que nos deja de pasta de boniato).
En fin, que las únicas fotos en las que Anne está sexy es en las que deja de disfrazarse de punki y se muestra como es, una niña bien que se tatua delfines:
Claro que eso es si no te fijas en la foto más inquietante, la que cierra el reportaje: la que pertenece a la promoción de su aparición en Qué más quisiera yo, de La Sexta, que no sé si han fijado en el detalle:
Hace falta ser de otra galaxia para posar tan sonriente con una iguana posada en la cabeza. Qué miedo.
7 comentarios:
Qué descansados que se han quedado los de la revista, ahora que creían que esas viejas fotos se las iban a comer los ratones en algún olvidado cajón :-p
Por cierto, que el bichejo en cuestión diría que es un camaleón. Quizás lo han metido ahí con calzador en referencia a lo camaleónicas que son las fotos, teniendo en cuenta a lo que nos tiene acostumbrados esta mujer. No sé, me parece que nos vamos a divertir mucho en años venideros con los medios de información que tenemos en este país ;-)
¡Es cierto, es un camaleón! Tal vez por lo de adoptar otro papel en Qué más quisiera yo. Bicho muy tatuable también, si yo fuera ella me lo pensaría.
El asunto, Palomares es... ¿dónde?
Palomares, con estos posts debería venir una advertencia en fondo azul. Casi muero atragantada al leer lo del tatuador y la polla.
?Y que tal la cafeteria de la calle Alcala?
Yo también creo que es un refrito: el texto "la presentadora más emblemática de TVE" lo tienen que haber sacado de un reportaje sobre María Escario.
Eres mi punto debil
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