En El Sabor del Cerdo Agridulce vivimos para las croquetas. Y, lo que es más, nuestra grasa corporal vive de ellas.
Nuestra dedicación en el área croquetil es total y digna de merecer un premio de investigación serio. Es un compromiso que nos ha llevado a viajar, estudiar, explorar y usar Sal Eno con más frecuencia de la deseada. Claros ejemplo de ello ha sido nuestro post estrella,
La Ruta de la Croqueta, y nuestro segundo post estrella,
La Ruta de la Croqueta II, seguidos los dos muy de cerca de todos los post que hacen referencia a la palabra "culo". Vamos, que cuando se trata de croquetas en el área de Madrid somos toda una eminencia y si ponéis las palabras "ruta" y la palabra "croqueta" en Google salimos en la primera y en la segunda posición. No es un farol, pinchad
aquí y lo veréis. Exacto, ni Ferrán Adriá, ni José Andrés, ni Arguiñano... El Cerdo Agridulce es el campeón en sapiencia croquetera de este país.
Aunque... desde que Mr. Palomares y yo hemos abrazado la paternidad y vivimos gobernados por dos extrañas criaturas de apenas un metro de estatura, hemos abandonado bastante nuestra labor divulgativa croquetil. Lo intentamos, señores, pero es duro dedicar tantas horas a una actividad que requiere dedicación exclusiva. Sobre todo, cuando tienes que estar pendiente de que las criaturas no desmonten el chiringuito en vez de concentrarte en la calidad del rebozado o la consistencia de la masa.
Es una pena. No, es más: es una Tragedia.
No podemos dejar que algo así suceda porque si nosotros abandonamos, ¿quién retomará la investigación croquetística en nuestro lugar? ¿Sabéis de alguien con tanta vocación y tanta resistencia en el hígado? Nosotros tampoco. Es por eso que, hace unos días, cuando mi cuñado me informó sobre el concurso que los
Quesos Boffard han puesto en marcha en internet, decidí que había llegado el momento de retomar mi investigación y trabajar en aras de la Ciencia de la Masa de Croquetas.
Quesos Boffard ha convocado un concurso de recetas a través de su página en Facebook y de su blog. Recetas, of course, que incluyan alguno de sus productos. ¿El premio? Un taller de cocina para doce blogeros instruido por
Joaquín Felipe, cocinero del Europa Decó, el restaurante estupendísimo del Hotel Urban de Madrid.
Tras esa mirada serena se esconden grandes secretos sobre cómo enriquecer mi masa de croquetas.
Yo no es que quiera ganar para conocer en persona a Joaquín Felipe o pasarme un día fantástico aprendiendo sobre cocina o ponerme morada a degustar exquisiteces. No, qué va. Yo lo que quiero es ponerme en manos de un profesional que me ayude a llegar al Nirvana de las Croquetas. Se supone que para participar tengo que colgar una receta en este post que incluya alguno de los
quesos Boffard y pensé ¿qué mejor receta que mi receta personal de las croquetas, las croquetas Rus tantas veces mencionadas en este blog? Pues nada, señores, en absoluta primicia ahí va mi l
a famosa receta de croquetas de jamon y huevo/cocido y huevo personalizada para
Boffard.Ingredientes:* 170 gr. de harina.
* 800 ml. de leche (yo uso leche fresca entera, con toda su grasaza, sólo para esto) o 600 ml. de leche y 200 ml. de caldo de cocido (si sois precavidos y el día anterior os habéis puesto ciegos a garbanzos y sus complementos).
* 150 gr de jamón ibérico picado (no racanéis, un jamón excelente hace unas croquetas excelentes) o 150 gr. de restos del cocido (falda, gallina y chorizo picaditos) o un mixto.
* 2 huevos de corral cocidos también picados.
* 30 gr. de cebolla o una escalonia pequeña
* 1 cucharada de mantequilla (volvemos a lo mismo, mejor mantequilla = mejores croquetas)
* 50 gr. de aceite de oliva (idem anteriores ejemplos, usad lo mejor que os podáis permitir).
* 75 gr. de queso curado Boffard (podéis hacerlo también con queso viejo Boffard, pero me parece que un sabor tan fuerte competiría demasiado con el jamón, si os habéis gastado bien la pasta y el jamón sabe a algo, claro).
* Sal, pimienta y nuez moscada (yo la rallo en el momento).
Para rebozar:
* 2 huevos (apuesto por los ecológicos)
* Pan rallado (como soy más chula que un ocho y tengo Thermomix en casa, lo rallo yo misma).
Para freír:
* Aceite de oliva (no reciclado, por favor, estamos intentando hacer una Obra Maestra).
Preparación:
1.- Primera parte, la masa.
Picar la cebolla o escalonia muy finita y pocharla en el aceite previamente calentado a temperatura media con la mantequilla. Cuando esté casi dorada, añadir la harina y remover rápidamente intentando que no se tueste demasiado, en ese caso sabría demasiado a harina y eso es de las peores cosas que te pueden pasar con tu masa de croquetas (si no consideramos la opción de que alguien te la robe, que es bastante peor). Cuando todo lo que hay en la sartén ha cogido un bonito color dorado añadir poco a poco la leche y el caldo sin dejar de remover. A continuación añadir la sal, la pimienta y la nuez moscada bien rallada. Y no paréis de remover. Si creéis necesario, bajad el fuego un poco para controlar mejor la textura porque aquí está El Reto o La Madre del Cordero. Otra cosa que aprendí de mi madre,
Gran Maestra Croquetera de la Orden Rus, es que nada te impide deshacerte de los grumos de la forma más sencilla. Es decir, si ves que no puedes controlarlos, paras, lo echas todo en un bol y dale a la batidora hasta conseguir una masa sin grumos. Vuelta a la sartén y a remover. Llegados a este punto, añadimos el jamón o el picadillo de cocido, el queso curado Boffard y los huevos cocidos. Y vuelta a remover. Comprobamos si el punto de sal es el correcto y nos enconmendamos a El Hacedor de Croquetas, ese gran ente que controla si nuestra masa tiene la consistencia necesaria. Si no la tuviera, pues añadimos un poquito de harina y removemos un pelín más. Volcamos la masa en una bandeja de horno que tenga un buen fondo y dejamos enfríar unas horas.
Este paso se puede hacer en la Thermomix apretando unos botones y poco más, con la garantía de que la masa te va a salir perfecta siempre. Pero yo no voy a convencer a nadie para que se una a nosotros, únete, únete a la secta... cada día somos más... thermomixxxxxxx...
2.- Segunda parte, montar las croquetas.
Una vez la masa esté bien fría procedemos a montar croquetas, paso tedioso que en casa de mis padres se realizaba mediante un escrupuloso sistema de turnos entre los tres hermanos. Con la ayuda de dos cucharas soperas extraer y dar forma a una porción de masa que no sobrepase el interior de una de las cucharas, pasar por el huevo recién batido, escurrirlo bien y por el pan rallado a continuación, terminando la forma con las manos (asqueroso pero efectivo). Repetir el proceso hasta que estés mareado, terriblemente aburrido y tus manos tengan varias capas de pan rallado de grosor.
3.- Tercera parte, freír las croquetas.
Calentar el aceite de oliva en una sarten pequeña asegurándote de que hay, al menos, tres dedos de aceite de fondo. A mí me gusta tenerlo siempre a fuego medio, pero la razón es que suelo congelar las croquetas en el paso anterior y si las echo en aceite muy caliente se me quedan congeladas por dentro. De todas formas, y como todo en la vida, se trata de ir viendo y tratando de que los contrastes no hagan que las croquetas se abran. Cuando estén doraditas se escurren en papel de cocina y se sirven.
Un consejo para su consumo: acompañarlas de un buen vino y de mejor compañía.