lunes, febrero 18, 2013

Por si un día Mariano va en Metro



Igual que en Twitter le decimos cosas a Bar Refaeli con la esperanza de que nos lea y caiga rendida a nosotros (nosotros aquí equivale a mí), la gente no deja pasar oportunidad de decir lo que quiere decir. Que quede constancia:



Parece claro que si se diera la extraordinaria circunstancia de que Mariano Rajoy (entendemos que el Mariano del mensaje es él) viajase en Metro, no se pararía a leer los mensajes escritos en las vallas publicitarias, pero al autor le da igual. Tiene que desahogarse como sea y soltar lo que lleva dentro. La rabia, la decepción, la desazón. Combinando un "a qué coño esperas", modelo de interpelación abrupto, con un "tonto" de patio de colegio. ¿Alguien a estas alturas con más de diez años insulta a otro llamándole tonto? Quizá en lo naif del adjetivo está su fuerza, quién sabe. Aunque yo soy más partidario del Bobo.

A mí, cuando leo la palabra tonto, sólo se me ocurre empezar a cantar el Bésame, tonto:



Y ponerme a pensar en Kim Novak, claro:



Bomba sexual de los cincuenta. Qué bella y qué gelida estaba en Vértigo, y hasta en Me casé con una bruja. Igual era ese el secreto de su macicismo. Aunque en otras películas estaba menos gélida e igualmente GROUMPF:

 

Ay, el pelirrojismo. Un día tenemos que hablar del pelirrojismo.

En fin, que te vayas, Mariano. Y que vuelva Kim.

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