Hay hombres que son auténticos jefes.
Tú imagínate, por ejemplo, que quieres follar. Lo normal sería ir a un bar y currártelo. Pero también puedes lanzar tus redes y esperar a que sea una chica la que dé el paso. Así que vas al metro y escribes en el lateral de una valla publcitaria:
Lo más fascinante de esto, aparte de que una vez escribe hacer el amor con hache y la siguiente sin ella, y de que hay una palabra ahí que yo todavía no he entendido, es que el tío no tiene prisa. No es una cosa de aquí te pillo aquí te mato, tengo ganas de follar, llámame al teléfono tal.
No. El tío, quien sabe si porque no quiere recibir llamadas continuas o porque en este momento el viene mal hacer el amor, no pone su teléfono, ¡sino que pide que sea ella la que lo ponga!
¿Se imaginan? Una mujer que pasea por el metro, le entra un furor sexual, ve la pintada, está tan loca como para escribir ahí su teléfono... y tiene que esperar a que el Follador enmascarado llegue otro día, vea el teléfono, decida llamar y la llame.
Claro que cosas más raras se han visto en la vida. A lo mejor esta es la primera etapa de una historia que pueda rivalizar con la historia de amor más bonita jamás contada.