Canción del verano (¡cuidado, peligroso!)

Aquí en esta casa dábamos ya por seguro que la triunfadora de la canción del verano iba a ser nuestra Tata Golosa y su imprescindible jitazo Micromanía, de la que ya hablamos por aquí porque no concebimos que se pueda ser feliz en la vida sin convertirse en un acólito de su filosofía vital, ya saben: las tetas, los micrófonos, un percebe, los micrófonos, el blog, los micrófonos. Y ahora los tambores, claro.

Pero el caso es que ha aparecido fulgurantemente un nuevo candidato a la canción del verano, un candidato patrio, además, que a pesar de contar con muchos menos medios para realizar su videoclip, está arrasando en el Tubo. Os dejo con la otra canción imprescindible de este verano, titulada Tiene nombres mil:

Se enfrentan dos poéticas radicalmente opuestas, casi diría dos formas literarias que se excluyen mutuamente. ¿Cuál es más poderosa? Habrá que ver otra vez a Tata Golosa para juzgar:

Pues nada, ya podéis votar o dar fin a vuestra vida, a vuestro criterio lo dejo. Los micrófonos y las churris contra el diccionario de sinónimos y el baile de los dedos. Tata contra Leonardo. Las gafas de sol contra la cinta para el pelo. Las minifaldas contra los falos esquemáticos. Los movimientos de pelvis procaces contra los movimientos de pelvis torpes.

Y ya que se acabe el mundo de una vez.

P.D. Ah, no, espera, que hay una tercera candidata:



Qué meses más duros nos esperan hasta el otoño.