O por lo menos, un artículo en el que, a falta de ciencia (porque una es de letras), se usa el, ejem, método científico para sacar conclusiones de algo.
Aunque ese algo vaya sobre sexo (que algo de ciencia tiene, aunque mucho más de magia).
O, más concretamente, sobre lo último de lo último en tecnología de juguetes sexuales. O lo que nos depara el sexo en el futuro.
Aunque ese algo vaya sobre sexo (que algo de ciencia tiene, aunque mucho más de magia).
O, más concretamente, sobre lo último de lo último en tecnología de juguetes sexuales. O lo que nos depara el sexo en el futuro.
Resulta raro que estando como estoy a punto de explotar a causa de un embarazo a término bastante prolongado me ponga a escribir yo un artículo sobre sexo. Porque, y supongo que ustedes todos lo comprenderán, el sexo es lo que tengo yo aparcado justo en el último rinconcito del cerebro. Pero dado el clamor popular (pesada eres, Angua) y dado que el Señor Palomares tiene exceso de trabajo me inmolaré en honor de todos ustedes y le daré cuerda a este asunto.
Estando como estoy, sin nada que hacer más que mirar los programas matinales y leer a tutiplén, cayó el otro día en mis manos el último número de la revista Cosmopolitan versión UK. Como el sexo es lo último que tengo yo en la cabeza (¿esto lo he dicho ya antes, no?) pero una nunca le hace ascos a reciclar su inglés y necesitaba un asunto de ciencias urgentemente no tuve ningún problema en leerme la revista de cabo a rabo. Y hete aquí que me topé con este artículo maravilloso, digno de estar también en la revista Science, en Muy Interesante y en otras revistas de su calaje y prestigio internacional. El artículo en cuestión se titulaba “Sex go Sci-Fi”. ¿Puede haber un título más científico que ese? Un amplio recorrido sobre las novedades más novedosas en juguetes electrónicos (y no tan electrónicos) sexuales que la escritora Lauren Henderson no había dudado en testar por activa y por pasiva durante unas vacaciones siguiendo el método científico más escrupuloso. Reconozco que el tema en cuestión no sólo me llamó la atención por la seriedad y profesionalidad con la que se trataba sino también porque abría ante mí un mundo de posibilidades, siendo la nº1: llegaré yo a ser una escritora famosa? y la nº2: me encargará entonces el Cosmopolitan testar juguetes sexuales?
Bien, como de momento no tenemos respuestas para estas preguntas, seguiremos con este ensayo en cuestión. Antes de comenzar, Lauren Henderson establece unos parámetros de valoración y somete a los distintos aparatos a pruebas de practicidad, comodidad, usabilidad, estética y funcionamiento de cada uno. Las conclusiones son apabullantes:
1.- El “vibrating rock chick” de www.lovehoney.co.uk.
Precio: 29,99 libras.
Estética: Es bonito, es morado, qué cosa más mona. ¿Qué decían que era esto?
Funcionamiento: El extremo suave de la “c” que forma este vibrador se introduce parcialmente en el interior de la mujer hasta que alcanza el “punto G” mientras que la parte rugosa acaricia el clítoris. ¿Lo dicen en serio? Según la autora un botón de apagado-encendido no vendría mal, lo que me lleva a imaginar que el ensayo científico alcanzó unos derroteros poco científicos. Algo relacionado con que el marido de la autora salió corriendo del baño asustado pensando que se había amputado algún miembro.
Usabilidad: Le pone un cero al aparato y luego añade “¿Para que tener un perro y ladrar tú mismo?” A lo mejor el refrán en inglés tiene otro significado. A lo mejor no. Nunca lo sabremos.
Puntuación final: Un 5, aunque supongo que después del fracaso como aparato sexual, el aprobado se lo da como objeto susceptible de decorar el aparador de un hogar moderno.
2.- El “Intimate Caress Clitoral Pump” de www.lovehoney.co.uk
Precio: 26,99 libras.
Aspecto: Es una mezcla entre una pequeña escafandra de ducha y el sacamocos que usan los padres con los bebés.
Funcionamiento: Se coloca la parte de la escafandra en el clítoris de la mujer y con la perita de aire se succiona bien la zona para aumentar la presión sanguínea. Traducción: te pellizcan ahí mismo hasta cortarte la respiración.
Usabilidad: Lauren Henderson asegura que ni siquiera llegó a acercarse al Gran O. ¿Quién puede cuando está al mismo tiempo apretando una perilla de aire que le succiona parte del riego sanguíneo? La autora recurrió a su marido para tan noble tarea, pero ambos tuvieron la impresión de estar inflando los neumáticos de su coche y no de estar teniendo una sesión de sexo loco.
Puntuación final: Otro 5, todavía no sé por qué, probablemente porque esta mujer es aficionada a los colores morados y rosados.
3.- El “chin dildo”, donde “chin” es “barbilla” de www.lovehoney.co.uk
Precio: 23,99 libras.
Aspecto: Pe, pe, pe… pero, pero… ay, Diossssssssssssssss Mio.
Funcionamiento: La imagen habla por sí sola. Y demasiado.
Usabilidad: En el mundo real creo que ninguna. La autora no se atrevió a probarlo. Su marido salió huyendo despavorido. Ninguna amiga lesbiana quiso saber del asunto. El autor del invento adujo que estaba bajo los efectos de no-sé-qué drogas.
Puntuación final: La autora estaba demasiado asustada para probarlo. Le da un "0" por darle algo.
4.- El “dil stik dildo pleaser” de www.lovehoney.co.uk.
Precio: 29,99 libras.
Aspecto: Me recuerda a un juguete que tenía de pequeña, una especie de saltador con un muelle al final. Pero este no sirve para saltar sino para cabalgar. Es un palo de metal con un acabado de latex en un extremo y unas gomas abrazaderas en el otro.
Funcionamiento: Agonizante, en palabras de la autora. Se supone que tienes que colocarte las abrazaderas en los tobillos y colocarte sobre el extremo de latex y luego subir y bajar, subir y bajar las piernas para que la cosa esa entre y salga, entre y salga... Lauren Henderson recomienda tomar clases de yoga para usar este aparato. También recomienda fervientemente ver el vídeo ilustrativo de la página web. Hacedlo. Espero que a esos actores porno les hayan pagado bien. Sabía que el mundo de la pornografía era duro, pero no tanto... Además, parecen tan aburridos como funcionarios poniendo sellos.
Usabilidad: Jajajajajajajajaja.
Puntuación final: ¡¡Un –1!!
4.- Las "Vibraciones Vortex" de www.lovehoney.co.uk
Precio: 32,99 libras.
Aspecto: Mi madre tiene una cosa parecida en casa con la que hace la limpieza general y abrillanta los azulejos.
Funcionamiento: El aspecto no va desencaminado porque este modernísimo aparato se conecta, ay caramba, al aspirador de casa y te permite elegir entre varias posibilidades de, ejem, succionamiento. Lauren Henderson recomienda ser especialmente escrupuloso con la velocidad que seleccionas en el aspirador o ser especialmente escrupuloso y hacerse una depilación de la zona integral. No es necesario que explique más, ¿verdad?
Usabilidad: Una vez me leí un libro de Asimov titulado "Los robots del amanecer" en el que una de las protagonistas termina montándoselo con un robot. Esto podría ser un claro antecedente de lo que esta por venir en este siglo. Aún así, no veo yo muy sexy el hecho de enchufarte el aspirador a tus partes. Pero, ¿qué voy a decir yo? si estoy embarazada hasta las trancas. Recomiendo ver la entrevista que se hace al creador de este invento. ¿Cuáles serán sus motivaciones reales? Seguro que este tipo oculta algo.
Puntuación final: La tipa le da un 6 porque al final dice que consiguió llegar al orgasmo, a pesar de que tuvo que llamar a su marido para que sujetase el aspirador entre sus piernas. Conociéndome como me conozco si tuviera que pedirle a mi marido que sujetase el aspirador entre mis piernas no podría evitar pedirle también que le diera un repasito a los bajos de la cama y a las pelusas que se organizan bajo ella.
En fin, señores, que dado mi estado les pido que tomen ustedes sus propias conclusiones sobre que nos depara el sexo en el futuro y sobre las terribles consecuencias de pedir a los colaboradores de El sabor del cerdo agridulce que escriban cosas sobre ciencia. Esto es lo que pueden esperar.
Estando como estoy, sin nada que hacer más que mirar los programas matinales y leer a tutiplén, cayó el otro día en mis manos el último número de la revista Cosmopolitan versión UK. Como el sexo es lo último que tengo yo en la cabeza (¿esto lo he dicho ya antes, no?) pero una nunca le hace ascos a reciclar su inglés y necesitaba un asunto de ciencias urgentemente no tuve ningún problema en leerme la revista de cabo a rabo. Y hete aquí que me topé con este artículo maravilloso, digno de estar también en la revista Science, en Muy Interesante y en otras revistas de su calaje y prestigio internacional. El artículo en cuestión se titulaba “Sex go Sci-Fi”. ¿Puede haber un título más científico que ese? Un amplio recorrido sobre las novedades más novedosas en juguetes electrónicos (y no tan electrónicos) sexuales que la escritora Lauren Henderson no había dudado en testar por activa y por pasiva durante unas vacaciones siguiendo el método científico más escrupuloso. Reconozco que el tema en cuestión no sólo me llamó la atención por la seriedad y profesionalidad con la que se trataba sino también porque abría ante mí un mundo de posibilidades, siendo la nº1: llegaré yo a ser una escritora famosa? y la nº2: me encargará entonces el Cosmopolitan testar juguetes sexuales?
Bien, como de momento no tenemos respuestas para estas preguntas, seguiremos con este ensayo en cuestión. Antes de comenzar, Lauren Henderson establece unos parámetros de valoración y somete a los distintos aparatos a pruebas de practicidad, comodidad, usabilidad, estética y funcionamiento de cada uno. Las conclusiones son apabullantes:
1.- El “vibrating rock chick” de www.lovehoney.co.uk.
Precio: 29,99 libras.
Estética: Es bonito, es morado, qué cosa más mona. ¿Qué decían que era esto?
Funcionamiento: El extremo suave de la “c” que forma este vibrador se introduce parcialmente en el interior de la mujer hasta que alcanza el “punto G” mientras que la parte rugosa acaricia el clítoris. ¿Lo dicen en serio? Según la autora un botón de apagado-encendido no vendría mal, lo que me lleva a imaginar que el ensayo científico alcanzó unos derroteros poco científicos. Algo relacionado con que el marido de la autora salió corriendo del baño asustado pensando que se había amputado algún miembro.
Usabilidad: Le pone un cero al aparato y luego añade “¿Para que tener un perro y ladrar tú mismo?” A lo mejor el refrán en inglés tiene otro significado. A lo mejor no. Nunca lo sabremos.
Puntuación final: Un 5, aunque supongo que después del fracaso como aparato sexual, el aprobado se lo da como objeto susceptible de decorar el aparador de un hogar moderno.
2.- El “Intimate Caress Clitoral Pump” de www.lovehoney.co.uk
Precio: 26,99 libras.
Aspecto: Es una mezcla entre una pequeña escafandra de ducha y el sacamocos que usan los padres con los bebés.
Funcionamiento: Se coloca la parte de la escafandra en el clítoris de la mujer y con la perita de aire se succiona bien la zona para aumentar la presión sanguínea. Traducción: te pellizcan ahí mismo hasta cortarte la respiración.
Usabilidad: Lauren Henderson asegura que ni siquiera llegó a acercarse al Gran O. ¿Quién puede cuando está al mismo tiempo apretando una perilla de aire que le succiona parte del riego sanguíneo? La autora recurrió a su marido para tan noble tarea, pero ambos tuvieron la impresión de estar inflando los neumáticos de su coche y no de estar teniendo una sesión de sexo loco.
Puntuación final: Otro 5, todavía no sé por qué, probablemente porque esta mujer es aficionada a los colores morados y rosados.
3.- El “chin dildo”, donde “chin” es “barbilla” de www.lovehoney.co.uk
Precio: 23,99 libras.
Aspecto: Pe, pe, pe… pero, pero… ay, Diossssssssssssssss Mio.
Funcionamiento: La imagen habla por sí sola. Y demasiado.
Usabilidad: En el mundo real creo que ninguna. La autora no se atrevió a probarlo. Su marido salió huyendo despavorido. Ninguna amiga lesbiana quiso saber del asunto. El autor del invento adujo que estaba bajo los efectos de no-sé-qué drogas.
Puntuación final: La autora estaba demasiado asustada para probarlo. Le da un "0" por darle algo.
4.- El “dil stik dildo pleaser” de www.lovehoney.co.uk.
Precio: 29,99 libras.
Aspecto: Me recuerda a un juguete que tenía de pequeña, una especie de saltador con un muelle al final. Pero este no sirve para saltar sino para cabalgar. Es un palo de metal con un acabado de latex en un extremo y unas gomas abrazaderas en el otro.
Funcionamiento: Agonizante, en palabras de la autora. Se supone que tienes que colocarte las abrazaderas en los tobillos y colocarte sobre el extremo de latex y luego subir y bajar, subir y bajar las piernas para que la cosa esa entre y salga, entre y salga... Lauren Henderson recomienda tomar clases de yoga para usar este aparato. También recomienda fervientemente ver el vídeo ilustrativo de la página web. Hacedlo. Espero que a esos actores porno les hayan pagado bien. Sabía que el mundo de la pornografía era duro, pero no tanto... Además, parecen tan aburridos como funcionarios poniendo sellos.
Usabilidad: Jajajajajajajajaja.
Puntuación final: ¡¡Un –1!!
4.- Las "Vibraciones Vortex" de www.lovehoney.co.uk
Precio: 32,99 libras.
Aspecto: Mi madre tiene una cosa parecida en casa con la que hace la limpieza general y abrillanta los azulejos.
Funcionamiento: El aspecto no va desencaminado porque este modernísimo aparato se conecta, ay caramba, al aspirador de casa y te permite elegir entre varias posibilidades de, ejem, succionamiento. Lauren Henderson recomienda ser especialmente escrupuloso con la velocidad que seleccionas en el aspirador o ser especialmente escrupuloso y hacerse una depilación de la zona integral. No es necesario que explique más, ¿verdad?
Usabilidad: Una vez me leí un libro de Asimov titulado "Los robots del amanecer" en el que una de las protagonistas termina montándoselo con un robot. Esto podría ser un claro antecedente de lo que esta por venir en este siglo. Aún así, no veo yo muy sexy el hecho de enchufarte el aspirador a tus partes. Pero, ¿qué voy a decir yo? si estoy embarazada hasta las trancas. Recomiendo ver la entrevista que se hace al creador de este invento. ¿Cuáles serán sus motivaciones reales? Seguro que este tipo oculta algo.
Puntuación final: La tipa le da un 6 porque al final dice que consiguió llegar al orgasmo, a pesar de que tuvo que llamar a su marido para que sujetase el aspirador entre sus piernas. Conociéndome como me conozco si tuviera que pedirle a mi marido que sujetase el aspirador entre mis piernas no podría evitar pedirle también que le diera un repasito a los bajos de la cama y a las pelusas que se organizan bajo ella.
En fin, señores, que dado mi estado les pido que tomen ustedes sus propias conclusiones sobre que nos depara el sexo en el futuro y sobre las terribles consecuencias de pedir a los colaboradores de El sabor del cerdo agridulce que escriban cosas sobre ciencia. Esto es lo que pueden esperar.