Regla número doscientos doce del Manual del Marketing: hay que conseguir que tus clientes se sientan a gusto y queridos. Halagarles sutilmente. Por ejemplo, creando un producto a su medida. A la gente le mola que haya algo creado específicamente para ellos. Es lo que han entendido perfectamente en una discoteca del barrio:
Ahí está en todo su esplendor: los Domingos de Viejoteca. No dice a partir de qué edad se puede acceder a la Viejoteca, pero usted y yo desde luego que no, que somos insultantemente jóvenes aún (se puede ser insultantemente joven o viejo insultado). Y no dice qué botella te dan por 45 boniatos. Pero eso es lo de menos.
4 comentarios:
Eso de las viejotecas ya tiene sus años (pinchando en el enlace, la segunda foto).
Entonces es un post que ha nacido viejo, propio de las viejotecas. A lo mejor se dedican a repasar viejos posts, mientras beben champán.
Nunca había oído hablar de las viejotecas, ya ves. A mis años.
A mi lo que me perturba es que me endosen una botella de espumoso de aquellas que nos bebíamos a los 17 por 250 pelas por 45 EUR (que son 7.500 pelas), la verdad. Aunque me parece que a la viejoteca ha de ir la que viene siendo la putísima madre del propietario del disco bar Othon...
A lo mejor es una botella de Hendricks, y entonces no es tan cara.
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