Mientras zascandileaba en Estandarte.com encontré una noticia curiosa. Dos argentinos habían publicado un diccionario de la injuria (se puede leer la noticia aquí).
Aparte de la hermosura de algunos insultos que se citan ("chimpapo" llaman en Nicaruagua a los prognatos. ¿Tendrá que ver con chimpancé?) y de la justificación intelectualoide de la tarea de recopilarlos ("produce un desvío de la violencia física hacia la verbal, lo que se traduce en un ejercicio dialéctico del enfrentamiento bla bla bla uso palabras raras bla bla bla soy muy listo bla bla bla"), me llamaron la atención dos párrafos, a saber:
Y la segunda y más importante:
Lo políticamente correcto va a acabar con nosotros cualquier día de estos.
Aparte de la hermosura de algunos insultos que se citan ("chimpapo" llaman en Nicaruagua a los prognatos. ¿Tendrá que ver con chimpancé?) y de la justificación intelectualoide de la tarea de recopilarlos ("produce un desvío de la violencia física hacia la verbal, lo que se traduce en un ejercicio dialéctico del enfrentamiento bla bla bla uso palabras raras bla bla bla soy muy listo bla bla bla"), me llamaron la atención dos párrafos, a saber:
En cambio, los argentinos parecen haber quedado un tanto atrasados en la creación de injurias ya que utilizan siempre las mismas y en los últimos años no se ha gestado gran cantidad, algo distante de lo que sucede en otros países.I+D para la creación de insultos, ya. Aquí no hace falta, claro, con poner la COPE un rato vale.
Y la segunda y más importante:
Bufano consideró que "muchas veces los términos son muy duros, agresivos, machistas y racistas", lo que los llevó a "dudar" de incluir algunas palabras, pero prefirieron evitar "la auto-censura".No me digais que no mola ponerse a recoger insultos y dudar de incluir algunos por si son ofensivos. Amigo, que son insultos, tienen que ser ofensivos.
Lo políticamente correcto va a acabar con nosotros cualquier día de estos.
2 comentarios:
Viejuno es genial
Zanguango no se queda corto.
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