Un estrafalario ataque interrumpe una entrevista a la primera millonaria de Second Life
Bueno, no es un titular muy llamativo para lo que podía haber sido. Porque el titular podía haber sido, con toda normalidad, este:
Una lluvia de penes de color rosa impide una entrevista a una millonaria
No sé por qué llaman estrafalario a una lluvia de penes de color rosa. Cosas más raras hemos visto.
Ya saben ustedes lo que es Second Life: un juego de rol online que ha tenido la astucia de no decir que es un juego de rol para que nadie les acuse de asesinar gente o perturbar la mente de los niños. Lo fascinante de este mundo virtual es que cualquiera puede crearse su personalidad y bla bla bla, relacionarse con personas de todo el mundo y bla bla bla. Y sobre todo que se puede follar virtualmente mientras se bla bla.
En realidad lo fascinante de Second Life es su brutal éxito. Tan brutal que el juego está moviendo una cantidad indecente de dinero. Ya que millones de personas juegan, a muchas empresas les interesa estar presentes en ese mundo irreal en el que está su público. Y pagan por ello. Y ya que millones de personas están interesadas en mejorar la vida de sus alter egos y están dispuestas a pagar por ello, otra gente está ganando dinero. Como la protagonista de la noticia, que viene a ser una especuladora inmobiliaria. Y que no cae bien (como la mayor parte de los especuladores inmobiliarios, excepto los presidentes de clubes de fútbol, que te caen bien o mal dependiendo de qué equipo seas). Y a la que boicotean tirando penes de color rosa virtuales.
¿Por qué la vida real no es tan bonita como Second Life?
Imagínense la enorme cantidad de posibilidades para reventar actos. Porque ahora puede hacerse, sí, puedes ir a un mitin y en mitad del discurso del líder carismático levantarte y gritarle cuatro verdades, llamarle asesino y reventarle el discurso. Lo malo es que lo siguiente en ser reventado eres tú. Si la vida fuera más parecida a la virtual, uno podría sabotear actos impunemente y al mismo tiempo echarse unas risas. Rajoy estaría diciendo que España se quiebra y de la rendición del gobierno ante ETA rodeado de muñecas chochonas. Zapatero estaría dando la brasa con la Alianza de Civilizaciones flanqueado por pokémons en vez de por jóvenes sonrientes que no le escuchan.
Mientras llega el día en que la vida real se iguale a la virtual –fundamentalmente mediante el método de vivir sólo en la virtual- tendremos que conformarnos con pequeños actos de gamberrismo cultural como los de la legendaria Banda del Tartazo, que ha repartido justicia urbi et orbe:
Que sigan por mucho tiempo, mientras llega Matrix.
Ya saben ustedes lo que es Second Life: un juego de rol online que ha tenido la astucia de no decir que es un juego de rol para que nadie les acuse de asesinar gente o perturbar la mente de los niños. Lo fascinante de este mundo virtual es que cualquiera puede crearse su personalidad y bla bla bla, relacionarse con personas de todo el mundo y bla bla bla. Y sobre todo que se puede follar virtualmente mientras se bla bla.
En realidad lo fascinante de Second Life es su brutal éxito. Tan brutal que el juego está moviendo una cantidad indecente de dinero. Ya que millones de personas juegan, a muchas empresas les interesa estar presentes en ese mundo irreal en el que está su público. Y pagan por ello. Y ya que millones de personas están interesadas en mejorar la vida de sus alter egos y están dispuestas a pagar por ello, otra gente está ganando dinero. Como la protagonista de la noticia, que viene a ser una especuladora inmobiliaria. Y que no cae bien (como la mayor parte de los especuladores inmobiliarios, excepto los presidentes de clubes de fútbol, que te caen bien o mal dependiendo de qué equipo seas). Y a la que boicotean tirando penes de color rosa virtuales.
¿Por qué la vida real no es tan bonita como Second Life?
Imagínense la enorme cantidad de posibilidades para reventar actos. Porque ahora puede hacerse, sí, puedes ir a un mitin y en mitad del discurso del líder carismático levantarte y gritarle cuatro verdades, llamarle asesino y reventarle el discurso. Lo malo es que lo siguiente en ser reventado eres tú. Si la vida fuera más parecida a la virtual, uno podría sabotear actos impunemente y al mismo tiempo echarse unas risas. Rajoy estaría diciendo que España se quiebra y de la rendición del gobierno ante ETA rodeado de muñecas chochonas. Zapatero estaría dando la brasa con la Alianza de Civilizaciones flanqueado por pokémons en vez de por jóvenes sonrientes que no le escuchan.
Mientras llega el día en que la vida real se iguale a la virtual –fundamentalmente mediante el método de vivir sólo en la virtual- tendremos que conformarnos con pequeños actos de gamberrismo cultural como los de la legendaria Banda del Tartazo, que ha repartido justicia urbi et orbe:
Que sigan por mucho tiempo, mientras llega Matrix.