Ya tiene diez años, pero me sigue encantando:
Cuando lo vi por primera vez me pareció una chorrada. ¿Qué hacía un gordo hablando interminablemente y desnudándose mientras iba hacia un ring? ¿Qué hacían los Harrier apareciendo al final? (este detalle era muy irritante, porque el coste de ese único plano era equivalente a todo lo que yo había hecho hasta entonces) ¿Qué tenía que ver todo eso con un refresco?
Os contaré un secreto: no entendía ni una palabra de lo que decía el gordo. Nada. Pero luego encontré el texto en un libro, y mi inglés mejoró. Y me di cuenta de que el anuncio era maravilloso. Para los que les cueste entender lo que dice Ray Gardner, una chusco-traducción:
"Hola, soy Ray Gardner, el portavoz de Tango. Esta carta es de Sebastian Loyes, un estudiante de intercambio francés. Sebastian dice: He probado su nuevo Blackcurrant Tango, y no me gustó tanto como otros sabores de Tango." Bueno, Sebastian, todo lo que puedo decir es "Lo siento". Hicimos lo que pudimos. Intentamos dar satisfacción a todos los que beben Tango, incluso aunque sólo estén de visita en nuestra gran nación. Ah, no es fácil. Mi amigo Geofrey ha estado trabajando en ello durante tres años. O sea que un estudiante de intercambio, ¿no? Todo gomina en el pelo y panes exóticos. ¿Cuáles son tus credenciales, Sebastian? ¿Qué te mueve? ¿Cuándo fue la última vez que te levantaste a las cuatro de la mañana por algo en lo que creías apasionadamente? No te necesitamos, ¿me oyes? Eres una voz disidente en un millón, franchute, eso eres. Sí, Blackcurrant tango es un reto para las papilas. Cuesta. Hacen falta agallas. ¡Como las que tenemos nosotros, Sebastian! ¡Míranos! ¡Vamos, Sebastian! ¡Venga! ¡Aquí, ahora! ¡Tú y yo! ¡Vamos, Francia! ¡Europa! ¡El mundo! ¡Puedo con todos! ¡SOY RAY GARDNER Y BEBO BLACKCURRANT TANGO! ¡VENID A POR MÍ!"
Tango hacía saltar por los aires todas las convenciones. La famosa frase de El cliente tiene razón, por ejemplo. Aquí al cliente se le trata como un trapo. Se le desafía a un combate. Lo que debería ser una medida y políticamente correcta respuesta de un portavoz se convierte en una exaltada demostración de orgullo. Orgullo por un refresco de arándanos: el anuncio también se toma a chacota a la propia empresa, implicada emocionalmente en la creación de un nuevo sabor, capaz de desafiar al mundo para defenderlo. La empresa representada por un tipo que al principio parece serio y luego se desnuda -qué cuerpo-, cegado por la pasión.
Es un anuncio desmedido, absurdo, tan pasado de vueltas que seguramente muchos considerarán que es una imbecilidad. A mí me encanta (ahora que lo entiendo). Hasta he aprendido a convivir con los tres Harrier del final, que son una sobrada importante.
Que Sebastian Loyes fuera francés le costó al anuncio que estuviera sólo dos días en antena antes de ser retirado por incitar al racismo -como lo oís-, pero a cambio obtuvo una repercusión brutal, y que mucha gente considerara al Blackcurrant Tango como un producto patriótico, un motivo de orgullo para el Reino Unido frente a los extranjeros. Una nación unida en torno a un refresco, no me digáis que no mola. No sé si era la intención de los creadores del anuncio, pero seguro que se sintieron orgullosos de que Ray Gardner simbolizara el patriotismo precisamente con un anuncio que era esencialmente sarcástico, que muestra un hombre tranquilo que se encendiendo poco a poco. Qué rara es la gente.
Cuando lo vi por primera vez me pareció una chorrada. ¿Qué hacía un gordo hablando interminablemente y desnudándose mientras iba hacia un ring? ¿Qué hacían los Harrier apareciendo al final? (este detalle era muy irritante, porque el coste de ese único plano era equivalente a todo lo que yo había hecho hasta entonces) ¿Qué tenía que ver todo eso con un refresco?
Os contaré un secreto: no entendía ni una palabra de lo que decía el gordo. Nada. Pero luego encontré el texto en un libro, y mi inglés mejoró. Y me di cuenta de que el anuncio era maravilloso. Para los que les cueste entender lo que dice Ray Gardner, una chusco-traducción:
"Hola, soy Ray Gardner, el portavoz de Tango. Esta carta es de Sebastian Loyes, un estudiante de intercambio francés. Sebastian dice: He probado su nuevo Blackcurrant Tango, y no me gustó tanto como otros sabores de Tango." Bueno, Sebastian, todo lo que puedo decir es "Lo siento". Hicimos lo que pudimos. Intentamos dar satisfacción a todos los que beben Tango, incluso aunque sólo estén de visita en nuestra gran nación. Ah, no es fácil. Mi amigo Geofrey ha estado trabajando en ello durante tres años. O sea que un estudiante de intercambio, ¿no? Todo gomina en el pelo y panes exóticos. ¿Cuáles son tus credenciales, Sebastian? ¿Qué te mueve? ¿Cuándo fue la última vez que te levantaste a las cuatro de la mañana por algo en lo que creías apasionadamente? No te necesitamos, ¿me oyes? Eres una voz disidente en un millón, franchute, eso eres. Sí, Blackcurrant tango es un reto para las papilas. Cuesta. Hacen falta agallas. ¡Como las que tenemos nosotros, Sebastian! ¡Míranos! ¡Vamos, Sebastian! ¡Venga! ¡Aquí, ahora! ¡Tú y yo! ¡Vamos, Francia! ¡Europa! ¡El mundo! ¡Puedo con todos! ¡SOY RAY GARDNER Y BEBO BLACKCURRANT TANGO! ¡VENID A POR MÍ!"
Tango hacía saltar por los aires todas las convenciones. La famosa frase de El cliente tiene razón, por ejemplo. Aquí al cliente se le trata como un trapo. Se le desafía a un combate. Lo que debería ser una medida y políticamente correcta respuesta de un portavoz se convierte en una exaltada demostración de orgullo. Orgullo por un refresco de arándanos: el anuncio también se toma a chacota a la propia empresa, implicada emocionalmente en la creación de un nuevo sabor, capaz de desafiar al mundo para defenderlo. La empresa representada por un tipo que al principio parece serio y luego se desnuda -qué cuerpo-, cegado por la pasión.
Es un anuncio desmedido, absurdo, tan pasado de vueltas que seguramente muchos considerarán que es una imbecilidad. A mí me encanta (ahora que lo entiendo). Hasta he aprendido a convivir con los tres Harrier del final, que son una sobrada importante.
Que Sebastian Loyes fuera francés le costó al anuncio que estuviera sólo dos días en antena antes de ser retirado por incitar al racismo -como lo oís-, pero a cambio obtuvo una repercusión brutal, y que mucha gente considerara al Blackcurrant Tango como un producto patriótico, un motivo de orgullo para el Reino Unido frente a los extranjeros. Una nación unida en torno a un refresco, no me digáis que no mola. No sé si era la intención de los creadores del anuncio, pero seguro que se sintieron orgullosos de que Ray Gardner simbolizara el patriotismo precisamente con un anuncio que era esencialmente sarcástico, que muestra un hombre tranquilo que se encendiendo poco a poco. Qué rara es la gente.
16 comentarios:
Se te ha olvidado contar que el colega acaba sobre los acantilados de Dover, su sitio tradicional de desafiar a franceses y españoles, con media Inglaterra detrás de él, más los harriets :)
Lo que más me gusta es lo de los franceses y sus panes cursis jajaja, mira tú por dónde, españoles e ingleses unidos en el visceral y ancestral odio a los franceses.
¿Dónde está AnitaB que no la he visto azuzando a Ray Gardner?
Estupendo anuncio.
Carmona Dixit
Muy, muy bueno el anuncio, aunque coincido contigo en que los harrier no hacían falta, creo que estropean un poco el momento tan Braveheart del barriguitas.
A mí un anuncio que me hipnotiza últimamente es el del coche convertido en patinete (con un nombre imposible como qashqai, o algo así). Es que me quedo boba con él.
Bueno, es como comparar al Bulli con el MacDonals.
La comparación no se aguanta muy bien, Cayetana.
Y conste que yo aun no he ido al Bulli (la esperanza es lo último que se pierde...) y más de 100 veces al McDonals :)
Muy bien usado el histórico odio Inglaterra-Francia en este anuncio. Lo raro es que no se hiciera una versión a la francesa del anuncio, donde un panadero defiende un estupendo croisant y se mete con los sabores raros -¿arándanos?- de los refrescos ingleses.
Por cierto, los harriers son una invención inglesa, creo recordar. De ahi que aparezcan en el anuncio.
Un par de años más tarde probé el Blackcurrant Tango y era bastante asqueroso.
Los Harriers son tecnología británica, sí, pero decía yo que qué pintaban allí por una cuestión presupuestaria.
Ah vale, no te había pillado. Pero tampoco hace falta que se hayan gastado una millonada en eso. Por los pocos fotogramas que tiene la secuencia de los aviones, facilmente los han podido introducir de estrangis metiendo imágenes de archivo en el fondo de la escena. No debe de ser muy dificil para los técnicos audiovisuales, y mas viendo que de repente han convertido una escena al lado del edificio en otra en pleno acantilado sin que se note. Pero bueno, es una suposición.
no sé cómo llegué a tu blog... Sólo quería decirte, que aunque no he leido el libro que tanto publicitas ;) me encanta la manera que tienes de escribir por aquí...
Soy fan del anuncio desde hace varios años, pero sólo lo había visto una vez. Ahora que he podido pararlo y echarlo para atrás he podido darme cuenta de la grandeza del anuncio: Atentos a los efectos: Cambio de plano al salir por la puerta, cuando el contador marca 1:05 (restante). Luego, en el 0:52, al pasar por la farola, le reemplazan por completo por otro plano localizado en otro sitio, pero sólo a él y a las dos personas que solapa. Durante un par de segundos, generan sus pantalones por ordenador hasta dejarle en bañador cuando desaparece el cartel de Tango. El séquito que tiene delante todavía pertenece al plano anterior, salvo la chica, y ya por fin les intercambian por los correspondientes al último plano cuando le ponen el zoom al pasar por delante del camión.
Puedo estar muy equivocado, claro, pero sea así o no, es acojonante.
No, no te equivocas. Aunque el aspecto es el de un plano secuencia, se rodó durante varios días. Bajo su aparente sencillez se esconde un trabajo impresionante de postproducción. Ya tiene diez años y algunos efectos los podemos ver -nuestros ojos se han sofisticado de tanto verlos en el cine o en la misma publicidad- pero en otros sólo existe la sensación de estar ante el truco de un mago: sabemos dónde debe estar el truco pero no qué ha hecho.
Por cierto, pasas de entrelazado fullscreen a panorámico prgresivo. Tardé 5 pases en darme cuenta.
A mi también me encanta el anuncio.
Y creo que lo de los Harriers es la culminación del exagerado tono de hostilidad hacia los franceses. A mí sí me gusta.
La entropía moral de la circunstancia obliga a crear un clú de fanes del espot en cuestión. El espendoleo hermeneútico de la congregación necesita redención ipso facto, so pena de la más mísera convolución.
En fechas próximas os daré una cuenta corriente donde pueden ingresarse los óbolos destinados a vuestra positiva evolución futura. Ved juntos el espot todas las semanas, y luego esperad postales desde el filo.
Mandad más dinero.
No soy francés.
ebenzer, frances no, pero catalan...
PD: y que no se me enfaden los catalanes ;)
lo mal que me caen los ingleses y sus comidas mas esa bebida ja
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