miércoles, mayo 30, 2007

Tres cosas del Festival de San Sebastián

La verdad es que el nuevo trabajo está resultando como una amante acaparadora en sus primeras semanas y no me deja tiempo para nada más, así que el blog se está llenando de promesas incumplidas y el ritmo de publicación ha decrecido. Confío en que en breve podamos retomar los plazos habituales. Mientras tanto, cumplo lo dicho el otro día y hablaremos un poco de San Sebastián y su Festival de Publicidad, El Sol.

En primer lugar, mis previsiones no se cumplieron y sí hubo sol. Aquí la prueba física:


Lo que pasa es que no estaba encendido. El sol es eso desvaído y redondo detrás de la tela de nubes. Eso fue lo más cerca que estuvimos de que nos iluminaran sus rayos. Bueno, eso y esto:


No es el Bataplán, donde al final no entré, sino un lugar similar, llamado La Rotonda. Los focos daban más calor que el sol. La música era de esas de tumba-tumba que tanto me gustan, pero los gintonics eran en ese tipo de vasos de sidra vascos que parece que te estás tomando un barco de gintonic. Osea que por ahí bien.

En cuanto al festival, vi un buen nivel medio, bastante más alto de lo que me esperaba, pero nada que me sorprendiera mucho. Buen trabajo sin excelencia -y de hecho quedó desierto el Gran Premio de Platino, que vendría a premiar aquello que resulta revolucionario. En cuanto al Gran Premio de Televisión, ganó la campaña que a mí me pareció la mejor, que está compuesta de cuatro piezas:









Me resulta muy curioso que esta campaña que habla de romanticismo a las mujeres esté hecha por la misma agencia -Vega Olmos Ponce- y para el mismo cliente -Unilever- que su exacto negativo, las campañas de Axe. Dos de ellas también se llevaron premio:





Bueno, esta no estoy seguro de que se llevara algo, pero la pongo para que la disfruteis igual.

¿No resulta extraño que dos productos postulen actitudes tan contrapuestas? Porque si Impulse habla de relaciones y romanticismo, Axe habla de lo que ha prometido siempre: Te las vas a follar a todas. ¿Qué pasará si un chico rociado con Axe y en busca de mujeres follables se encuentra con una chica rociada de Impulse en busca de una relación estable? Igual es la campaña del año que viene.

lunes, mayo 28, 2007

Mick Jagger y las abejas peruanas

Estaba previsto que hoy habláramos del Festival de Publicidad, pero leí el viernes una escalofriante noticia en el 20minutos y hay que compratirla. Olvidemos la sensación de que la noticia es poco fiable, pongamos a tope nuestra suspensión de la incredulidad y leamos:

Mick Jagger se alargó el pene mediante picaduras de abejas

Así, es, lo cuentan todo aquí. Mick Jagger estaba descontento con el tamaño de su miembro y pensó que sería bueno probar con un rito amazónico que consiste en poner tu miembro dentro de un bambú y llenarlo de abejas, que al picarte aumentan el tamaño de tu herramienta de trabajo. Bien. No sé qué decir, con franqueza, excepto que es el método más estúpido que yo haya oído nunca para aumentar el tamaño de tu pene. Quiero decir, ¿en qué momento pudo pensar Jagger que era una buena idea? ¿Estaba escuchando la historia del rito amazónico y de pronto pensó: "Un momento, esa puede ser la solución a mis problemas, que unas abejas asesinas picoteen mi polla?"

Leí la noticia el viernes y no he parado de darle vueltas. De hecho apenas recuerdo nada del Festival porque estaba pensando en Mick Jagger y su caña de bambú. O a lo mejor no me acuerdo por los gintonics del Bataplán. Aunque creo que no, porque no estuve en el Bataplán. Creo. Porque no lo recuerdo bien. En fin, que mañana hablamos del Festival. Y de los gintonic. Hoy es el día de pensar en la polla de Mick Jagger, que es muy pequeña. Y en su cerebro, que tiene pinta de ser más pequeño aún.

viernes, mayo 25, 2007

Entremés

Hoy viernes salgo de viaje a una de mis ciudades favoritas, San Sebastián, y no volveré hasta el domingo, por lo que no es de esperar actualizaciones hasta el lunes al menos, a no ser que una conjunción de planetas provoque que Rebeca escriba algo. ¡Ahora que estaba a punto de volver a coger el ritmo de publicación!

En San Sebastián estaré bastante ocupado porque voy al Festival de Publicidad, que se llama, irónicamente supongo, El Sol. No recuerdo año que hiciera sol allí. De hecho los dos primeros años que estuve en el Festival la organización regalaba sendos chubasqueros -espléndido el primero, parecía de marinero de peli de terror, malillo el segundo- y no hay vez que no pase por agua en alguno de los días al menos. Creo recordar que el primer año, un lejano ya 1997, hubo incluso inundaciones el domingo y muchos publiciteros no pudieron sacar el coche de los parking. Qué tiempos.

En fin, que allí voy a trabajar, más o menos, o sea que me mazaré, como es tradicional, a gintonics, y haré por expandir mi estómago con los pintxos en la zona vieja. Por lo demás, intentaré encontrarme con los amigos y fingir que no veo a los enemigos. A ver si hay suerte. Tengo la esperanza de encontrar en este viaje algo aprovechable para el blog, porque recuerdo un cartel brutal en un bar de Donosti. Decía: "Campeonato Mundial de Mus del País Vasco". No sé si era la boutade típica de los musolaris o que era así sin intención.

Mientras tanto les dejo a ustedes con un cartel que Javi me envió hace tiempo, encontrado en el aparcamiento del centro comercial Diversia, en el cajero:


El flash no facilita las cosas, pero pone: BARRERAS LEVANTAS. Yo veo ese cartel y aunque la barrera esté levantá, es que no me fío y no me muevo del sitio. Que eso tié tó la pinta de sé una sotisficada trampa pá abollá mi coshe aproveshando mi inosensia.

miércoles, mayo 23, 2007

Sin resuello

He estado desaparecido por culpa de un concurso, pero ya he vuelto. Otro día hablaremos de cómo son los concursos en publicidad, períodos donde la vida exterior deja de existir. Pero en fin, otro día. Hoy, como tampoco es que tenga mucho tiempo, acudo raudo y veloz a YouTube y les presento dos ejemplos de una campaña de la que ya hablamos aquí en su momento, la campaña de Real Men of Genius de Bud light. Si entonces hablábamos de la radio, hoy les traigo dos piezas de televisión. Lo normal es que la radio surja de la campaña de televisión, pero en este caso fue al revés: el éxito de la campaña de cuñas provocó que se crearan replicas televisivas. Con un resultado escandalosamente brillante.

Aquí está el primero de ellos: una oda a esos hombres normales y corrientes con los que alguna vez hemos tropezado. Mr Really Really Really Bad Dancer.



Y aquí tenemos otro ejemplo: Mr Way Too Much Cologne Wearer:



Ya no iba a poner más, pero qué coño, para que está Youtube si no: Mr. Silent Killer Gas Passer

.

Ay, Dios mío, creo que no puedo parar: Mr. Giant Taco Salad Inventor Guy



Otro; otro y ya no más: Mr. Nudist Colony Activities Co-Ordinator



Es desternillante, está escrito como si al redactor lo hubieran tocado con una varita mágica, hay chistes cada cuatro segundos, el locutor lo interpreta impecablemente y el tipo que canta parece salido de un videoclip de los ochenta de estos que producía Quincy Jones. Qué más se le puede pedir a una campaña. Que se me hubiera ocurrido a mí. Pero eso ya es demasiado, claro.

jueves, mayo 17, 2007

24 horas de nuestra vida

Esta entrada es una tontería, no le den muchas vueltas; me ha parecido mejor decirlo claro, desde el principio, para que no se lleven a engaño. Trata sobre las cosas que nos pasaron hace poco. Que tampoco es que nos pasara nada muy raro, pero bueno, mientras Esther responde, ahí va para rellenar hueco en este blog.

El pasado fin de semana nos fuimos la Rus y yo a La Línea de la Concepción, en Cádiz, porque me daban otro de esos premios -qué cansino, sí-. Cogimos el avión a Gibraltar -que ya saben que linda con La Línea- y llegamos tan panchos, en una hora escasa. Nosotros ya habíamos estado antes en Gibraltar, comprando azúcar y jabón, que está treinta céntimos más barato, y para nosotros el aeropuerto era sólo la enorme pista que se interpone entre la entrada y los supermercados, un recorrido infernal en verano porque no hay donde resguardarse de la solanera y que se hace larguísimo, sobre todo si llevas el azúcar a cuestas. Esta vez la pista nos pareció pequeña, de hecho todo en Gibraltar parece pequeño porque está como concentrado. Según aterrizas, si miras por la ventanilla puedes ver a unos chavales jugando al fútbol en un campo que hay al lado de la pista. Te da la impresión de que te van a pitar fuera de juego a ti de lo cerca que está.

Bueno, el caso es que fuimos a La Línea, nos dimos un paseo corto, asistimos a la entrega de premios -fui segundo- y escuchamos atentamente la conferencia de Javier Sierra, un escritor de estos estilo Dan Brown, que escribe bestsellers sobre cátaros y misterios inexplicables que compagina con su actividad como periodista magufo. De este hombre yo no he leído nada, pero después de la exhibición del otro día tal vez le dé una oportunidad. El tipo convirtió la conferencia de cierre de la Feria del Libro en un largo anuncio de sus libros, hablando de cómo se le había ocurrido uno y otro y qué podíamos esperar de ellos. Como tiene tablas de sobra y parece uno de estos que coleccionan datos, cual enciclopedia viviente, resultó realmente interesante.

Después de dormir nos fuimos de nuevo hacia Gibraltar, pero antes de llegar allí nos encontramos un parque infantil que nos resultó muy curioso:


Igual no se han dado cuenta de por qué nos pareció curioso. Fíjense mejor en qué se encuentra el niño que se tira por el tobogán precipicio de la foto:


En efecto, no es arena sino piedras. Los niños de La Línea de la Concepción deben ser titanes si se les entrena así diariamente. Mi pregunta es: ¿por qué no están afiladas las piedras? Porque si queremos fabricar espartanos vamos a hacerlo bien, coño.

Bueno, pues seguimos hacia el aeropuerto de Gibraltar, y vamos al mostrador de Iberia -hay dos mostradores, qué diferencia con la mastodóntica Terminal 4, en la que, por cierto, no nos perdimos-, nos paseamos por el aeropuerto igual que Steve McQueen por su celda en La gran evasión y entonces aparece ella, sí, ella: Inés Sastre, con gafas de sol, con un señor gordo al lado que debe ser su marido, pero ella al fin y al cabo, y pasa a mi lado y yo la reconozco. Y la señora que está al fondo también lo hace y se lo dice a su marido, y el marido sonríe y mira, pero Inés ya ha pasado por el control de policía y sólo se le ve el culo, que la verdad es que tampoco es para tanto. Y decidimos ir al supermercado a ver a qué precio está el jabón y no podemos pasar porque va a despegar un avión, y ahí va, un avión jet de esos privados donde imagino que está Inés Sastre, qué haría ella en Gibraltar -si descartamos lo del jabón-.

Y una hora más tarde sale nuestro vuelo y llegamos a Madrid y nos movemos por la enorme Terminal 4 y Rebeca dice: Mira, esa de ahí era Lolita, y yo ni me vuelvo mientras pienso: qué suerte tengo, porque puestos a ver famosos, mejor que haya sido así: yo Inés y Rebeca Lolita.

martes, mayo 15, 2007

Concurso fraudulento, amañado, una caca, vamos

Ya saben ustedes que nos apuntamos al concurso ese de blogs de 20minutos; de hecho hablamos el primer día en esta casa de que nos olía raro el asunto. Ya tenía yo escrito un agudo post donde desmontaba con la clarividencia que caracteriza mi prosa el burdo chanchulleo de los premios y analizaba, moderno y esbelto Zola, la corrupción imperante en la blogocosa. Me había quedado de rechupete, pero, ¡epa!, resulta que en la lista de finalistas han entrado varios amiguetes, e incluso alguno ha ganado, y el artículo se me ha ido a la mierda (nota mental: cambiar el título de la entrada, y nota mental 2: dejar de usar el chiste de poner notas mentales que aparentemente se dejan por descuido, ya no hace gracia, ¿ah, no?, antes sí te hacía gracia, pues ahora no, ya nada de lo que digo te hace gracia, es que eres muy pesado, sólo intento alegrarte la vida, no llores, lloraré si quiero, no te pongas así, cómo quieres que me ponga, estos señores nos están mirando, calla, ya hablaremos en casa).

Parece que al final sí había criterio, al menos en algunas categorías -las de los amigos, claro-. En resumen, no sé cómo ha quedado El sabor del cerdo agridulce -gracias por los votos recibidos, por cierto-, pero hay que decir que en la categoría de Ciencia y Medio Ambiente ha quedado finalista el excelente Curioso pero inútil, del que somos fans en esta posada -y que hizo una reseña de Me llaman Fuco Lois, igual por eso somos fans-, vencido sólo por el también espléndido Fogonazos, que no está enlazado pero que seguimos fielmente vía Bloglines. Y en la categoría de Ficción ha ganado La decadencia del ingenio, de Jaime Rubio, que de vez en cuando se pasa por aquí y hasta escribe, del que también somos fans y eso que no ha hecho ninguna reseña. La decadencia es una delirante colección de artículos que se atreve a decir eso de que el emperador está desnudo. Bueno, eso me han dicho, yo nunca lo he leído porque leer la palabra desnudo me turba (a ver cuántos chistes podemos hacer con esto).

Échenle un vistazo a todos, que merecen la pena. Y digan que van de mi parte, que me llevo una pequeña comisión.



viernes, mayo 11, 2007

Dejarse llevar por las apariencias

Dice la sabiduría popular (que es una tía de lo más lista a la par que práctica) que “las apariencias no lo son todo”, que “las apariencias engañan” y lo que es más, que "no se puede juzgar por las apariencias”.

Conclusión: apariencia=mal, mal/chungo/no te fíes, tío.

Muy bien. Pues ni con esas, oiga. Es que es llegar al supermercado y ver una botella de aceite de oliva bien diseñada y que se me haga el culo pepsi-cola. O, el otro día, sin ir más lejos, cuando en un viaje precipitado a El Corte Inglés de Goya descubrí una nueva marca de cosméticos con un diseño retro y especial y comenzar a acosar a las vendedoras para que me vendieran con carácter de urgencia todo lo que había en sus estanterías.

No sé para qué sirve, pero es tan bonito...

Y os estaréis preguntando a cuento de qué os estoy soltando este rollo de mi afición por el diseño y apariencia de los productos que compro. Bueno, es largo, pero todo empieza aquí: desde hace unas semanas me he aficionado a ese peculiar cocinero, estrella mediática en el Reino Unido, que es Jamie Oliver. Para los que no le conozcáis os recomiendo fervientemente a este simpático chef inglés porque, a pesar de que su estilo es un poco zafio y usa las manos más de lo que debiera (para mezclar las hojas de lechuga con el aliño, por ejemplo, que es tirando a una guarrería muy guarra), es un tipo tan entusiasmado por la cocina y todo lo relacionado con comer bien que no puedes evitar contagiarte tú también de su entusiasmo. Pues bien, el señor Oliver se pasa el día largando bondades sobre nuestra querida dieta mediterránea, las verduras, el pescado y, por supuesto, el aceite de oliva. Pero el aceite de oliva que sale en los programas de cocina de Jaime Oliver siempre es italiano. Nunca es español.

Al principio me pregunté cuál era el problema. Vamos, que si Jamie Oliver no sabía que en España también teníamos un aceite de oliva estupendísimo, digno de estar a la altura del aceite de oliva italiano. Pero el otro día lo comprendí todo. Exactamente, cuando comencé a ver el capítulo que el famoso cocinero dedica a las tapas españolas. En ese capítulo Jamie Oliver recorre Londres hasta dar con una tiendecita de delicatessen especializada en productos de nuestra tierra y preparar así auténticas tapas españolas. De lo de delicatessen me reí yo bastante porque el chorizo que tenía el señor Manolo en el mostrador era Campofrío, que decidme vosotros qué delicatessen es eso. Pero, en fin, a lo que vamos, cuando Jamie Oliver salió de la tienda, aparte de garbanzos, pimientos del padrón y otras cositas llevaba una botella de 1 litro de aceite de oliva La Española ¡de plástico! Ese fue el aceite delicatessen de origen español que le recomendaron comprar al gran cocinero inglés. Muy diferente de las preciosas botellas de diseño de aceite italiano con las que Jamie trabaja en todos sus episodios. Tan bonitas por fuera como el oro líquido que contienen.


Guapo, simpático, sabe cocinar y distinguir una cebolla de una escalonia. ¿Puede haber un hombre más perfecto?

Vamos, que no era de extrañar que Jamie Oliver no se tomara en serio aquel aceite de oliva español y no lo tenga para nada en cuenta en sus programas si las propias empresas españolas de aceite tampoco se toman en serio cuidar su packaging, su diseño, su imagen en el exterior... o no se molestan en darle la plasta al señor Manolo de Londres para que tenga allí sus bonitas botellas. A Jamie Oliver esa botella de aceite de oliva le debió decir lo mismo que a un enólogo un cartón de vino.

A mí me pasa igual.

Supongo que es una obsesión que he heredado de mi trabajo como creativo publicitario y de lo que durante 10 años ha sido la norma: los clientes que más cuidaban la imagen de sus productos y todo lo que de ello derivaba solían ser también los clientes más entusiastas con su producto, los que más creían en él, los que aspiraban a más...

Vale, es cierto que había excepciones:

1)clientes enamorados de su producto con mal gusto o
2)espabiledetes que sabían cómo había que vender un sueño (normalmente tiburones entrenados fuera de nuestro país y que se habían aprendido bien las lecciones de marketing).

Pero, en general, la norma se cumplía. Un cliente que aprobaba un producto con un excelentísimo diseño era un cliente que buscaba la excelencia (ufff, cómo suena esto de marketiniano) en todo lo demás... y sobre todo, en el mismo producto.

De ahí a mi obsesión por las apariencias, a que cuando voy a un supermercado me deje llevar por el diseño de las botellas de aceite de oliva, aunque la sabiduría popular me diga todo lo contrario. Puede que me equivoque alguna vez y no compre el mejor. Aunque con mi elección estaré recompensando de alguna forma a una empresa que ha decidido apostar por hacer las cosas bien o, bueno, al menos una cosa bien. Además, si cunde su ejemplo y todas las demás comienzan a apostar por cuidar su imagen y se autoconcede la importancia que deberían tener, también en el exterior comenzarán a valorar nuestros productos igual que valoran los productos franceses e italianos, que son tan buenos como los nuestros pero saben decirlo bien alto. Es decir, que el problema no es que los productos de los otros países sean mejores que los nuestros, el problema es que nosotros no decimos que nuestros productos son buenos. Y, queridos amigos, debo deciros que en este punto crítico hay que dejarse llevar por las apariencias. ¿O no?

Nota mental: recordar a Txiki que cambie la plantilla de Blogger del Cerdo agridulce.

jueves, mayo 10, 2007

El último romántico

Menos mal que aún quedan hombres que creen en el amor y en el lento cortejo de su enamorada, como podemos ver escrito en esta pared:


Ahí tenemos la constante K en kiero para parecer más duro, pero el mensaje está claro. Esther (muy bien puesta la hache) tiene en Fede un fiel seguidor que solicita respetuoso un contacto carnal. A ver si tenemos suerte y podemos ver cómo termina esta historia de amor (ver a través de otro mensaje, no físicamente). ¿Qué le contestará Esther? Permaneceremos atentos.

miércoles, mayo 09, 2007

Noticias con arañas

La verdad es que la noticia es muy sospechosa teniendo en cuenta que se acaba de estrenar Spiderman 3, pero, vaya, la da 20 minutos, así que no podemos desconfiar. Y además que aquí el rigor tampoco hay mucho, como no sea el rigor mortis de la última semana a causa del trabajo. Bueno, al lío:

Dos arañas, una viva y otra muerta:
la causa del dolor de oído de este niño


Así de cruda esta la cosa, y se puede leer entero aquí. El niño tenía molestias en el oído, le miran, y tenía dos arañas dentro (¿royéndole el cerebro? Tú has visto mucha película de serie B), una de ellas muerta no se sabe si en extrañas circunstancias. Lo más sorprendente de la noticia es la foto del niño enseñando las arañas:

Ahí está, tan orgulloso. Nueve años y lo que más le preocupa de tener una araña en el oído vivita y coleando es conseguir que se la embalsamen para poder mostrársela a sus amistades y a la prensa. Eso es un chaval emprendedor, que ha visto abierta la posibilidad de ser famoso. Que en el fondo es lo que parece importar en estos tiempos. Algo parecido nos pasa, creo, a los que tenemos blogs, que en nuestro interior queremos salir en los medios enseñando las cosas que nos pasan. Y como nadie nos hace caso montamos nuestro propio medio de comunicación. Con lo fácil que sería meterse una araña en el oído.

jueves, mayo 03, 2007

Primer día de cole

Yo me ponía nerviosísimo el primer día del cole, tras la vuelta de vacaciones. Como los nervios, tradicionalmente, me afectan al estómago, me pasaba dos semanas comiendo apenas, sumido en un estado de temblequeo agobiante y con las tripas revueltas como si hubiese cogido una gastroenteritis, atrapado por una náusea constante. No era el mejor de los tiempos para mí, no. Racionalmente, no tenía motivos para estar tan nervioso, como me explicaba mi madre: sacaba buenísimas notas en el colegio (yo era, sí, un empollón, qué pasa), conocía a todos los compañeros, los profesores eran muchas veces los mismos. Pero no podía evitar ponerme como un flan.

Hacía nueve años que no tenía un primer día en el cole -en la oficina- y aunque ya no me pongo tan nervioso como cuando era niño, no puedo dejar de sentir una pequeña inquietud que, supongo, es natural cuando entras en un sitio nuevo y la gente te mira como si fueras un objeto de exposición. Que tal vez sea lo que soy los primeros días: el Nuevo. Mi estómago está bien, gracias, pero ahora tengo que dedicarme a esas tareas que tanta pereza dan para adaptarme al nuevo ambiente: descubrir las mañas torcidas de mi nuevo ordenador, ajustar la silla para que esté a la altura justa, saludar a toda la gente que no conozco y aprenderme sus nombres, deducir de quién puedo fiarme y de quién no, averiguar cómo se consiguen los cuadernos y los bolis, localizar a las tías buenas de la oficina y conseguir que no sepan desde el primer día que soy un viejo verde y encontrar el cuarto de baño. Por si acaso los nervios van a más.

P.D. El café es malísimo.

martes, mayo 01, 2007

Recién robados

Mi madre decía que robar está muy feo, pero no he podido evitarlo, una vez más. Esta vez tengo excusa, sin embargo, y es que el robar a un ladrón tiene cien años de perdón. Bueno, en realidad no estoy robando a unos ladrones, pero está relacionado. La imagen que vais a ver ha sido publicada hoy mismo en el blog Interuniversal (del que, por cierto, recomiendo que leáis esta desopilante colección de portadas del diario deportivo Marca). Parece que la foto está tomada en un mercadillo de un pueblo de Salamanca:

Con dos cojones. No sé si es que hay en marcha una nueva vanguardia literaria compuesta por delincuentes o qué es lo que ocurre (en el Babelia no se dice nada de la irrupción del Delincuentismo, pero, claro, ellos están muy ocupados con sus autores importantes, Philip Roth para arriba y para abajo), pero parece que últimamente hay un grupo de ladronzuelos con sentido del humor o sin sentido común. A ver si puedo formar parte de ese nuevo movimiento litarario ahora que me dedico a plagiar entradas ajenas.

Me pregunto si este reclamo tendrá éxito, por otra parte. ¿Es necesario que los perfumes sean frescos? ¿La gente que habitualmente compra perfumes robados no se sentirá incómoda con la evidencia de que son robados, sin poder fingir ya que no sabe que está comprando mercancía robada? Coño, que son cinco euros, qué se van a sentir incómodos.

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