Tú eres alemán y echas de menos Alemania porque estás viviendo en Madrid. O tal vez eres español pero visitaste Alemania una vez y te gustó. O tal vez no has visitado nunca Alemania pero te apetecería: te gustan los alemanes aunque sean siempre los malos de las películas porque son rubios, altos y fuertes, son ordenados y en sus autopistas no hay límites de velocidad. Y porque tienen tres Mundiales de fútbol.
Da igual por qué. El caso es que te apetecería estar en Alemania ahora mismo pero estás en Madrid. Una putada, sobre todo si no te gustan las zanjas. Pero una putada que se soluciona. Porque lo bueno de la globalización (digo yo que será por la globalización) es que en las grandes ciudades hay pequeños ecosistemas cerrados en los que puedes fingir que estás en otro lugar del mundo. Puedes, por ejemplo, ir a una cervecería alemana en pleno centro de Madrid.
Y la cervecería parece sacada de Munich (München) o de Berlín (Berlin). Hay todo tipo de cervezas alemanas, hay cientos de salchichas alemanas (Rostbratwurst, Blaue Zipfel, Weisswurst, Bregenwurst, Kohlwurst y otras palabras con un montón de consonantes que he sacado de la Wikipedia) y otros tipos de comida (o así) como el chucrut. Y Schwaine Haxe (o Schweinhaxe), que no falte. De hilo musical suenan canciones alemanas con acordeones y trompetas, o cornetas o lo que sea y en las paredes hay pósters alemanes de productos alemanes. Y, por supuesto, hay camareras en trajes regionales, camareras rubias, altas y fuertes que responden cuando dices Fräulein y cuyos ojos azules y tez blanca como…
Da igual por qué. El caso es que te apetecería estar en Alemania ahora mismo pero estás en Madrid. Una putada, sobre todo si no te gustan las zanjas. Pero una putada que se soluciona. Porque lo bueno de la globalización (digo yo que será por la globalización) es que en las grandes ciudades hay pequeños ecosistemas cerrados en los que puedes fingir que estás en otro lugar del mundo. Puedes, por ejemplo, ir a una cervecería alemana en pleno centro de Madrid.
Y la cervecería parece sacada de Munich (München) o de Berlín (Berlin). Hay todo tipo de cervezas alemanas, hay cientos de salchichas alemanas (Rostbratwurst, Blaue Zipfel, Weisswurst, Bregenwurst, Kohlwurst y otras palabras con un montón de consonantes que he sacado de la Wikipedia) y otros tipos de comida (o así) como el chucrut. Y Schwaine Haxe (o Schweinhaxe), que no falte. De hilo musical suenan canciones alemanas con acordeones y trompetas, o cornetas o lo que sea y en las paredes hay pósters alemanes de productos alemanes. Y, por supuesto, hay camareras en trajes regionales, camareras rubias, altas y fuertes que responden cuando dices Fräulein y cuyos ojos azules y tez blanca como…
Qué raro, ¿no? Debe ser un fallo de Matrix. Que intenten con tanto ímpetu hacerte creer que estás en Alemania para, a tomar viento la suspensión de incredulidad, estropearlo en cuanto aparece el factor humano. Es como si, no sé, fueras a una arrocería española en París y las chicas que te atendieran vestidas de faralaes fueran japonesas. Que pensarías: ¿qué necesidad hay de humillar a estas pobres chicas haciéndoles vestir unos trajes ridículos, si como españolas no cuelan? Dejad en paz a las chicas y que vistan como quieran, si de todas maneras ya me he dado cuenta de que estoy en París, no en Valencia, gracias por joderme la ilusión, cabrones, el otro día en el cine lo mismo, una película de romanos y al fondo salía un avión, ahora le pregunto a esta japonesa en español y no tendrá ni idea, le pregunto si la paella se come con limón o no, y qué va a saber, a ella el arroz amarillo le parecerá raro, cosa de españoles locos, el arroz es blanco, por Dios, dirá la japonesa, y tiene que ir hecho pegotes, sino es imposible cogerlo con los palillos, qué manía la de los tenedores.
Para entonces las camareras pensarán que estás loco, porque llevas un rato hablando en voz alta, pero eso ya es otra historia; no olvides la medicación, por favor. Y te darán el cambio y tú pensarás al verla vestida con un traje regional alemán: ¿qué necesidad habrá de obligar a estas chicas a vestirse de alemanas, si es obvio que no son alemanas? Las pobres. Que bastante tendrán con los trajes regionales de su país.
Para entonces las camareras pensarán que estás loco, porque llevas un rato hablando en voz alta, pero eso ya es otra historia; no olvides la medicación, por favor. Y te darán el cambio y tú pensarás al verla vestida con un traje regional alemán: ¿qué necesidad habrá de obligar a estas chicas a vestirse de alemanas, si es obvio que no son alemanas? Las pobres. Que bastante tendrán con los trajes regionales de su país.
12 comentarios:
Nuse, puede que la foto lleve a engaño, pero pami que la tia esta mu wena!, y en el traje, pos no me fijo, oiga. ?Verdad Javi, a que sin?
La foto lleva a engaño o tú llevas demasiado tiempo en prisión.
Me imagino a la tipa, diciendo: "oye, pisha, te pongo una tapa de bráhbur", "enga yá, quillo, que no tengo tól día". Jajaja
(Si la señora Merkel viera esto...)
Despues del tercer litro todas parecen alemanas. Es la famosa "Ley de Spaten"
Bitte, zwei Heles (haciendo un gesto con la mano para que no haya dudas).
Y luego ya todo seguido y cuesta abajo.
No es Madrid, pero si quieres pedacitos genuinos de Alemania en nuestro país, date una vuelta por ciertas zonas de Mallorca o de Alicante. Allí te sientes extranjero en tu propio país.
Estooooo... ¿esa cervecería no estará en el C.C. de Arturo Soria?
¡Premio para el caballerooooo!
Se lleva de regalo una salchicha Bratwust casi sin usar.
Qué control de los locales de restauración. O de las camareras.
Herr Palomares... no ha conocido usted a muchas alemanas, ¿verdad?
Bis später, Schätze!
Eh, eh, que no estamos aquí para hablar de mi vida sexual.
Respondiendo a su pregunta, he conocido a unas cuantas alemanas, y aunque es cierto que no todas parecían valquirias, ninguna de ellas podría pasar por colombiana.
Que digo yo que si jugamos al tipismo, habrá que llevar el estereotipo hasta el final. Y las camareras han de ser rubias y pechugonas aunque en la misma Alemania no haya de eso. Y los camareros con la cabeza cuadrada, claro. Eso muchos pubs irlandeses lo hacen muy bien, por eso contratan jovencitos irlandeses que no tienen ni papa de español y clavan a la barra a un parroquiano medio borracho y ponen ilustraciones de James Joyce.
Y como se dice en Düsseldorf: Ma io non tengo auto, signorina! (es un turista italiano el que lo dice)
A mi las alemanas en general me parecieron guapas, sobre todo las morenas, no la típica fraulein (o como se escriba) Habrá que hacer una parada y fonda en ese CC para poder opinar sobre la rubiales esa con criterio.
Tomate una a mi salud, Leon. Una rubia me refiero... una cerveza, vamos.
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