jueves, noviembre 02, 2006

Una hora menos

Me ha desaparecido una hora. De verdad que no sé dónde la he puesto. Ni idea, oyes. Y el caso es que no puedo denunciarlo en ninguna comisaría porque sé que la hora está ahí. Pero no está.

¿Qué cómo es eso? ¿Os parece que sólo digo necedades y paparruchas?

Quizás. Pero el asunto es más sencillo de explicar de lo que parece. El lunes pasado, sin ir más lejos, salí del trabajo a la misma hora de siempre, cogí el metro (que tuvo la decencia de funcionar correctamente y llevarme hasta la estación elegida sin parones ni sobresaltos) y recogí a mi hija pequeña de la guardería. Y entonces… entonces fue cuando ocurrió. Sin que pudiera hacer nada por evitarlo me vi con una hora menos. Una hora menos para pasear con mi hija y sobre todo, para ir al parque con ella como hacíamos todas las tardes. Porque, simple y llanamente, de repente el lunes se hizo de noche y nos quedamos sin parque, sin paseo y sin luz.

Y desde entonces, nada es lo mismo. La hora sigue sin aparecer.

Yo no soy ni científica ni investigadora ni nada que se le pueda parecer remotamente y, por lo tanto, no puedo debatir si el cambio horario al que nos sometemos todos los años tiene sentido o no en esta (nuestra) sociedad. En los medios de comunicación nos explican, año tras año, que el objetivo es ahorrar energía y ser más eficaces. Hasta un 5% de ahorro, oiga. Yo debo ser corta de entendederas porque después de todos estos años escuchando la misma canción sigo sin pillarlo. Para mí es lo mismo, la semana pasada encendía antes la luz por la mañana y ahora la enciendo antes por la tarde. ¿Cuál es la diferencia? ¿Dónde está mi 5% de ahorro en el recibo de la luz, que no lo veo? No sólo no ahorro sino que encima me han robado una hora para estar en el parque con mi hija, para pasear con ella por la calle o para ver el sol. Leo en los periódicos que hay otras personas que piensan como yo (e incluso peor, porque piensan que el ahorro energético en este caso no está orientado al "bien común" sino al de las empresas y oficinas), ... pero volvemos al principio, ninguno somos estudiosos del tema, no tenemos datos tangibles y/o empíricos que demuestren si merece la pena o no el cambio, el hecho de adaptarse a un nuevo horario con todos los contratiempos que eso supone: trastocar tu vida, desorientar los bio-ritmos, etc. Como una especie de pequeño jet-lag sin moverte de casa.

Aunque todo eso es lo de menos. Lo único que me importa es que, hasta nueva orden, tengo una hora menos y no sé dónde buscarla.


8 comentarios:

Anónimo dijo...

No estoy en desacuerdo contigo, niña rus, pero a mi en cambio y con niños también, me pasa que no los llevo al cole de noche. Ahora salgo de casa con ellos y es de día. Me siento un poco mejor por eso. Respecto a las noches, no pienses en lo malo de ahora, piensa en el regalo de la hora de luz de la primavera. Ya quedqa menos.

P.D. ¿No se puede pasear niños de noche?

Palomares dijo...

Se puede, pero te arriesgas a que te ataquen los vampiros.

Nosotros es que por la mañana siempre hemos salido de día, madrugamos menos.

Rebeca Rus dijo...

Lo triste es que ya no hay parque porque no hay niños en el parque porque no hay farolas en el parque.

Palomares dijo...

Esto parece un cuento de Andersen.

Ricardito ëmore dijo...

Mas bien parece un descampao! :P

Lo del "jet lag" si que se nota tiene usted toda la razon. Madre mia que sueño!

Anónimo dijo...

No todos los países cambian de horario, a veces estoy a 6 horas de España y otras a 7... En cuanto al ahorro, es más industrial que doméstico, por eso no lo notas.
Por cierto, ayer me comentaba un colombiano, como cosa curiosa, que hay una bombilla en no sé dónde que lleva más de 50 años funcionando, sin fundirse. Nadie se atreve a apagarla, por si no vuelve a encenderse... Imagina si la cambiaran por una de bajo consumo: ¡lo mismo ni teníamos que volver a cambiar la hora!

Luisru dijo...

La noche solo sirve para que lloren los soldados (Salvatore Quasimodo dixit).
Es que me he levantado cursi esta mañana.
A mí el cambio de hora me parece una MIERDA. Hala.

Pedro dijo...

A mi el cambio de hora también me deprime. Eso de salir del curro y que sea de noche me hace estar más bajo de ánimo. Por lo menos, una temporada, hasta que me acostumbro.

Por otro lado, considero sospechoso el bombardeo de datos de ahorro a que nos someten todos los años para justificar el cambio de hora. Parece una consigna aprendida, y yo creo que ni ellos deben tener claro que el ahorro sea real.

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