Hace poco llegó a mis manos una nueva revista de esas en las que se descuartiza la vida de los famosos y, al mismo tiempo, nos la ponen como ejemplo a seguir. Una incongruencia andante de las que tanto abundan en los kioscos. El caso es que, de repente, en esa revista vacía y terriblemente superficial encontré El Artículo. Ese artículo que equivale a un flashazo de claridad mental. Ese artículo que te descubre un mundo nuevo. Ese artículo que te hace replantearte la vida entera. Que te la cambia, vamos.
A mí me la ha cambiado, no os digo más.
En concreto, el artículo se titulaba “Maldita celulitis. No hay quien se libre” y venía ilustrado con una docena de fotografías de Guapas Oficiales mostrando muslamen, culamen y chichilla a base de bien (ya, ya sé que se sugirió que mi colaboración en este blog serviría para no hablar de culos, pero se equivocaron). Y,… sí. Estas Guapas Oficiales tenían celulitis. Y bastante. Algunas ¡hasta más que yo! Jo, me hizo una ilusión tremenda. De verdad. Porque vi confirmadas las terribles sospechas que tras nueve años de profesión en el mundo de la publicidad (y por tanto, de experiencias plenas con las múltiples herramientas del Photoshop y el retoque fotográfico) me venían rondando por la cabeza. Y que se resumen en una sola sospecha.
Es decir, que las Diosas no existen (para muestra, prueba fotográfica de la guapísima Kirsten Dunst en la playa, "tan natural como la vida misma")
Y, como venía diciendo, confirmar esta sospecha de hace años me ha cambiado la vida. Porque ahora sé que esos cuerpos perfectos a los que llevo años echando oposiciones NO SON VERDAD. Que yo nunca podré ser una Diosa porque las Diosas son una falacia que se han inventado los estilistas, maquilladores, peluqueros, fotógrafos, retocadores y demás profesionales de Hollywood. Así que de nada tiene sentido:
a) torturarme con dietas, masajes masoquistas, cremas carísimas o sesiones brutales de ejercicio.
b) que se me aparezca el genio de la lámpara (como llevo años deseando que haga) y le pida tener el cuerpo de Salma Hayek, porque resulta que la guapa de Salma también ha sido víctima del mal de la piel de naranja (y no os cuento cómo, madreeeeeeeee mía).
c) Gastarme mucha pasta en un cirujano plástico de confianza (o gastarme poca pasta en un cirujano plástico de desconfianza).
d) Probar la mesoterapia, la hidroterapia, la presoterapia y todas esas cosas que acaban en –apia.
En cambio sí tiene sentido:
a) repetir cocido y echarle un tiento al tocino.
b) tomar pan en las comidas (¿o como queréis que me coma el tocino?)
c) no volver a saltarme el postre nunca, nunca más.
d) dejar para mañana lo que pueda hacer hoy siempre que tenga que ver con abdominales, sentadillas, carreras y todo tipo de torturas relacionadas con la Inquisición y sólo hacerlo si me apetece y no por razones estéticas.
e) gastarme toda la pasta que puedo gastar durante un año en cremas en un viaje compartido con mi pequeña familia.
Y ante todo, que cada vez que me contemple en un espejo sean las cosas buenas las que llamen mi atención. En vez de las malas. Y eso para empezar, es un gran cambio en mi vida. He abandonado la autocrítica y sobre todo, el autocontrol. Se acabo el Reinado de la Dieta y la Dictadura del Gimnasio. ¡Hola a la Revolución del Chocolate!
En definitiva, que mi vida ha cambiado bastante en la última semana. Si Kirsten Dunst, Nicole Kidman o la “pluscuamperfecta” Uma Thurman tienen el culete sembrado de hoyuelos –con sus entrenadores, sus tratamientos, sus cirujanos, sus nutricionistas, sus médicos, etc.-, ¿qué posibilidades tengo yo contra la celulitis?
Exacto,… así que, venga acá esa cervecita.
A mí me la ha cambiado, no os digo más.
En concreto, el artículo se titulaba “Maldita celulitis. No hay quien se libre” y venía ilustrado con una docena de fotografías de Guapas Oficiales mostrando muslamen, culamen y chichilla a base de bien (ya, ya sé que se sugirió que mi colaboración en este blog serviría para no hablar de culos, pero se equivocaron). Y,… sí. Estas Guapas Oficiales tenían celulitis. Y bastante. Algunas ¡hasta más que yo! Jo, me hizo una ilusión tremenda. De verdad. Porque vi confirmadas las terribles sospechas que tras nueve años de profesión en el mundo de la publicidad (y por tanto, de experiencias plenas con las múltiples herramientas del Photoshop y el retoque fotográfico) me venían rondando por la cabeza. Y que se resumen en una sola sospecha.
Es decir, que las Diosas no existen (para muestra, prueba fotográfica de la guapísima Kirsten Dunst en la playa, "tan natural como la vida misma")
Y, como venía diciendo, confirmar esta sospecha de hace años me ha cambiado la vida. Porque ahora sé que esos cuerpos perfectos a los que llevo años echando oposiciones NO SON VERDAD. Que yo nunca podré ser una Diosa porque las Diosas son una falacia que se han inventado los estilistas, maquilladores, peluqueros, fotógrafos, retocadores y demás profesionales de Hollywood. Así que de nada tiene sentido:
a) torturarme con dietas, masajes masoquistas, cremas carísimas o sesiones brutales de ejercicio.
b) que se me aparezca el genio de la lámpara (como llevo años deseando que haga) y le pida tener el cuerpo de Salma Hayek, porque resulta que la guapa de Salma también ha sido víctima del mal de la piel de naranja (y no os cuento cómo, madreeeeeeeee mía).
c) Gastarme mucha pasta en un cirujano plástico de confianza (o gastarme poca pasta en un cirujano plástico de desconfianza).
d) Probar la mesoterapia, la hidroterapia, la presoterapia y todas esas cosas que acaban en –apia.
En cambio sí tiene sentido:
a) repetir cocido y echarle un tiento al tocino.
b) tomar pan en las comidas (¿o como queréis que me coma el tocino?)
c) no volver a saltarme el postre nunca, nunca más.
d) dejar para mañana lo que pueda hacer hoy siempre que tenga que ver con abdominales, sentadillas, carreras y todo tipo de torturas relacionadas con la Inquisición y sólo hacerlo si me apetece y no por razones estéticas.
e) gastarme toda la pasta que puedo gastar durante un año en cremas en un viaje compartido con mi pequeña familia.
Y ante todo, que cada vez que me contemple en un espejo sean las cosas buenas las que llamen mi atención. En vez de las malas. Y eso para empezar, es un gran cambio en mi vida. He abandonado la autocrítica y sobre todo, el autocontrol. Se acabo el Reinado de la Dieta y la Dictadura del Gimnasio. ¡Hola a la Revolución del Chocolate!
En definitiva, que mi vida ha cambiado bastante en la última semana. Si Kirsten Dunst, Nicole Kidman o la “pluscuamperfecta” Uma Thurman tienen el culete sembrado de hoyuelos –con sus entrenadores, sus tratamientos, sus cirujanos, sus nutricionistas, sus médicos, etc.-, ¿qué posibilidades tengo yo contra la celulitis?
Exacto,… así que, venga acá esa cervecita.
6 comentarios:
La celulitis es buena, si la tenemos es por un proceso biológico destinado a almacenar la grasa en bloques de tejido adiposo, y pernitirnos sobrevivir en épocas de vacas flacas.
Está maldita, como la calvicie masculina, pero pocas/os escapan de ellas.
Yo he dejado de luchar contra ella, si es que alguna vez lo hice :)
Viva la celulitis, y que venga cuando quiera el cambio climático, aquí le esperamos mi piel de naranja y yo dispuestas a superar la próxima glaciación.
Tienes toda la razón. Además, prestigiosos científicos de la universidad de Wisconsin han descubierto que esos depósitos de grasa pueden ser de gran ayuda para prevenir ciertas (que no algunas) enfermedades (que ahora mismo no puedo precisar porque hablo desde la ignorancia total). En fin, que viva.
Tienes toda la razón. Además, prestigiosos científicos de la universidad de Wisconsin han descubierto que esos depósitos de grasa pueden ser de gran ayuda para prevenir ciertas (que no algunas) enfermedades (que ahora mismo no puedo precisar porque hablo desde la ignorancia total). En fin, que viva.
En brasil existen esos cuerpos perfectos, y no hablo de las operadas. Lo que si es cierto es que a partir de una edad, esos cuerpos perfectos (antes de llegar a los 30) se convierten en unas tremendas "Mamasonas", de manera que deben pagar por los años anteriores y penar por la vida con el "anti-cuerpo". Asi que, si os sirve de consuelo, viajar, aunque no mucho, me ha ayudado a confirmar que como la española... ninguna mola!! :)
Uno de los mayores momentos-cortarrollos de toda mi vida fue el otro día, cuando estaba viendo un video porno con mi novia y esta me hizo notar, muy sagazmente, que Jenna Jameson tiene un montonazo de estrías. :-/
Ja, ja, ja. Con la de cosas que tiene Jenna en las que fijarse...
Está visto que hay cosas que hay que hacer solo y no con la novia.
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