La primera vez que supe de John Irving pensé que era un idiota. Fue leyendo una entrevista en el Qué leer, hace ya algunos años. Un entresacado del texto decía hablando de él, bien grande:
Ya digo, me pareció un patán que iba de listo, un provocador. Sin embargo algo debió de gustarme del tipo porque me compré su primera novela El mundo según Garp (o que soy así de contradictorio), que me gustó por sus excesos y me dejó insatisfecho por la misma razón. En conjunto el sabor de boca debió ser bueno, porque me compré algún tiempo después, en una de esas razzias compulsivas que tengo, Una mujer difícil, que me leí justo antes de irme de vacaciones.
Acomplejado por la dislexia, se refugió en la lucha libre y en su frase talismán: “El talento está sobrevalorado”
Ya digo, me pareció un patán que iba de listo, un provocador. Sin embargo algo debió de gustarme del tipo porque me compré su primera novela El mundo según Garp (o que soy así de contradictorio), que me gustó por sus excesos y me dejó insatisfecho por la misma razón. En conjunto el sabor de boca debió ser bueno, porque me compré algún tiempo después, en una de esas razzias compulsivas que tengo, Una mujer difícil, que me leí justo antes de irme de vacaciones.
En las fotos promocionales debería salir vestido con un traje de lucha libre, digo yo.
Las primeras páginas son una obra maestra. Ahí está lo mejor de Irving: una historia absorbente que se ramifica sin perder su interés, descripciones secas y brutales, comportamientos y sucesos bizarros que sin embargo resultan creíbles, personajes anormales que sin embargo parecen escalofriante cotidianos, y una reflexión estremecedora sobre una cantidad desmesurada de temas: los hijos, el sexo, la profesión de escritor, los autoengaños, el abandono de la adolescencia, el efecto devastador de un trauma en una persona. Esas doscientas primeras páginas habrían dado para diez o quince novelas, tal es la densidad de historias extraordinarias que se cuentan, muchas de ellas resueltas en un párrafo de una intensidad perturbadora. En esas doscientas páginas, Una mujer difícil es dramática, cómica, trágica, es costumbrista y es esperpéntica, en sus páginas puedes sentir una bofetada por la crueldad de alguna escena y dos minutos más tarde se te hace un nudo en la garganta por la ternura que destila otra. Un tour de force admirable.
Tan es así que nos dan igual los defectos de estilo de John Irving. Porque resulta que John Irving no tiene estilo, no tiene estilo literario, quiero decir. Se limita a exponer los sucesos de cualquier forma, de una manera sencilla, austera y que casi cae en la planicie, con esa especie de indiferencia documental característica de tantos autores americanos. Nos da igual porque John Irving nos está avasallando con la historia, no nos importa que no haya ni siquiera un párrafo bellamente escrito, que todo tenga un aspecto de mueble IKEA funcional y sobrio. No existe ni una sola metáfora en el libro, ni una. Pero nos da igual porque Irving nos ha arrollado con la trama.
Y entonces, de repente, Irving cambia el tiempo de la novela y Una mujer difícil se desliza suavemente hacia el coñazo. Desde que dejamos de recordar la infancia de Ruth Cole, la protagonista, y pasamos al presente, todo se convierte en un tedioso desfilar de páginas hacia no sabemos dónde. Muchas páginas. 674 páginas. Y cuando vas por la cuatrocientos te dices que en algún momento Irving retomará el pulso del principio, que su ritmo dejará de ser cansino, que todo tendrá una explicación. Pero no. El libro se acaba y te has leído cuatrocientas páginas que no te aportan nada. Y que resaltan los defectos del autor, su absoluta falta de técnica o su negación a usar los recursos literarios. “El talento está sobrevalorado”. Se refería a esto, a la capacidad de hacer de una historia sosa un placer mediante los trucos del artista.
Una mujer difícil podía haber terminado en la página 230. Sería un libro extraordinario, porque además la historia está completa en ese punto –seguramente una historia distinta a la que pretendía relatar el autor, pero al diablo el autor-. Por desgracia no termina y te acabas leyendo cuatrocientas páginas de tostón. Sin embargo, os recomiendo que la compréis, porque en esas maravillosas doscientas páginas hay más Literatura que en treinta novelas juntas (y además vosotros ya sabéis cuándo hay que parar de leer). Esas doscientas páginas justifican que uno vaya corriendo a la librería para comprar otro libro de John Irving. Yo voy a hacerlo.
Tan es así que nos dan igual los defectos de estilo de John Irving. Porque resulta que John Irving no tiene estilo, no tiene estilo literario, quiero decir. Se limita a exponer los sucesos de cualquier forma, de una manera sencilla, austera y que casi cae en la planicie, con esa especie de indiferencia documental característica de tantos autores americanos. Nos da igual porque John Irving nos está avasallando con la historia, no nos importa que no haya ni siquiera un párrafo bellamente escrito, que todo tenga un aspecto de mueble IKEA funcional y sobrio. No existe ni una sola metáfora en el libro, ni una. Pero nos da igual porque Irving nos ha arrollado con la trama.
Y entonces, de repente, Irving cambia el tiempo de la novela y Una mujer difícil se desliza suavemente hacia el coñazo. Desde que dejamos de recordar la infancia de Ruth Cole, la protagonista, y pasamos al presente, todo se convierte en un tedioso desfilar de páginas hacia no sabemos dónde. Muchas páginas. 674 páginas. Y cuando vas por la cuatrocientos te dices que en algún momento Irving retomará el pulso del principio, que su ritmo dejará de ser cansino, que todo tendrá una explicación. Pero no. El libro se acaba y te has leído cuatrocientas páginas que no te aportan nada. Y que resaltan los defectos del autor, su absoluta falta de técnica o su negación a usar los recursos literarios. “El talento está sobrevalorado”. Se refería a esto, a la capacidad de hacer de una historia sosa un placer mediante los trucos del artista.
Una mujer difícil podía haber terminado en la página 230. Sería un libro extraordinario, porque además la historia está completa en ese punto –seguramente una historia distinta a la que pretendía relatar el autor, pero al diablo el autor-. Por desgracia no termina y te acabas leyendo cuatrocientas páginas de tostón. Sin embargo, os recomiendo que la compréis, porque en esas maravillosas doscientas páginas hay más Literatura que en treinta novelas juntas (y además vosotros ya sabéis cuándo hay que parar de leer). Esas doscientas páginas justifican que uno vaya corriendo a la librería para comprar otro libro de John Irving. Yo voy a hacerlo.
18 comentarios:
Mi novela favorita de Irving es "La epopeya del bebedor de agua". Quizás sea la más graciosa.
Aviso: aunque tampoco hay metáforas que yo recuerde, las crudas descripciones de los problemas urológicos del protagonista resultan físicamente dolorosas para cualquier lector con un mínimo de sensibilidad.
A veces, se le escapa a uno la lagrimilla, y no de pena, precisamente.
Jaime
Jo, Palomares, hoy me has dado en lo sacro, me encanta Irving, cuando tenía 15 años las teorías feministas de la madre de Garp me cambiaron la vida de colegio de monjas, un libro inquietante y devastador de la conciencia, que me convirtió en otra persona.
Y qué decir de "una mujer difícil"(A widow for one year creo, mejor título)Me la leí en inglés, me chifla, es verdad que hay trozos sobrantes y la parte de Amsterdam, en fin, pero hay trozos de ese libro de los que me acuerdo casi a dario, como cuando la protagonista se despierta y se da cuenta de que su marido ha muerto porque era el encargado de aclimatar la habitación(en mi casa soy yo, y a veces pienso que si me muriera de noche se darían cuenta por las ventanas)y está helada, o cuando ella se acuesta con el strwaberry blond y la pega la paliza por toda la casa, o cuando su amiga no puede coger en brazos con facilidad a su hijo de 5 años porque un niño de 5 años pesa!
Parecen obviedades, pero son cosas reales, que pasan, que nos pasan, en concreto a las mujeres, y dentro de que son personajes con muchas complicaciones y culturalemente ajenos a mí, me siento muy cercana a ellas, las siento muy vivas en mi interior....
De las reglas de la casa de la sidra podríamos hacer otra entrada, ya no os quiero dar más brasa :)
Apuntada queda, gracias. Por cierto que buscando datos sobre ella me he dado cuenta de que Elmundo según Garp no es la novela de Irving, sino la cuarta. Pero es la primera con éxito y otros balbuceos, bla bla bla, para disimular que mi prodigiosa memoria no es tan prodigiosa y estaba equivocado.
Angua, hasta la página 200 es apabullante. Luego claro que tiene momentos, coño, que son 400 páginas escribiendo, como para no tenerlos, pero en conjunto me aburrió. Quizá también por pura compración con lo que acababa de leer, que era brutalmente bueno.
A mí me gusta más el final, mira tú, la maternidad y el amor inesperado.
Yo creo que escribe para mujeres :)
Joé qué coñazo lo de las letritas para poner un post, eh?
¡No la hagáis caso! ¡Está loca! ¡El final es plof!
Lo de las letras es para evitar el spam, que nos estaba comiendo en julio, y eso sí que era coñazo, de leer y de eliminar. Cualquier día de estos quito la verificación de palabras, a ver si ha pasado la tormenta.
Pues en el blog de Segarra no hay letritas jajajaja
!Que bien escribebes, Joselete! Danc asi ganas de poneerse a leer :D
De todos modos queria comentar eso de "El talento esta sobrevalorado" con una pregunta: ?Quien valora el talento? ?Acaso no es gente sin talento en la mayoria de las ocasiones? (vale, han sido dos preguntas :P )
P.D. creo que eso de la "tormenta..." no va a pasar. Preguntale a tu hermano (y saludale de paso). Eso si, podria ser mas facil el jeroglifico, que parece la piedra rosetta.
¿has visto que venden en las librerías el cuento para niños, "el ruido que hace alguien cuando no quiere hacer ruido"?
Sí, lo sabía, pero no que estuviera publicado en España, y no lo había visto nunca. Mientras leía la novela pensaba que era un cuento extraordinario, al igual que El ratón que se arrastra por las paredes y La puerta en el suelo (tres cuentos para niños que escribe en la novela el padre de la protagonista, tres cuentos maravillosos. Y que están en las primeras doscientas páginas, claro).
Precisamente, el pasado domingo me compré en el rastro (siempre me doy una vueltita por allí, que casi siempre suena la flauta) 'El mundo segun Garp' por 2 eurillos, aunque aun no la he leído así como nada de este tipo (fascinante lo de la lucha libre, oye, como imaginarse a los garrulos del Pressing catch escribiendo en sus ratos libres) . Me ha pasado algo similar con lo último que he leído, 'No soy Stiller', de Max Frisch, a la que le sobran las 50 últimas página como mínimo. ¿Por qué muchos escritores no saben como acabar sus novelas? Palomares, la gente quiere saber, expliquenoslo.
Pues no lo sé, cada caso es un mundo. La verdad es que los finales son seguramente lo más difícil, es complicado dar con el ritmo y la intensidad adecuados. A veces uno no es capaz de determinar cuándo ha terminado realmente la historia y piensa que lo de detrás es lo importante, de manera que escribes y te vas alejando del clímax sin darte cuenta (cf. los tres finales consecutivos de El señor de los Anillos).
A los novatos se les suma además un deseo compulsivo de acabar de una puta vez la novela: llevas un año o dos escribiendo y estás harto de los personajes, la trama y todo, sólo quieres acabarlo y empezar con otra cosa, así que se te desboca y quieres solucionar en cincuenta páginas lo que debería emplearte ciento cincuenta (le pasaba salvajemente a Lo mejor que le puede pasar a un cruasán, que el final era delirante de ritmo y tono).
Lo de escribir una novela viene a ser como correr los 5.000 metros, que vas a un ritmo y cuando llegas a los doscientos metros finales hay que apretar y hacer sprint; y a veces lo consigues y en otras echas el bofe y te adelanta el cabrón del kenyano.
Gracias por la información, cuando acabe mi primera novela (allá por el 2030) lo tendré en cuenta si no lo he olvidado para entonces.
jose, ?cuanto tiempo, mas o menos, tardaste en escribir "Me llamaban..."?
Y a mi no me parece que este mal los "finales" de Tolkien, jooooo :(
P.D. Pense que los kenyanos estan siempre delante. Ah!, bueno, ?te refieres desde el punto de vista del argelino?
Cuatro años, pero con paradas de seis meses, barbechos y demás. Tiempo real de escritura: año y medio o dos, calculo. Bastante rápido teniendo en cuenta las horas a las que escribo.
Me acabo de comprar "Until I Find You" ya os contaré.
Good night Princes of Main, Kings of New England!
Vaya, llego tarde, como siempre.... me leí una mujer dificil hace mogollón, y será por eso que no tengo esa sensación de coñazo, sólo la de un pedazo de libro. Solo me acuerdo que me rechino lo de amsterdam, lo de la prostituta era un poco tosco... pero los tres cuentos, joder, merece la pena sólo por eso.
principes de maine es espectacular. Garp muy buena. La mano muerta prescindible.
A mi me pasa lo mismo que a Pierre, tengo muy buen recuerdo de Una mujer difícil y de casi todas las de Irving, creo que sólo me falta por leer Until I found you. Y mira que se repite: osos, lucha, literatura. Entre los protagonistas, siempre hay escritores o profesores de literatura, o las dos cosas :) me da igual, me engancha siempre, me gusta todo (aunque desde el primer capítulo ya sepas quien palma, y te tiras 500 páginas leyendo para saber cómo!!?). La última que me he leido "La última noche en Twisted River" un río que atraviesa la historia americana del s XX. Apabullante, emocionante y maravillosamente escrita. VIva Irving!!
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