jueves, septiembre 21, 2006

Una decisión difícil de tomar

Hoy he empezado el día con dos magníficas noticias. Leo en el periódico gratuito 20 minutos que, por fin, tras todo el verano cerrada, vuelven a abrir el servicio en toda la Línea 7 de Metro de Madrid. Una estupenda noticia para los que, como yo, usamos esa línea por necesidad a diario.

Pero, quizás, la otra noticia es mucho mejor. Porque, por fin también, han aprobado que los padres con bebés podamos subir a los autobuses con nuestros carritos desplegados y los bebés sanos y salvos en su interior. Hasta ahora, para los profanos en el tema, era obligatorio plegar el carro y sacar al bebé del interior porque así era más seguro (¿eh?).

La verdad es que no sé por qué me alegra tanto el tema. Al fin y al cabo yo recuperé parte de mi silueta tras el parto gracias a los kilométricos paseos que me tuve que dar empujando el carro de mi niña, puesto que:
a) en la estación de Metro de mi barrio no hay ascensor y sí cientos de escaleras empinadas;
b) odio conducir en coche por Madrid (contaminas un montón, contribuyes a crear más atasco y te gastas una pasta) y
c) estaba prohibido subir a un autobús con el carro de bebé desplegado y yendo sola era total y absolutamente imposible sujetar el carro plegado (el mío además se dobla en dos piezas) con una mano, el bebé con la otra y agarrarme a la barra con los dientes. Resultado: iba a pie a todos los sitios.

Gracias Gallardón&Co. Con vuestra ayuda perdí cuatro kilos y mi cintura empezó a parecerse al recuerdo que tenía de ella.


Demostración gráfica de madre/padre subiendo al bus con su bebé y su carro

Pero, ahora hablando en serio, esta medida tan necesaria ha tardado en aprobarse más de dos años (de hecho, hasta enero del 2007 no se hará realidad). Fue en el año 2004 cuando diversos colectivos de ciudadanos e IU recogieron firmas, organizaron manifestaciones y reclamaron a los responsables que se pusiera fin a esa restricción tan poco razonable al igual que se había hecho en otras ciudades españolas como Barcelona (del resto de Europa ni hablamos). La Comunidad decidió “escuchar” esta petición y puso en manos de expertos y demás la elaboración de un Proyecto de Ley.

Y en eso estaban hasta el día de ayer.

Dos años para decidir si era adecuado y/o peligroso subir en un autobús de la EMT con un carro de bebé desplegado. Dos años de discusiones (¿a diario?) sobre los pros y los contras de esta medida tan revolucionaria... en Madrid, claro. Dos años de expertos yendo y viniendo, estudiando comparativas, leyes de física, física cuántica y tal. Dos años de comidas discutiendo el tema, que sí que si no, que si yo lo valgo... Dos años de presupuestos invertidos en expertos, consejeros, asesores, cuñadas y constructores (estos que no falten). Dos años de directivos reuniéndose en cenas y más cenas para discutir el tema y "camarero, por favor, a mí traígame un licor de hierbas y después un Montecristo".

En fin.

El caso es que ayer alguien decidió que en vez de promover un nuevo Proyecto de Ley sería mucho más fácil ampliar la Ley de Promoción de la Accesibilidad y declarar a los padres con carritos de bebé personas de movilidad reducida con derecho, por tanto, a beneficiarse del transporte público sin las restricciones que teníamos hasta ahora. Dicho y hecho.

Lástima que mi hija ya no quiera subirse a un carro ni a tiros.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero tendrás otro roro, y podrás.

Mírame a mí, que me he resignado por falta de presupuesto y resistencia físca a la parejita, qué hago ahora? A mí quién me devuelve la mala baba y las denuncias en la oficina de la EMT y Autobuses Urbanos del Sur, por que además, exigían que fueras a quejarte a sus oficinas y no admitían denuncias telefónicas?

Ah! El altruismo consiste en alegrarte por lo demás, ya, je, pues qué bien, cuánto me alegro.
Así les salgan a todos ellos, gobierno y oposición, sabañones en las partes bajas.

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