La presión por ser moderno alcanza últimamente niveles escandalosos. Como todo el mundo quiere estar a la vanguardia es difícil diferenciar entre los que son modernos y los que sólo intentan ser modernos, pobres desgraciados. El sabor del cerdo agridulce está dispuesto a ayudaros (y desengañaros si fuera o fuese necesario).
Por ejemplo, antes tú veías a un tío con los pantalones bajos y al que se le veían los calzoncillos y decías: “Anda, si es Cantinflas; ¿qué hará aquí el insigne actor mexicano?”. Pero empezó a ser moderno que se vieran los calzoncillos o las bragas o las tiras de los tangas y entonces que se te viera la ropa interior era moderno, sobre todo si era Calvin Klein. Fáciles de identificar: se parecen a Cantiflas = modernos.
Por ejemplo, antes tú veías a un tío con los pantalones bajos y al que se le veían los calzoncillos y decías: “Anda, si es Cantinflas; ¿qué hará aquí el insigne actor mexicano?”. Pero empezó a ser moderno que se vieran los calzoncillos o las bragas o las tiras de los tangas y entonces que se te viera la ropa interior era moderno, sobre todo si era Calvin Klein. Fáciles de identificar: se parecen a Cantiflas = modernos.
Chicas modernas, aunque no se parezcan a Cantinflas.
Como ahora todos los pantalones, sobre todo los de las chicas, son de talle bajo –suponiendo que se diga así-, ya es difícil saber quién es modernoso o quién no. Todos somos Cantinflas.
Así que dirigimos nuestra vista hacia el iPod. Sí, el que tenía un iPod era ultramoderno; el que no, un pringao acomodado en el siglo XIX. Pero ahora todo el mundo tiene un iPod (por favor, si no lo tienes no lo escribas en los comentarios). ¿Y dónde se refugian ahora los modernos? Uno pensaría que en alguna otra moda absurda, como por ejemplo, qué sé yo, ponerse primero los zapatos y luego los calcetines. Algo así. Pues no. Los modernos han sido más astutos y se han refugiado en los propios iPod. Sólo que ellos no dicen iPod, sino Aipod. Porque son modernos y saben inglés. Aquí está el motrollo. Amigo lector, ¿dices Aipod? Pues eres un moderno y me estoy pensando expulsarte de este blog cateto.
¡Pero es que se pronuncia Aipod!, diréis. Bueno, sí, pero es que no es una cuestión de pronunciación, sino de marcar distancias: “Yo soy cool (cul) y digo Aipod y tú eres un gañán (gueiñan) y dices iPod”. Porque si fuera por pureza también dirían Aimac en vez de iMac, dirían Aituns –o incluso Aitiuns- en vez de iTuns o iTunes, que es como lo decimos los castizos. Y no lo hacen; se conoce que no han llegado a esa lección del Follow me (Folou mi). Es sólo que tienen una especie de obsesión por establecer la diferencia:
-¿De cuánto es tu Aipod?
-¿Mi qué? Ah, mi iPod. De 4.
-Mi Aipod es de 20.
No hay comentarios ni explicaciones de por qué cada uno lo dice así; es como si fingieran no darse por enterados; el gañán piensa que el moderno es un snob; el moderno piensa que el gañán es un gañán. El moderno dice la opción correcta a pesar de que eso le hace incomprensible para el resto, por fardar. Le mola que la gente piense que sabe inglés y está a la última, aunque generalmente vaya acompañado por el pensamiento de que es un patán.
Hace años, cuando llegué a la agencia donde trabajo actualmente, me fascinaba que muchos hablaran del Arkaiv para referirse al Archive (o Archiv). Y alucinaba pepinillos cuando me ponían como ejemplos las campañas de Liváis. ¿Liváis? Pues sí: el Levi’s de toda la vida. Será que soy de pueblo, no puedo negarlo, pero me pongo en guardia, por mucho que tengan razón, ante los que dicen Gambó en vez de Rimbaud, Decart en vez de Descartes, y me fastidia que de pronto Tom Cruis sea Tom Crus. Supongo que con los mismos motivos que cuando nuestros abuelos fruncían el ceño al oírnos hablar de Yon Güein al referirnos a Jon Bayne. El Duque, vamos.
Mauro Entrialgo, ese genio sideral que debería estudiarse en las escuelas, tenía una historia en la que decía que para hablar bien y no ser objeto de cachondeo había que equivocarse a medias. Que si te equivocabas del todo y pedías en un bar un Güite Label todo el mundo pensaría que eres un paleto. Pero si lo pronunciabas bien y decías Guait Leibol todo el mundo pensaría que eras un snob. Así que había que decirlo bien a medias: Guait Label. Los modernos dirán Güite Leibol, supongo, por joder y por ser distintos. En cualquier caso mi consejo es que pidáis Dyc. O un Chivas. Que supongo que se pronunciará Chaivas.
Así que dirigimos nuestra vista hacia el iPod. Sí, el que tenía un iPod era ultramoderno; el que no, un pringao acomodado en el siglo XIX. Pero ahora todo el mundo tiene un iPod (por favor, si no lo tienes no lo escribas en los comentarios). ¿Y dónde se refugian ahora los modernos? Uno pensaría que en alguna otra moda absurda, como por ejemplo, qué sé yo, ponerse primero los zapatos y luego los calcetines. Algo así. Pues no. Los modernos han sido más astutos y se han refugiado en los propios iPod. Sólo que ellos no dicen iPod, sino Aipod. Porque son modernos y saben inglés. Aquí está el motrollo. Amigo lector, ¿dices Aipod? Pues eres un moderno y me estoy pensando expulsarte de este blog cateto.
¡Pero es que se pronuncia Aipod!, diréis. Bueno, sí, pero es que no es una cuestión de pronunciación, sino de marcar distancias: “Yo soy cool (cul) y digo Aipod y tú eres un gañán (gueiñan) y dices iPod”. Porque si fuera por pureza también dirían Aimac en vez de iMac, dirían Aituns –o incluso Aitiuns- en vez de iTuns o iTunes, que es como lo decimos los castizos. Y no lo hacen; se conoce que no han llegado a esa lección del Follow me (Folou mi). Es sólo que tienen una especie de obsesión por establecer la diferencia:
-¿De cuánto es tu Aipod?
-¿Mi qué? Ah, mi iPod. De 4.
-Mi Aipod es de 20.
No hay comentarios ni explicaciones de por qué cada uno lo dice así; es como si fingieran no darse por enterados; el gañán piensa que el moderno es un snob; el moderno piensa que el gañán es un gañán. El moderno dice la opción correcta a pesar de que eso le hace incomprensible para el resto, por fardar. Le mola que la gente piense que sabe inglés y está a la última, aunque generalmente vaya acompañado por el pensamiento de que es un patán.
Hace años, cuando llegué a la agencia donde trabajo actualmente, me fascinaba que muchos hablaran del Arkaiv para referirse al Archive (o Archiv). Y alucinaba pepinillos cuando me ponían como ejemplos las campañas de Liváis. ¿Liváis? Pues sí: el Levi’s de toda la vida. Será que soy de pueblo, no puedo negarlo, pero me pongo en guardia, por mucho que tengan razón, ante los que dicen Gambó en vez de Rimbaud, Decart en vez de Descartes, y me fastidia que de pronto Tom Cruis sea Tom Crus. Supongo que con los mismos motivos que cuando nuestros abuelos fruncían el ceño al oírnos hablar de Yon Güein al referirnos a Jon Bayne. El Duque, vamos.
Mauro Entrialgo, ese genio sideral que debería estudiarse en las escuelas, tenía una historia en la que decía que para hablar bien y no ser objeto de cachondeo había que equivocarse a medias. Que si te equivocabas del todo y pedías en un bar un Güite Label todo el mundo pensaría que eres un paleto. Pero si lo pronunciabas bien y decías Guait Leibol todo el mundo pensaría que eras un snob. Así que había que decirlo bien a medias: Guait Label. Los modernos dirán Güite Leibol, supongo, por joder y por ser distintos. En cualquier caso mi consejo es que pidáis Dyc. O un Chivas. Que supongo que se pronunciará Chaivas.