miércoles, octubre 11, 2006

Famosos que hay que decir que son famosos

En publicidad se usan muy a menudo personajes famosos porque tienen importantes ventajas. La primera, y más importante, es que prestan su notoriedad a los productos que anuncian. A todos nos atraen los famosos: nos llaman la atención. Basta que aparezca un famoso en televisión para que nos mostremos dispuestos a escuchar, y eso es muy importante para los publicitarios: en un mundo saturado de estímulos, llamar la atención entre la marabunta es fundamental. Naturalmente, nos mostraremos más interesados si admiramos al famoso en cuestión que si le despreciamos. Y aquí está la segunda ventaja del uso de los famosos: que pueden proyectar sus virtudes a los productos que anuncian. Si un producto lo anuncia alguien simpático, el producto es simpático. Si asociamos con un famoso el adjetivo familiar, lo mismo ocurrirá con lo que anuncia.

A cambio de estas dos ventajas, el famoso en cuestión se embolsa una pasta. ¿Cuánto? Pues depende del famoso, claro. Fernando Alonso se levanta un pastizal y eso que cae mal a la mitad de la población. Ronaldinho, que cae mejor, se lleva otro pastizal. Que podía emplear en ir al dentista, por cierto, con todo ese dinero y sin hacerse una ortodoncia como Dios manda. Aída Nízar no gana nada porque no le cae bien nadie, aunque aseguraría notoriedad.

¿Pero qué pasa cuando el cliente no quiere gastarse ese dinero en un famoso pero quiere un famoso? Porque no tenga ese dinero o sea un rácano o prefiera gastarse la pasta en otras cosas. Pues pasa lo que pasa. Que para que la gente sepa que el producto lo anuncia un famoso hay que decírselo:

-Eh, tú, que esto no lo anuncia Pepe Pérez, que te lo está diciendo un famoso, así que obedécenos y haznos ricos comprando esto que te vendemos.

Lo cual no deja de ser absurdo. Porque si la gente no sabe quién es ese tío, ¿exactamente por qué le pagas? Ni aporta notoriedad ni sus valores, porque la gente no sabe quién es. ¿Ridículo? Sí. Y cada vez pasa más. La cosa se complica, porque por ejemplo puede ocurrir esto:



Esta chica tan mona no sabemos quién es, aunque no nos importa seguir mirando la valla un rato a ver si lo averiguamos. Y la estamos mirando con atención porque somos unos profesionales cuando de repente, ¿eh, qué es eso escrito a mano justo debajo del brazo? Pone Erin Wasson, para los que no puedan leerlo (todos, vamos). Como si lo firmara ella. El Corte Inglés, anunciado por Erin Wasson. Sea quien sea Erin Wasson, que nosotros no lo sabemos. Acudamos al Oráculo y resulta que es una supermodelo conocida mundialmente menos en España, hasta que ha hecho la campaña de El Corte Inglés.

Pero en realidad tampoco es que sea tan importante, ¿no? En El Corte Inglés no es que estén diciendo: venid a verme, tengo un famoso. Aunque lo tengan. Ellos lo ponen por si alguien lo ve. Esta chica no la hemos sacado de la mercería, es alguien. Que sea famosa o no nos da igual. Pero lo es, que conste. Vale, vale, no se ponga así.

Caso distinto es el de ABC:



No se fijen en la calidad de la foto sino en el discreto nombre en blanco que aparece en la parte superior derecha. Nieves Álvarez. Aquí no hay duda. Estamos vendiendo el abanico gracias a la modelo. ¿Y si la gente no cae en quién es? Pues lo decimos. No vaya a ser que paguemos por ella y la gente no la reconozca. Sácame la cara de la modelo bien grande y el abanico bien grande. Hala, solucionado. Nombre en blanco. Pequeñito. No está mal, es sutil. Muy bien por el periódico con el mejor suplemento cultural de España.

Otro ejemplo:



La cosa les da tanto miedo que ya se identifica a gente que no necesita ser identificada. Puyol y Torres se comen nuestras pizzas (que tienen aspecto de haberse quedado frías hace una semana). Coño, ya sé que son Puyol y Torres, quién va a ser ese tío tan feo si no es Puyol. No, yo te lo digo por si no lo sabías, no a todo el mundo le gusta el fútbol. Ya; pero si no me gusta el fútbol, ¿qué más me da que sean Puyol y Torres?

Un ejemplo distinto:



Qué chica tan extraguapísima, sea quien sea. Eh, un momento, el truco del nombre escrito ahí abajo para asegurarse de que sabemos quién es. Es, hagamos zoom, forcemos la vista, Charlize Theron. Ostras, esta vez sí hacía falta, porque en la vida habría adivinado que es Charlize Theron. Mira que he visto veces el anuncio y nada. Hasta que te das cuenta de que lo es. Que tiene su mérito esto, oye. Te gastas cinco millones de dólares en contratar una famosa y te gastas otra pasta gansa en encontrar un fotógrafo para que éste saque a la estrella irreconocible. Guapísima pero irreconocible. Buen trabajo, chavales. Que sí que es Charlize Theron, te lo juro. ¿La misma del anuncio de El Corte Inglés donde hace de maniquí? Sí, ya sé que no lo parece, pero sí.

¿Hay algo peor que gastarse una millonada en contratar una famosa y luego asegurarse de que nadie sabe que es famosa? Sí. Esto:



Contratar a alguien como si fuera famosa, darle tratamiento de famosa y encima anunciarla a ella, no a lo que promociona. Carrie Underwood anunciando Skechers. Que son unos zapatos, vaya, aunque que me aspen si entiendo por qué tienen el mismo nombre que los malos de Cristal Oscuro –esa obra maestra del cine, y sí, esto va por ti, Rafa Fortis-. Carrie Underwood, que además lanza su disco en verano. Underwood como la máquina de escribir, Carrie como la adolescente chunga de Stephen King. ¿Alguna pista más sobre Carrie Underwood? ¿Por qué debería interesarnos lo que nos cuente? Pues porque es la ganadora de American Idol, el Operación Triunfo yanqui. ¿Se imaginan una valla en el Metro de Nueva York con Rosa de España anunciando Paredes? Pues aquí tenemos lo inverso. Una chica que no nos importa nada y que no tenemos el gusto de conocer que nos anuncia unos zapatos desconocidos rodeada de cachorrillos, qué cosa más tierna, al mismo tiempo que promociona su disco. Que a saber si ha salido o no en España. ¿No es uno de los anuncios más delirantes que habéis visto nunca? ¿Quién paga aquí, Carrie o Skechers? ¿O los dos? Señores de Skechers, para la próxima vez, si quieren tirar el dinero, no lo tiren: dénmelo a mí, ya se me ocurrirá en qué gastármelo y total, los resultados para ustedes van a ser los mismos.

Y el último ejemplo:



¿Y estas quiénes son? Pues ni idea, la verdad. Y tampoco pone nada. Yo creo que no son famosas y que esto parece una foto gratuita de seis culos estupendos (otra más en este blog). Sí, es otra táctica de El sabor del cerdo agridulce para seguir enseñando macizas en lugar de poner maromos. Y si supierais la cantidad de gente que entra en el blog buscando “los mejores culos del mundo” entenderíais que ponga esta foto para su deleite. Que yo me debo a mi público.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

escuchando una petición de angua y apoyando una promesa de Rebeca que nunca llegó a cumplir, aporto una contra-foto (que casulamente todas las que ha puesto Palomares son de tías... ¿casualmente? perdón, olvidé a los futbolistas...)

http://www.cku.com/index.cfm/fuseaction/category.content/categoryID/a016fd2a-14e9-4888-8bad-2256de81394f/

este también es futbolista... ni comparación con Pujol y Torres...

de todos modos, la habilidad de El corte inglés para 'camuflar' famosos es impresionante... todo un arte, vamos ¿lo harán a posta? porque les cuesta una pasta...

Anónimo dijo...

Bueno, una vez más, qué puedo decir?
Puedo decir que necesito ya un maromo o las consecuencias serán terribles, pero claro, me faltan las armas de destrucción masivas con que arropar la bravata.

Paso entonces a comentar la maravillosa selección de "personalities", que así se llama el ardid publcitario que Txiqui trae a colación.

Excelente colección, de las que destacaría la que ganó OT en USA, que es lo más increible que he visto en publicidad inefectiva...
aunque hay un caso que no has comentado, sin duda por que es un hombre, y es el del Doctor Vilches anunciando Pikolín (todo perpetrado por The Farm, que es como el lado oscuro de la fuerza publicitaría, empatados con Tiempo Barcelon)
Desde mi punto de vista, que un personaje de FICCIÓN haga un personality en un anuncio, es el colmo de los colmos.
Ya sé que pone el nombre del actor en las vallas, pero vamos, el que "prescribe" el colchón (que así se llama también lo que hacen los famosos con los productos que anuncian) es VILCHES!!!
tocate los huevos, mariano.
Como un ejemplo bueno, por poner uno, traería el de la campaña americana "GET MILK?", que me parece un uso maravilloso de la prescripción de un producto.

Rebeca Rus dijo...

Lo siento, chicas. Soy madre trabajadora, ama de casa, todos los días cocino cena y comida, hago la compra, voy al gimnasio tres veces a la semana... y como ya sabes, Angua (que no dejas de perdirme capítulos) estoy escribiendo otra novela. En resumen, que no tengo tiempo de escribir posts esta semana ni sobre maromos ni sobre nada. Tampoco debería estar escribiendo aquí. No llego, no llego. Arf, arf.

Anónimo dijo...

Pues guapa, repartete las tareas con el otro, ese que escribe el blog, y también trabaja y escribe libros...

Le dijo la sarten al cazo

Palomares dijo...

El otro también hace tareas, aunque no presuma de ellas.

Rebeca Rus dijo...

Joer, ya estamos confundiendo la velocidad con el tocino. Que yo no he dicho que el otro haga o no haga o deje de hacer... que yo sólo he dicho que estoy muy liada y no puedo escribir sobre maromos. Ale.

Ricardito ëmore dijo...

Y..ehem...volviendo a la publicidad y no al "Gran Hermano del Cerdo agridulce", lo del Corte Ingles..?Eso es malo o es bueno? Me refiero a que uno siempre ve , en realidad, a una tia buena (No eligen precisamente a Patricia Highsmith o a Polly Matzinger para el anuncio, mujeres mas que inteligente), con lo que eso esta ganado. Ahora bien, me ha parecido entender que lo malo es pagar una millonada por solo una cara bonita si que la gente reconozca a esa famosa (a los famosos si se les reconoce en las campa►4as del Corte, al menos cuando yo estaba por alli). Vamos , que podrian coger a cualquier tipa que este macizorra, y que, como en la publicidad fija no hablan, pues daria el mismo pego y mas barato, ?es ese el mensaje?

como el chiste:

-"Eh, nena, ?estudias o trabajas?
-"?Mande?"
-"!Que en que trabajas!!"

Palomares dijo...

Bueno, el caso de El Corte Inglés es peculiar, porque han cogido a una modelo para hacer trabajo de modelo. Es decir, han escogido una muy buena percha famosa por ser muy buena percha. Su único valor es el propio de su trabajo y el prestigio de que es una modelo cotizada.

¿Podrían haber podido escoger a otra y que hubiera cumplido la misma función? No. Sería peor modelo; peor percha. En realidad lo único curioso es que pongan el nombre de la modelo, cuando en realidad no nos importaría a menos que su trascendencia fuera mucho más poderosa: Gisele Bundchen porque además es la novia de DiCaprio (cando lo era).

En el resto de los ejemplos se elige al famoso no por su trabajo, sino por la condición de famoso; con la curiosidad de que ni siquiera consiguen eso, ser famosos o reconocibles.

Leon dijo...

Para mi el mejor anuncio es el último. Seis jovenzuelas como dios manda y a quien le importa quien son?

Anónimo dijo...

Oiga Rebeca, no se ponga usted así, que ya decía yo "le dijo la sartén al cazo"

Anónimo dijo...

Donde esté la Preysler anunciando Ferrero-Roché, que se quiten las modeluchas de segunda :P... ¡¡¡eso es glamour!!!

Pedro dijo...

Yo soy muy fan de la publicidad inefectiva. Me encantan los anuncios en los que lo de menos es lo que anuncian.

Ah, y también me encanta la última foto.

Por lo demás, un día de estos no estaría mal una disquisición acerca de las diferencias entre famosos y famosillos o famosetes.

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