Creo que entre los 13 y los 18 años me leí aproximadamente unos 1.500 libros. Las empleadas de la biblioteca de Caja Madrid de mi barrio no sólo se conocían de memoria mi nombre de pila y mis apellidos sino que me regañaban como madres por aterrizar en su sala a las cuatro de la tarde todas las tardes de aquellos veranos calurosos (“en pleno mes de agosto, con toda la solera, te vas a poner mala, ¿adónde crees que vas?) y me limpiaron y cuidaron las heridas aquel día que me presenté con las rodillas chorreando sangre después de despeñarme camino a la biblioteca con mis patines nuevos en la cuesta del mercado. Y es que yo pasaba más tiempo en la sala de lectura que en el salita de estar de mi casa, que en la calle y que en cualquier otro sitio juntos. Vale, vale… esto puede tirar por tierra el mito que tan insistentemente ha intentado implantar el Sr. Palomares de
Rebeca=mito sexual. Lo siento, amigos. De adolescente yo era un ratoncito de biblioteca y en el colegio me apodaban
La Monja. Luego las cosas cambiaron y me volví una
Loca Pendeja de la Noche, pero esa es otra historia que dejaré para otro post o me la callaré para siempre por que soy una madre y tengo una imagen que mantener.
En fin, que me voy por los cerros de Úbeda.
1500 libros. Ya se puede decir. Un montón. Y vosotros os preguntaréis “¿qué libros eran esos, eh, Rebeca?”, “demuéstralo si puedes”, “eh, ¿a que no puedes?”. La verdad es que no puedo demostrarlo, pero tampoco José Antonio y ahí está, yendo de ilustrado por la vida.
Los dos sufrimos experiencias paralelas, seleccionado libros de aquí y allá sin ningún criterio o guía. Algunas veces malos, otras (las más) excelentes. En aquellos cinco años leí mucha literatura española (sí, señores, he leído
El Quijote enterito), mucha Agatha Christie y mucho de todo lo demás, sobre todo, esa literatura a la que se le denomina como Literatura Universal. Igual que José Antonio. Pero un día, hablando de este tema nos dimos cuenta de que él, lector voraz como nadie que yo conozca, se había saltado una parte fundamental de esa Literatura Universal. Y es que no había leído
“Cumbres Borrascosas”, ni
“Jane Eyre”, ni
“Orgullo y Prejuicio” o
“Emma” o
“Mujercitas”, por poner algunos ejemplos. Es decir, no había leído ningún libro clásico escrito por una mujer. Tampoco había leído nada de
George Sand o
Edith Warton, por poner más ejemplos. Aquello me produjo mucha curiosidad y hablando con otra gente que leía tanto como nosotros comprobé que él no era el único. Y lo que es más, haciendo un esfuerzo memorístico, recordé que ningún libro de estas autoras formaba parte de los programas educativos que yo había seguido, a pesar de que había tenido dos profesores de literatura, Pablo y Luisa del
Raimundo Lulio de Madrid, atípicos que seleccionaban material extra fuera del programa obligatorio que siempre solía destacar por su peculiaridad y salirse de lo corriente (ejemplo: en 2 de B.U.P. Pablo nos obligó a incluir
“El hobbit” de J.R. Tolkien entre las lecturas obligatorias de aquel curso. ¡A ver qué profesor serio hace eso! ¡Gracias, Pablo!). Pero nunca
Jane Austen, nunca las hermanas Brönte.
¿Por qué?, me pregunté.
¿Por qué eran las Grandes Olvidadas?
Sin entrar en la misoginia y en los problemas que, en general, han tenido las mujeres para acceder a la cultura, poder desarrollarse y ser valoradas en igualdad (aunque me resulta difícil no hacerlo), me resulta incomprensible que estos clásicos de la Literatura Universal se sigan considerando en el inconsciente colectivo como
novelas de chicas. Vale, es cierto que eran novelas protagonizadas por mujeres en su mayor parte. Pero, ¿no lo son también Ana Karenina, Madame Bobary o La Dama de las Camelias, clásicos tan universales como las otras? ¿Por qué José Antonio sí ha leído estos tres libros y no los otros?
Así que, después de pensarlo mucho y de leer esta mañana un
bonito post de la señorita Cayetana Altovoltaje que toca un tema parecido, he decidido hacer esta pregunta en voz alta para ver qué pensáis vosotros. ¿Habéis leído a estas escritoras o también las habéis olvidado? ¿Pensáis que merecen estar entre los clásicos de la Literatura Universal o que sólo son libros para chicas?