La mítica zapatería que en la calle Alcalá anunciaba: Dos pares de zapatos por 29 euros. ¡Porque me da la gana! cerró hace algunos meses. El otro día vi que habían abierto una cafetería allí y me prometí no entrar nunca (yo soy muy leal a las tiendas con carteles fascinantes como los de la zapatería). He cambiado de idea, sin embargo, porque los de la cafetería han puesto un cartel sorprendente:
Me ha hecho gracia que pidan explícitamente algo que debería venir de serie en los camareros, la simpatía. Entre que el café te lo sirvan con una sonrisa o con una cara de vinagre hay tal diferencia que parece mentira que aún haya sitios en los que no te sirven el café sino que te hacen el favor de tirarte el café.
Luego igual hay de todo en esta cafetería, pero a priori será el típico sitio en el que resulta agradable estar; o sea que probaré. Lo cual me hace preguntarme si el cartel va dirigido a los aspirantes a camarero o a los potenciales clientes.
Luego igual hay de todo en esta cafetería, pero a priori será el típico sitio en el que resulta agradable estar; o sea que probaré. Lo cual me hace preguntarme si el cartel va dirigido a los aspirantes a camarero o a los potenciales clientes.