jueves, octubre 05, 2006

La Aventura del Restaurante Misterioso

El Bierzo es una hermosa comarca de León donde hace mucho frío, pero mucho, mucho tirando a glacial. Como es habitual, para compensarlo los bercianos se han especializado en recetas con alto contenido calórico: entre otros, el cocido berciano, la cecina y el que es seguramente el producto más bruto de la gastronomía española: el botillo.


El arma de destrucción masiva conocida como botillo.

La gastronomía berciana (y sus restaurantes típicos) están basados en las materias primas, con mucha carne, mucha legumbre y mucha cantidad de todo. Sitios de ponerse una servilleta al cuello y desabrocharse el botón de los pantalones. Como por ejemplo, Prada a tope. Vamos, que nos encanta.

Para difundir las virtudes de sus productos, en la comarca se celebran anualmente unas Jornadas Gastronómicas muy interesantes. Resulta que llegan a un acuerdo con unos treinta restaurantes para que ofrezcan un menú cerrado a bajo precio con productos típicos de la zona. Ideal para comenzar noviembre: buena comida, honesta, a bajo precio (20 euros). Las de este año, gracias a PerezOso por el enlace, se explican aquí. Merece la pena, yo que vosotros iría.

Bien, basta de introducciones. El caso es que fuimos a unas de esas jornadas hace cuatro o cinco años. Íbamos en grupo, ocho o diez. La zona es bonita y la visitamos a conciencia (Las Médulas, Ponferrada, Astorga, no os pongo enlaces, ya lo buscáis vosotros si eso), pero, vaya, nosotros realmente íbamos a comer. ¿Y dónde comer? Resulta que editan una especie de guía con los restaurantes de las jornadas y cuál es el menú de cada uno de ellos. Viene a ser en casi todos lo mismo:

Primeros: Empanada, Pimientos, Alubias, Cocido, Lacón con cecina, Algo de engordar
Segundos: Costillas adobadas, Botillo, Trucha rellena de jamón, Chuletón, Algo que engorde más.
Postre: Véase respuestas anteriores.

Estábamos ahí eligiendo a dónde ir cuando nos tropezamos con el Restaurante Los Rosales. El menú era espectacular:

Aperitivo: Croquetas de codillo con huevos de codorniz escalfados.

Primeros: Croquetas de la abuela María al estilo de nuestra chef Lourdes. Caldo de berza a la antigua usanza. Vieira a la vinagreta de chafaina y doble emulsión de quesos. Lascas de pimientos en tempura reducidos al jarabe de perdiz.

Segundos: El Botillo, rey del Bierzo, con sus pajes el chorizo, mano de ministro, cachelo, garbanzos y el repollo. Codillo braseado sobre lecho de patatas enlechadas al estilo de antaño.

Etcétera. Por veinte euros. Nos miramos los unos a los otros. Habíamos empezado a conocer las delicias de la nueva cocina: El Bohío, el Andra Mari, el Corral del Indianu. Así que no dudamos: aquí, aquí, este fijo. Hicimos una reserva para cenar.

Llega la hora de cenar y nos ponemos en marcha. El sitio está alejado de donde dormimos, vamos allí, buscamos la carretera que pone, no lo encontramos, nos perdemos, damos media vuelta, no hay manera. Llamamos al restaurante. Nos indican: hay que coger la vía de servicio de la carretera tal. Ah, cogemos la vía de servicio y llegamos a una gasolinera. Esta:


Foto real. No, en serio, te lo juro.

¿Eh? No puede ser. ¿Una estación de servicio? Sí, ahí pone Los Rosales. ¿Qué hacemos? ¿Entramos? Miramos por la ventana. Parece un restaurante de una estación de servicio también por dentro.

-Oye, ¿y si nos vamos a otro sitio?

Recordamos el menú. Recordamos que hemos estado en sitios cutres donde hemos comido que te cagas, para hablar mal y pronto. Así que entramos. Por dentro es igual que por fuera. Quizá hace un poco menos de frío. Vemos carteles de Nuestro lema un cliente un amigo. En las mesas, ofertas para la Noche de Fin de Año: Para quedar como un Pepe. Aquí hay un poeta. Sillas con tapizado de skai que rechinan cuando nos sentamos. Al fondo la tienda de recuerdos de El Bierzo.

Nos atienden y cada uno pide lo que quiere. Paciencia y optimismo, amigos, nos decimos mientras suena un disco de Julio Iglesias en megafonía. Nos traen el pan y respiramos tranquilos, ¿lo ves como había que tener fe?: son panes de muchas variedades, de estos bonitos que no sabes si pedir el de aceite que es el que te apetece o el integral con nueces que es el fino. Nos hacemos con una pieza cada uno y mordemos. Ñasca. Pan de ayer. Duro, duro. Como nos pasaba en casa de chicos: Mamá, ¿cuándo vamos a comer pan de hoy? Mañana. Pero vaya, esto no es tan importante, no nos dejemos llevar por las apariencias, no seamos tan superficiales. Lo que importa es la comida de verdad.

Nos traen los primeros: croquetas de Pescanova –en el menú tenían otro nombre, ya digo que había un poeta-, Vieira requemada, embutidos Revilla, etcétera. Nos lo comemos con resignación. Hay que emborracharse para pasar el mal trago, pero es imposible: el vino es infame. Había que vernos las caras.


PérezOso, haciendo la digestión de las croquetas y sirviendo al tiempo como modelo
para un cuadro de un payaso triste (sin flor)


Nos traen los segundos. Son inenarrables. Menos las vieiras al horno, que son congeladas. Tan congeladas que a pesar de haber estado al horno aún están congeladas. Con su hielo y su escarcha. A lo mejor es que el plato era así y no lo entendíamos. Para ese momento ya estamos descojonándonos de todo, especialmente de nosotros mismos, por patanes y snobs. Igual en El Bulli hacen lo mismo. Creo que comí una loncha de cecina igual en Arzak, hace tres años; quiero decir, que es la misma loncha, la están guardando desde entonces. Le voy a pedir la receta del jamón serrano.

-¿Postres?

-¿Son caseros?

-Sí.

O sea que no. Pero nos atrevemos, qué cojones. Aquí como en Murieron con las botas puestas, que sea lo que Dios quiera, Caballería, ataquemos a esos Panzer. Habría que poner un letrero más: A Los Rosales con cariño. Señor Frigo.

Salimos del restaurante. Nos está bien empleado por listos, pedantes y papanatas. Nos decimos: para curar nuestra vanidad y que no se nos suba lo de los restaurantes chupiguays a la cabeza deberíamos venir aquí todos los años. Hacemos un juramento solemne. Afortunadamente somos todos unos embusteros.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

No podéis hacerme esto...
No tenéis derecho...
O quizás sí, porque si estáis haciéndolo, es porque implícitamente yo os concedo el derecho. Y por si lo dudábais, voy y lo dejo por escrito.
CÓMO ECHO DE MENOS LA COMIDA, además de cosas menos procaces...

Ricardito ëmore dijo...

Jijijajajajjejejjujujujojojojojajajajajajajajjejejejejjujujhujujijiji...

...snif...

...ains...

Etc. Todos habriamos caido en la misma emboscada cheyenne. TODOS habriamos caido.

(Pero no caimos, jujujuju).

Si, las medulas, muy bonito, si.

Anónimo dijo...

jajajajajajaja

a que no sabes quién se casó en Villafranca del Bierzo y celebró el banquete en el HR Los Rosales?

Adivina... mi hermano!

Y nos invitó a toda la familia a una estupenda habitación doble para cada familia para que no tuvieramos que conducir después de tan "magnífico" banquete (la habitación a la altura de la comida, no lo dudes).

Los Rosales, efectivamente, un banquete de boda del que no recuerdo absolutamente nada. Con que imagínate.

Ah... el mundo es un pañuelo, amigo.

(De todas formas, me gustan más los post donde recomiendas sitios que los post donde os dan gato por liebre.)

Palomares dijo...

No puedo creerlo. Estas cosas sólo pasan en las pelis de Almodóvar. O en las de David Lynch, no sé.

El resto de las Jornadas Gastronómicas son muy recomendables, al menos lo que probamos. Gran idea y gran comida aprecio reducido.

Luisru dijo...

¿Soy yo o en este blog se habla mucho de comida? Ah, claro, que se llama cerdo agridulce. Y de las pelis de David Lynch mejor no hablamos.

Anónimo dijo...

Por dios, Rebeca, me habías prometido un maromo, y me encuentro... un botillo!!
Y a mi hermano vestido de payaso triste!

Tú quieres perderme, o que me pierda.

Anónimo dijo...

jajaja, gracias Txiki, ha sido como volver a esas sillas de skai quemadas por los cigarrillos de los sufridos comensales! (Habéis visto en las fotos que les ponen como un forro con tules???)

Y los cabrones encima tienen página web! Qué desvergüenza! Es una pena que no pongan fotos de los servilleteros con el palillero pegado encima.

Y para colmo tienen un apartado que se llama "gastronomía" con un montón de jornadas gastronómicas. Que si la del bacalao, que si la de la caza... Se me ponen las papilas gustativas como escarpias de solo pensarlo!!!


Bueno, qué? vamos este año, no? Que esas "croquetas de nuestra abuela" deben ser cojonudas!!

Anónimo dijo...

Ah! y claro que no tengo flor, a saber a quien se la di!
Pero que conste que ese es un impostor sin barba, y además aquella digestión me dejó peor cara.
Hala, a ver si encuentras un payaso triste con barba...

Anónimo dijo...

"A Los Rosales con cariño. Señor Frigo."

Jajaja.

Por cierto, ya vi el infame episodio de Grey. Cielo santo.

Carmona Dixit.

Rebeca Rus dijo...

Angua, calma, calma. Ya nos llegará nuestro momento. Además, no termino de entender qué problemas le ves al botillo. Lo de tu hermano lo entiendo más: Perezoso es mil veces más guapo al natural y en foto (sí, yo también te quiero, perezoso)

Anónimo dijo...

Infame episodio de Grey????

ha habido una entrada de Anatomía de Grey y me la he perdido!!!!

noooooooo

Palomares dijo...

No, esto es un crossover con el blog de Rosa Belmonte, la crítica de televisión de ABC. A ver si un día pongo el enlace como es debido:

http://blogs.abc.es/index.php/enciendeyvamonos/

Carmona estaba viendo la serie y le gustaba, y se había quedado en el episodio en el que Cristina Ricci sujeta el proyectil de bazooka que está incrustado en el interior de un paciente (cosas veredes). Yo le decía que cuando viera el siguiente lo comentábamos porque el siguiente episodio era de traca.

Anónimo dijo...

Oh, pero a mí me encanta ese episodio doble, credibilidad del asunto aparte (que es de risa, pero no hay que ponerse tan triquismiquis)me alucina el montaje, la música, y todo pasando a la vez, el parto de Bailey, George, Derek y preston llamándose Derek y Preston por primera vez...
snifff

Ayer, que lo vi por tercera vez, cuando Joaquín me hizo ver que todo el asunto era increible, le dije "Déjame en paz, es una serie de chicas"

qué bonito! Estoy enamorada de Patrick Dempsey, ayyyy, cuando le dice "tus cabellos olían a flores la última vez que nos besamos..."

Ah, perdón, que la cosa va de botillos...
; )

Anónimo dijo...

Ejem, no dije que me gustara, sino que era la primera vez que me mantenía sentada. Antes no había logrado ver un capítulo entero. Y ahora van dos. El tercero creo que no llegará. Supongo que me pasó lo que a ti, que de tan descabellado es hipnotizante. Sólo un comentario (de los muchos que se pueden hacer): la Méretriz se hace pipí y quiere que Sandra Oh la entretenga en vez de mirar por dónde pisa. Yo ya me habría hecho encima lo que los ingleses llaman un "number two". Perdón por el cross-over. Como bien dice Angua, la cosa va de botillos.

P.D: Ay, no me puedo callar que sea el jefe de personal (al que le da el ataque de ansiedad) el que se dé cuenta de que el conducto de oxígeno pase precisamente por el quirófano. Joder, encima de cirujano, ingeniero. Si los del equipo especial para desactivación de bombas sólo están para que les exploten a ellos en los morros...

Carmona Dixit

Anónimo dijo...

Es lo que tenemos los de ciencias, que igual valemos para un roto que para un descosido ; )

Anónimo dijo...

Si, David y mi "cúñadísima" se casaron en la Colegiata de Villafranca del Bierzo con un frío de narices en mayo y lo celebraron allí.

Que horror¡¡¡ Yo todavía estoy en tratamiento.

Si el palillero pegado al servilletero, las sillas de skai os parecieron horrorosas es porque no visteis las cortinas y las colchas de las habitaciones....

Palomares dijo...

Ja, ja, ja.
Habrá que organizar una excursión.

Anónimo dijo...

Soy del Bierzo, y no veas que pena me da que hayais ido a parar al peor restaurante que participa en las Jornadas, joder.... además en 4 años las jornadas han mejorado mucho. Os animo a que volvais, pero buscad un restaurante en algun pueblo entrañable,
Ah, y Astorga no es el Bierzo, por cierto.

Palomares dijo...

Ah, desde luego las Jornadas son muy recomendables; el resto de los días comimos estupendamente. Y la zona es preciosa.
Lo de Astorga es un pequeño problema mío con la geografía y las direcciones; es un milagro que no haya dicho que El Bierzo está en Cuenca. Perdón, perdón.

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