miércoles, enero 31, 2007

Frase publicitaria del mes

En el fondo la publicidad es como ligar. Tú intentas seducir a la chica (o al chico) para llevártela a la cama y en el proceso usas todos los trucos que se te ocurren: le cuentas chistes, le dices que tu padre es industrial, hablas de lo interesante de tu trabajo, mencionas de pasada que veraneas en Saint Tropez para que vea que eres un tipo viajado, le dices que es la chica más bonita que has visto jamás... La única diferencia es que en publicidad no se trata de pasar una noche loca nada más, sino que tienes que conseguir que esté contigo todas las noches posibles. Y eso te obliga a hacer promesas creíbles. Porque si tú le dices a una chica que acabas de conocer que tienes un Porsche y eso la impresiona lo suficiente como para llevártela al huerto, lo más probable es que cuando descubra que tienes un Seat Ibiza se desengañe un poco y no vuelvas a verla el pelo. Cosa muy negativa en publicidad.

¿Pero qué pasa cuando no tienes nada que contar, de ti o de tu producto, si eres publicitario? Pues que fantaseas, ofreces cosas que no tienes, si puede ser ambiguas, te entusiasmas y acabas pasándote de frenada y diciendo cosas como las que se dicen en el anuncio de Viakal Casa:

El efecto de Viakal dura tres veces más.
Por eso Viakal es mucho mejor.
-¡Ahora podré disfrutar tres veces más de la ducha!
Ahora podré disfrutar tres veces más de la ducha. Quisiera saber cómo se puede disfrutar más de la ducha (y en concreto el triple) por usar un limpiador en vez de otro. ¿Y por qué no sale esa parte en el anuncio?

martes, enero 30, 2007

How to be a villain, de Neil Zawacki

Desde hace bastante tiempo mi ilusión es dominar el mundo y convertir a todos sus habitantes en mis súbditos, así que al ver en Amazon este libro, How to be a villain, pensé que podría serme útil. En efecto, lo es. El libro es un práctico manual de cómo convertirse en un supervillano, con múltiples ejemplos y un estudio de las diferentes clases de malvados, esbirros, guaridas y armas mortales para ayudar al aspirante a Soberano del Universo a decidir cuál es su estilo.

Bellísimamente ilustrado, en How to be a villain hay todo lo necesario para empezar una carrera diabólica: desde los tests de revista para averiguar qué tipo de malvado eres hasta un Generador de Planes que te permite elaborar un infalible plan maestro para dominar (o destruir) el mundo. Una de sus virtudes, además, es que te hace fijarte en detalles en los que uno no pensaría nunca. Por ejemplo, en cuanto al vestuario, yo siempre he pensado en ir vestido con una armadura encantada, y aunque el autor admite que su presencia se sobrecogedora, hace notar que no es demasiado cómoda en la vida cotidiana. Así que ahora estoy tratando de decidirme entre las clásicas mallas negras acompañadas por una capa o el traje de chaqueta a lo Florentino Pérez.

El único defecto de este ensayo es su brevedad: 160 páginas que con una maquetación normal y corriente (sin tipografía a tamaño 15, sin ilustraciones, etcétera) se podrían quedar perfectamente en 60 páginas. O sea, que es un libro con poco que leer y que se deja muchas cosas en el tintero -de hecho hay una segunda parte, la Guía de la buena vida para los villanos-, pero se lee con agrado y despierta bastantes sonrisas. Me hubiera gustado, no obstante, que fuera más metódico y completo.

lunes, enero 29, 2007

Vente pa Madrid

El próximo viernes 2 de febrero se va a celebrar en Madrid un acontecimiento único que probablemente cambie todas las reglas del Universo tal y como lo conocemos: se está organizando una quedada interbloguera -que probablemente se escriba KDD ntblog o algo así- y están ustedes invitados a pasarse por ella.

Yo no soy mucho de quedar con perfectos desconocidos -la timidez patológica que padezco-, pero esta vez no puedo desaprovechar la ocasión. Han confirmado su asistencia, aparte del que firma, Luisru, Cayetana Altovoltaje y Carmona Dixit. Casi nada. Lo más probable es que la conjunción de estas cuatro estrellas de la blogosfera -más las que se sumen- en el mismo espacio desencadene un cataclismo en forma de agujero negro y la ciudad de Madrid desaparezca. Si no lo consigue antes Gallardón, me refiero.

Aún no sabemos exactamente dónde vamos a mazarnos a cañas, pero podemos adelantar que probablemente criticaremos ferozmente el sistema de votos del Premio 20minutos, que no nos deja ganar tal y como merecemos, hablaremos mal de otros blogs, redactaremos el II Manifiesto Confusionista, yo contaré (me comprometo) el que probablemente es el Mejor Chiste de Todos los Tiempos (MCTT) y, como es tradicional en estas quedadas, acabaremos en una frenética orgía o celebraremos una misa negra, dependiendo de cómo vaya la reunión.

Así que si desean asistir, por favor, díganlo en un comentario o por correo para que podamos determinar si tenemos que reservar en un salón de bodas o en una tasquita.

jueves, enero 25, 2007

Trabajos raros

He visto este cartel y me he quedado epatado:

La foto no es mala, es moderna.

Serenatas por teléfono. Cómo tiene que ser ese momento en que te suene el teléfono, descuelgues y te canten una serenata a cinco mil kilómetros de distancia. Con lo mal que se oye todo por teléfono. Tiene que ser algo irreconocible (la canción y el sentimiento). Así a bote pronto, si yo quisiera darle la serenata a alguien, lo que haría sería contratar la serenata en el país del receptor. La contrataría por teléfono, pero si alguien tiene que disfrutar de la música, que sea el de allí. Digo yo.

Suerte a los promotores. Es una de las ideas más raras que he visto nunca (otros ejemplos, en esta misma casa), pero entre el romanticismo y la nostalgia se merece que prospere.

miércoles, enero 24, 2007

Un anuncio que me han enviado

Mi primo Felipe (¡hola!) me ha enviado este anuncio. No es el mejor anuncio del mundo, pero, oye, me ha hecho gracia:



Es un bonito ejemplo de cómo se usan los estereotipos en publicidad. ¿Y por qué se usan? Pues porque en treinta segundos no hay tiempo para ser sutiles: los camioneros tienen que tener pinta de camioneros para que se les reconozca en un segundo, los franceses son románticos y las suegras antipáticas.

Supongo que si se emitiera aquí protestarían las de Rubias Sin Fronteras porque transmiten una idea equivocada de las rubias. Si entendieran el anuncio, quiero decir (chiste estereotipado).

martes, enero 23, 2007

Librerías con las ideas claras

El otro día iba yo paseando haciendo fotos a diestro y siniestro (desde que tenemos blog fotografiamos prácticamente todo lo que vemos, hay que alimentar al monstruo) y me fijé en esto:


Sí, no es muy impresionante. Una librería de barrio, pequeñita y tal, que sobrevive con los libros de texto en septiembre y con las cartulinas y el papel charol el resto del año. Y el pegamento Pelikán, si es que todavía existe (resulta que sí). Pero si nos acercamos vemos algo muy curioso:


Atención a la selección de libros en el escaparate. Aparte de las ubicuas La catedral del mar y el último Alatriste, que no salen en la foto, están La gran revancha (de Zapatero), Esperanza Aguirre La Presidenta, Mi vida contra ETA (del general Rodríguez Galindo), Las mentiras del 11-M y Caballo de Troya 8*. Bueno, y la Guía Campsa. Extrañamente, no está Me llaman Fuco Lois.

Vamos, que están muy claras las ideas del dueño y qué emisora de radio escucha, es un tipo que no engaña a nadie.

Me pregunto si esa demostración ideológica le saldrá rentable; es decir, si los que piensan como él acudirán fielmente a su librería y no a otra y compensarán con sus compras el dinero que seguramente no gasten en esa librería los que tienen exactamente las ideas contrarias.

Con franqueza, no creo que sea muy práctico mostrar esa beligerancia tan abiertamente, pero por otra parte me pregunto por qué debería esconder ese hombre sus ideas, por muy equivocadas (o disparatadas) que piense yo que sean. Lo que me sorprende es que el ambiente esté tan crispado que incluso las librerías modestas, librerías que viven esencialmente de vender libros de texto, se sientan obligadas a tomar partido de una manera tan clara.


*Qué aguante J.J. Benítez con Caballo de Troya, ¿no? ¿Quién nos iba a decir que iba a llegar a la octava entrega? Yo intenté leer el primero hace muchos años y no pude (meritorio, cuando en aquel entonces lo que yo le pedía a un libro para leérmelo es que estuviera escrito en español).

lunes, enero 22, 2007

Oveja mansa, de Connie Willis

De Connie Willis ya hemos hablado en esta docta casa aquí y aquí con ocasión de las lecturas de Por no mencionar al perro y El libro del día del juicio final (incluso hemos hablado por acá y por allá de Oveja mansa) pero no está de más que volvamos a tocar el tema.

En Oveja mansa, Sandra Foster es una socióloga que estudia las modas: cómo se expanden, qué significan y sobre todo de dónde y en qué momento exacto surgen. ¿Qué hace que de pronto todo el mundo use el hula-hop? ¿Por qué mujeres de todo el mundo deciden cortarse el pelo a lo garçon en los años 30? ¿Por qué triunfa la Barbie y no otras muñecas? Sandra Foster está buscando, con muy poco éxito, la respuesta, hasta que se encuentra con Bennett O'Reilly, un especialista en teoría del caos que experimenta con chimpancés. Y todo ello en medio de un instituto de investigación que trata de obtener una beca de un millón de dólares, que busca nuevas formas creativas de burocracia y con una secretaria que podría destruir la civilización occidental en unos minutos.

Oveja mansa es una novela de menos de 300 páginas en la que están condensadas un buen puñado de ideas, múltiples temas y una comedia romántica. Tiene personajes prodigiosos (como es norma en Willis), una trama que no parece avanzar sino dar vueltas sobre sí misma (hasta que de pronto todo está colocado en su sitio y sobreviene un ciclón) y un estilo simple y efectivo, simpático, que permite que se lea de un tirón y se disfrute enormemente. Y por cinco euros en colección de bolsillo (teniendo en cuenta que hasta hace un año estaba descatalogada). Es decir, muy recomendable.

Poco más podemos decir de Connie Willis que no hayamos dicho ya otras veces, así que me puse a buscar por internet algún artículo interesante que poder plagiar, y me topé con esta fascinante entrevista que le hizo hace ya bastantes años Pjorge a Connie Willis (cuidado porque destripa ligeramente El libro del día del juicio final y Remake). De ella voy a extraer dos párrafos que me parecen la mejor explicación de por qué escribe la gente (por qué escribimos):
Me identifico con ella, porque cuando escribo, intento bailar con Fred Astaire, intento acercarme a Shakespeare. Sé que no escribo tan bien como Shakespeare, pero intento capturar un poco de la magia de Shakespeare. Durante un momento quiero pertenecer al mismo grupo que Shakespeare, y contar un poquito de la verdad, como él hacía siempre.
La segunda cita me parece aún más sugestiva:
Me encuentro con hechos interesantes que nadie más piensa que son interesantes. Por ejemplo, digo: "¿sabes que quemaron el caballo de Juana de Arco antes de quemarla a ella? Lo quemaron delante de ella", así intentaban que se arrepintiese de sus creencias. Y le digo eso a la gente y me dicen: "¿y? ¿Eso en que me afecta?". Nos afecta a todos. ¿No crees que es importante? ¿Qué opinas? ¿Debía haberse arrepentido? ¿Cómo sería ver algo que quieres, algo indefenso, asesinado frente a ti por lo que tú has hecho? Descubrí que le hablaba a la gente equivocada, que a la persona media no le importa que quemasen el caballo de Juana de Arco. Debía encontrar gente a la que sí le preocupase, y una forma de hacerlo es escribir historias y poner esas ideas en las historias. Es algo así como hablarle a la gente y encontrar quienes son las personas adecuadas.
Creo que es la mejor definición que he leído nunca de por qué escribimos, ya sea Literatura o blogs. Porque hemos descubierto en algún momento que quemaron al caballo de Juana de Arco y queremos contárselo a alguien que le importe. Y creo que por eso me gusta tanto Connie Willis. Porque a ella también le fascina que alguien pensara que podía ser una buena idea quemar al caballo y, buscando la persona adecuada, se encontró conmigo y con muchos otros a los que les importa.

jueves, enero 18, 2007

De buenas intenciones está empedrado el camino del Infierno

Acojona el título, ¿eh? Parece que va uno a ponerse a hablar del fallido Proceso de Paz o de la enésima crisis madridista provocada por ese titán del pensamiento lateral llamado Ramón Calderón. Tranquilos, que no, esos temas los reservamos a otros blogs.

No, nosotros vamos a hablar de ONGs. Pero no de la acción de esas ONGs, no vamos a hablar de si su ayuda es útil o por el contrario empeora la situación en los países, de si hacen lo que deben hacer o se distraen en discusiones teológicas, de si actúan cuando debieran o cuando están los medios de comunicación atentos. Eso otro día. O no, que es mucha tela que cortar. Hoy nos limitamos a hablar de un anuncio, ya ves qué cosa tan pequeña, que he visto hace unos días por las calles de Madrid:



Pues nada, 1 kilo de ayuda, lo que no se da se pierde. Un mensaje esperanzador y muy buenas intenciones. Nada que objetar por ahí. Pero fíjense en el texto manuscrito -es un decir, ya no hay nada manuscrito- junto al paquete de ayuda. Ataca con toda su buena voluntad uno de los problemas básicos de las ONGs hoy en día: el escepticismo de la sociedad. ¿Llegará algo de lo que aportamos? ¿Cómo sé que se usa bien? ¿No se quedará entre los dedos de los que lo gestionan? Desventajas de la profesionalización de tantas ONGs: se vuelven más eficientes seguramente, menos caóticas; pero también se pierden de vista los ideales, y una vez dejados de lado los ideales ya sólo queda un trabajo y el dinero, y a veces el dinero es mucho. Y la tentación es proporcional.

El anuncio, ya digo, tiene buenas intenciones, quiere tranquilizar al público potencial. Pero comete dos errores. El primero, usar esa tipografía en la que es difícil ver el acento de Sí llega. Visto de cerca es indudablemente una tilde, pero de una pasada puede parecer que no lo lleva, y el mensaje afirmativo se convierte en un condicional: si es que llega. Es decir, lo contrario de lo que quieren comunicar.

El segundo error es pensar que la gente sabe la diferencia entre que un lleve tilde o no. Mucha gente habrá leído ese texto y en vez de pensar que nos aseguran que nuestra ayuda alcanza su destino sacarán la conclusión de que el anuncio expresa sus dudas de que llegue. Una auténtica pena, porque en vez de atacar un problema que tienen las ONGs lo apuntalan. Vosotros diréis que nadie puede ser tan tonto como para interpretar eso; después de todo, el anuncio lo paga una ONG. Por puro sentido común no dirían eso, luego la interpretación es unívoca. Ya. Eso lo decís porque nunca habéis recibido los resultados de un test sobre un anuncio. O porque cuando veis el telediario no prestáis atención a las opiniones de la gente de la calle que recogen los reporteros.


martes, enero 16, 2007

Aprende con los libros

Hay libros infantiles prácticamente para todo lo que te imagines. En una sociedad en la que los padres se sienten cada vez más indefensos y más culpables, existen cientos de libros infantiles que ayudan a proporcionar una buena educación a los críos. Hay cuentos que explican a los niños por qué ya no van a ver más al abuelo, libros que explican que papá y mamá van a tener otro niño, libros que explican que no hay que coger caramelos del suelo y que hay que recoger la habitación. Toda ayuda es poca. Hay también libros para superar ese delicado momento en que los padres deciden quitarle el pañal a su hijo y enseñarle a usar el váter:

¡Tengo pis!, de Mo Willems. Es un libro prodigioso que no sólo le enseña a tu hijo cómo hacer pis, sino que le habla de la guerra de sexos. Sí, fijaos en la cara de satisfacción de la niña mientras el pobre chaval se retuerce de sufrimiento. La tía no tiene ninguna prisa. Ella ya está en el inodoro (qué palabra más fea), y él a aguantar. Que se joda. O puede que se haya producido una lucha y él niño se esté quejando por un dolor insoportable.

En fin, el libro explica muy bien el proceso: "Cuando tengas esa rara sensación, no temas, hazle caso. Avisas a papá. Vas hacia el baño. Entras en el baño."

Y te lo encuentras lleno de ratones. Vaya baño, por cierto. Tamaño Palacio de la Zarzuela. Zoom:


Sí, no nos habíamos equivocado. Lleno de ratones que campan a sus anchas. Hay hasta ratones turistas.

Y claro, el niño está acojonado. Que diréis que no tiene cara de miedo, pero eso es porque le ha dado una parálisis facial de puro pánico. Si le pinchan no le sacan un coágulo, que dicen los clásicos. Yo soy ese niño y os digo que no vuelvo a pisar un cuarto de baño en toda mi vida.

lunes, enero 15, 2007

Globalización del chocolate

Un día fuimos a comer a un sitio de Madrid llamado La Finca de Susana. Es un local amplio con un montón de mesas en el que se ofrece cocina moderna a precio muy ajustado -una estupenda relación calidad precio-. En el apartado de postres había uno que nos llamó la atención. Se llamaba Chocolatísimo y la carta decía que había que pedirlo con 15 minutos de antelación.

Hay pocas cosas que me gusten más que las croquetas; el chocolate es una de ellas. Así que pedimos el postre y no nos defraudó. Era una especie de bizcocho-magdalena de chocolate relleno de chocolate caliente en un plato con la mitad de chocolate negro y la mitad de chocolate blanco. Tenía pinta de ser realmente difícil de preparar, porque parte estaba caliente, parte estaba frío, la elaboración no era de estas que salta a la vista cuando la ves. Yo recelo de estas cosas complicadas, me parece que hay muchas oportunidades para el fallo, soy así de desconfiado. Y más si salen baratas, sobre todo tras La Aventura del Restaurante Misterioso. Pero vaya, tenía tanto chocolate por todos lados que así es muy difícil fallar, y no fallaron: me encantó el plato.

Es en defensa propia: si no te lo comes tú a él, él te come a ti.

Un par de meses más tarde fuimos a un sitio llamado La Gloria de Montera, y oye, tenían un postre que se llamaba Chocolatísimo. Lo pedimos con nuestros quince minutos de anticipación y claro, era el mismo. Digo claro porque los propietarios de La Finca de Susana y La Gloria de Montera son los mismos, y las cartas casi iguales. O sea que es normal que ofrezcan lo mismo.

Y luego un día estuvimos en el Café Óliver, que ya ha salido por aquí a causa de su brunch, y no adivinarán en la vida el postre que tenían en la carta. Ah, pues sí lo han adivinado. El Chocolatísimo, excepto que no se llama Chocolatísimo, sino Bomba de Chocolate. Que también suena a que te va a gustar, no lo niegues. Y sí. Igual. O sea que no debía ser tan difícil cocinarlo.

Y luego fuimos al Bazaar y como son del mismo grupo que la Gloria y la Finca, pues ya sabíamos qué había de postre. Y lo pedimos, claro, nosotros no descuidamos las costumbres.

Y una noche fuimos a cenar al Gaztelupe, que es un restaurante vasco de los de toda la vida, ¿y tenían el Chocolatísimo? Pues no, tenían el Soufflé caliente-frío de chocolate. Lo pedimos y era un Chocolatísimo disfrazado de francés. Y aquí ya no ponía lo de los quince minutos ni leches.

En resumen: el postre de chocolate conocido como Chocolatísimo se extiende con mayor rapidez que el mejillón tigre. Puede que sea porque un virus mutante obliga a los cocineros de todos los restaurantes a hacer chocolatísimos. O porque ha salido en un programa de Arguiñano sin que yo me entere y todo el mundo sabe hacerlo. O que la estandarización de los gustos llega a cosas tan estúpidas como un postre de chocolate de aparente difícil elaboración. Ahora lo raro es que vayas a otro sitio, pongamos La Gamella, pidas la Muerte por chocolate y no te traigan un Chocolatísimo sino una tarta fría de chocolate con forma piramidal. ¿Pero qué estafa es esta?

Que no me estoy quejando, a mí el Chocolatísimo ese me encanta (si lo hay lo pido), pero, ¿no es un poco raro que en todos sitios nos den lo mismo? Como si lo ofrecieran como número 1 de un fascículo coleccionable. Cualquier día de estos entras al McDonalds y de postre te ponen un Chocolatísimo. Veo un futuro en el que habrá un Chocolatísimo en cada restaurante. De hecho pedirás tarta de limón y te traerán Chocolatísimo. "No, es que no sabemos hacer otra cosa". Nuestra vida será una continua degustación de Chocolatísimos. Menos en casa de mi madre, que el suflé siempre se le hunde. Y al final acabas comiendo fruta de postre. Con lo poco que me gustan los kiwis, mamá.

jueves, enero 11, 2007

Chollo descomunal

Estamos en plena temporada de coleccionables y los quioscos expanden sus áreas de influencia ocupando media calle para dar cabida a toda clase de colecciones en fascículos. Por poner un ejemplo al azar, la colección en DVD de Rebelde Way, esa teleserie fascinante que se ha convertido en la revelación de la temporada televisiva. No hay ni rastro, sin embargo, de su serie hermana, Rebelde, a mi juicio mucho mejor, aunque no todo el mundo piensa igual (¡Bítelchus, Bítelchus, Bítelchus!).

Pero yo venía a hablar de lo mío: esta mañana he visto en un quiosco el primer tomo de los Grandes Autores de la lengua española, que corresponde, como sospecharán por la foto, a las Obras completas I, de Julio Cortázar, autor bien querido por aquí. Yo a Cortázar le tengo muy trabajado, así que he pensado que era absurdo comprar el libro, total, seguramente o tenía las obras o las había leído ya. Pero estaba a tan sólo dos euros, y yo soy incapaz de decirle que no a los libros que cuestan menos de tres euros, las chicas guapas, los que me piden el voto para el concurso de blogs de 20 minutos y así ad infinitum. Soy un chico fácil, vamos.

En este tomo se recogen tres novelas: Rayuela, 62 modelo para armar y El libro de Manuel. No son precisamente las tres obras que yo recomendaría a alguien para iniciarse en Cortázar, que lleva la experimentación muy lejos en las tres, pero no deja de ser un chollo, así que yo les recomiendo que se hagan con él (yo aprovecharé para leer por primera vez El libro de Manuel, a ver qué tal). Total, por dos euros en muchas cafeterías ya sólo puedes tomarte un café con leche y una tostada sin mermelada.

miércoles, enero 10, 2007

Los Reyes Magos, la conspiranoia y Telepizza

Desde hace algunos meses se está emitiendo en España una curiosa campaña de publicidad de Telepizza, muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver. Son pequeñas películas de diez segundos que cambian continuamente. En ellas, mientras se ven las típicas imágenes de archivo de preparación de pizzas (aceitunas rebotando en la masa, queso que se estira hasta que parece chicle, una mano que suelta champiñones al tuntún), un locutor nos da diferentes mensajes. Por ejemplo: "Después de un duro día de trabajo, ¿verdad que lo que más te apetece al llegar a casa es ponerte a preparar la cena?". ¡No te digo ná y te lo digo tó!

En realidad es prácticamente una selección de titulares a los que se ha puesto como imagen de fondo la pizza en el proceso de elaboración. Que por cierto, qué pocas ganas dan de comer pizza esas imágenes. Bueno, el caso es que en esta campaña hay ejemplos mejores y peores, es un poco irregular, pero en general yo le doy buena nota porque hacía mucho que no veía un anuncio de pizzas decentes -de hecho es que no recuerdo ningún anuncio de pizza que no tenga varios años- y porque me parece una manera hábil de resolver lo que en la jerga se llama una campaña táctica. La única pega que le pongo es la elección del locutor, el gran Antonio Esquivias, una voz particularísima que es la habitual de Frasier y Actor Secundario Bob. Y claro, es difícil imaginarse a Frasier comiendo pizza de Telepizza. Por lo demás, enhorabuena, chavales.

"Yo que tú me comería esa pizza antes de que se enfríe".

Estas Navidades el anuncio de Telepizza decía esto: "Melchor le trajo oro, Baltasar le trajo mirra y Gaspar una familiar con doble de queso y extra de champiñones".

¿Ven algo raro? Yo sí, igual porque soy un enfermo.

Si nos preguntan cuáles son los Reyes Magos, casi todos diremos de corrido: Melchor, Gaspar y Baltasar. Por ese orden. Está grabado a fuego en nuestra cabeza. Por otra parte, si queremos hacer un chiste con una serie de tres elementos, pondremos dos elementos normales en primer lugar y acabaremos con el gracioso en último lugar. Combinando ambas cosas, estoy seguro de que cualquiera de nosotros habría escrito esto: Melchor le trajo el oro, Gaspar trajo mirra y Baltasar una familiar con doble de queso y extra de champiñones. Es lo natural (aunque probablemente habríamos escrito "Gaspar trajo incienso"). Y estoy seguro de que el creativo también lo hizo.

Pero también estoy seguro de que en algún momento del proceso, alguien (el mismo creativo, su compañero, su jefe, el ejecutivo de cuentas, el supervisor, el director de marketing o la hija del director de marketing) dijo: "¿Baltasar llevando la pizza? A ver si la gente va a pensar que estamos diciendo que los negros sólo valen para ser repartidores de pizza. Además muchos de nuestros empleados son medio negros (medio de color). Tengamos cuidado no vayamos a ofender a nadie". Y se cambió el texto para evitar problemas.

Tristes los tiempos en que una frase tan inocente como esa puede causar problemas, y tristes los tiempos en los que antes de causarlos alguien piensa que podría hacerlo, y modifica su discurso para hacerlo aséptico. La obsesión por lo políticamente correcto nos inunda hasta desafiar el sentido común. En publicidad ya casi nadie da un paso sin preguntarse quién puede sentirse ofendido; y casi todo el mundo puede sentirse ofendido, por unas cosas o por otras. Uno pensaría que lo más lógico es pasar por completo de los locos que pensaran que se estaba ofendiendo a los negros llamándoles repartidores, pero el problema es que es muy fácil obtener réditos atacando a la publicidad: las protestas frecuentemente consiguen notoriedad -para los que protestan- y la retirada del anuncio ofensivo (hay ejemplos a cascoporro). De manera que los anunciantes prefieren no arriesgarse. Y van limando todo lo que pueda parecer arriesgado y/o peligroso. Incluso la frase de la extra familiar. Que tampoco es tan descabellada cómo ha quedado finalmente, es cierto, seguramente ha pasado desapercibida, pero que me parece un ejemplo más del surrealismo que nos invade y que nos afecta en todas las esferas.

No sé, tal vez en lugar de la voz del Actor Secundario Bob habría sido mejor que hubiera leído el texto Flanders.

martes, enero 09, 2007

Es triste de pedir

A poco que sean ustedes observadores, se habrán fijado en un pegote nuevo que ha aparecido en la columna derecha de este blog, justo debajo de los enlaces y antes de la glosa de artículos recientes. Ese pegote -hay que ver lo mal que queda, ya me gustaría a mí ser diseñador o por lo menos saber algo de html para centrarlo en la columna, por lo menos- les invita a votar por este blog en el concurso que ha convocado el periódico 20minutos.es.

Lo curioso es que para votar en este, vamos a llamarle, premio popular (hay una segunda fase con un jurado profesional), el requisito es tener tú mismo un blog. Y concursar también. O sea que si votas un blog en cierta manera estás perjudicando tus posibilidades de triunfo. Pero no pasa nada porque en general en la blogosfera somos todos muy coleguitas de nuestros colegas y no ocurre nada porque yo vote a gente que me parece que hace blogs interesantes porque ellos me votarán a mí y será un juego de ganancia cero (fíjense en la columna de la derecha).

A la gente, sin embargo, en general no le ha sentado bien que sólo puedan votar los blogueros inscritos (y eso que estaba en las bases desde el principio). En los comentarios del propio periódico, aparte de la gente que aprovecha para autopublicitarse, lo más habitual es leer abucheos porque no se abre la votación al público. El año pasado, parece ser, sí estaba abierta, y se cometieron algunos abusos (gente que votaba varias veces, gente que convencía a sus cien mejores amigos para que le votaran, etcétera). Nada que no pase en cualquier concurso abierto a las votaciones del público, como Operación Triunfo (insertar chiste sobre algún participante actual de OT, no repetir lo de Bustamante). A la gente, vaya, le parece mal que tu abuela no pueda votarte. La queja más generalizada es: "Yo no tengo muchos amigos bloggers, así que, ¿quién va a votarme?". Esa es la pena. Se ha reducido el número de posibilidades clientelistas, ya no pueden votarte tus amigos.

Verán ustedes, la blogosfera es muy endogámica. En el fondo somos cuatro gatos y nos movemos por los mismos círculos. Círculos pequeñitos. Y si lees a Escolar lees a Periodismo incendiario y a La Petit Claudine (este círculo es más grande). Y si lees El sabor del cerdo agridulce es muy probable que leas, por ejemplo, El callejón de los gatos o Las peluqueras me odian. Lo digo por lo de la paja en el ojo ajeno (más ejemplos de blogs que me gustan en la columna de la derecha, insisto, esa columna que actualizo de pascuas a ramos). Como uno vota lo que le gusta, es muy probable que votes los blogs que visitas habitualmente y en los que nos vamos encontrando todos. Sin malicia, ojo, es que te gustan. Por eso los visitas. Por eso los votas.

Y así está la cosa. Si tienes muchos blogs amigos tienes muchos votos. Si no, pues nada. Porque lo que yo pensaba que iba a ser útil de este concurso, conocer nuevos blogs y que te conocieran, es virtualmente imposible. Verán, El sabor del cerdo agridulce está inscrito en varias categorías -exigía al menos tres, pero de pronto he visto blogs inscritos sólo en una-: Mejor blog personal, Cultura y tendencias, Actualidad y Ciudad. En realidad esta humilde bitácora no es nada de eso, pero esas eran las categorías, así que a joderse. Bien, en blog personal hay 1.506 blogs participantes. En Actualidad, 648. Y en Cultura, 609. En Ciudad sólo 167. Pero la verdad es que aquí se habla poco de Madrid. ¿Cuántas posibilidades hay de que la gente se pase por aquí a través del concurso? Infinitesimales. Ya sería casualidad.

Así que los que me voten serán conocidos. Y yo votaré (ya lo he hecho) a los blogs que están ustedes pensando y que, sí, están en la columna de la derecha, confiando en que ellos me voten a mí (guiño, guiño). Y entonces tendré, no sé, 7 votos. Porque ni Ricardito ëmore ni Angua tienen blog; si no, tendría 9. Fin del concurso para mí, ¿no?

Pues no, porque mañana puedo obtener otros 7 votos de las mismas 7 personas. No se puede votar el mismo blog durante un día, pero sí los días que quieras. Es un sistema marciano y desvirtúa por completo la votación. No sólo cuenta los amigos bloggers que tengas sino lo fieles que sean. O lo pesado que seas tú pidiendo el voto; si pido el voto cada día, puede que esos 7 amiguetes me voten cada día y acabe teniendo un par de cientos de votos. En cambio los que se dediquen a hablar de sus cosas, obviando el hecho de que están en un concurso, morderán el polvo. Y yo estaré seleccionado gracias a mis 7 amigos. Una oligarquía en toda regla. Este plan que acabo de exponer está siendo implementado por toda la blogosfera en estos momentos. Cada cual con su propio círculo, más o menos amplio, más o menos leal o cohesionado. Y cada uno está comenzando su propia campaña de captación de votos. Yo, astutamente, estoy escribiendo un texto aparentemente crítico con el sistema de votos y la blogosfera.

Yo, francamente, no voy a perder el tiempo pidiendo el voto. Aparte de ahora, que lo hago por prurito bloguero, claro: votadme. Me parece ridículo, los resultados van a ser absurdos y probablemente fruto de una campaña cansina de petición de voto. Porque ahora parece que es un concurso sobre quién tiene el círculo más grande. Y yo paso.

Actualización: Prosigue la conspiración judeomasónica para dejarme en ridículo. Transcurrido un día de votaciones, hoy, 10 de enero, estamos entre los 50 blogs más votados (para mañana este enlace seguramente ya no tendrá sentido), con la friolera de cuatro votos. La consecuencia natural es que está pasando por aquí bastante gente nueva a ver qué se fríe en esta casa (gracias por venir, curiosead cuanto queráis, el que rompa algo de los estantes lo paga), con lo que se desmonta parcialmente mi segundo argumento principal para renegar del concurso. Pero ahora cambiaré de tema, como los políticos, y parecerá que nunca lo he escrito.


lunes, enero 08, 2007

Horror vacui

A ti te preguntaban en un examen: "Características del románico" y lo primero que se te ocurría era lo del horror vacui, igual por la sonoridad de la expresión.


Y entonces te ponías a describir las características de la escultura románica, y no escribías lo que pensabas, que era: "esta escultura es un churro y parece hecha por un niño de seis años con su plastilina Jovi", sino que hablabas del horror vacui y que se amoldaba al espacio y bla bla bla. Ya entonces sabíamos todos que no había que contar lo que se pensaba, sino lo que el profesor quería oír. Y él quería que hablaras del horror vacui. Y La Celestina es una obra maestra de la Literatura española.

Ya no hay románico, pero sigue habiendo horror vacui. Se nota en muchos anuncios gráficos. Si yo pago la página entera, dicen los anunciantes, ¿por qué voy a desaprovechar parte de la página en espacios en blanco? Tú llénalo de cosas. "Pero es que no se va a ver con tantos elementos" Claro que sí, sólo hay que fijarse.

Y otro campo donde sucede es en el de los grafiteros. Verbigracia:


Uno no sabe por dónde empezar a leer, porque hay mucho. FELIZ NAVIDAD es lo primero que lees. Y luego ya hay que elegir.

Yo lo siguiente que veo es el By..., que es la manera de introducir la firma. Pero nuestro grafitero escribe: Te crees que te lo voy a decir. Un tipo duro al que no le gusta que piensen que es un sentimental porque felicita la Navidad.

Y luego leo: Esto no va x ti TK y un corazón. Que uno piensa: ¿Lo de la Feliz Navidad no va por su novia? Pero se resuelve en la siguiente frase: COMERME LA... Es todo muy confuso. ¿Qué relación tendrá con la novia para que haya que especificarle que lo de comerme la... no va por ella? Esto no va por ti, amor, hijodeputa cabronazo. Por si había dudas. No vayas a creer que lo que quiero, cariño, es que me comas la polla. Que sí que quiero, pero no de esa manera, esto lo escribo como insulto, cuando te lo digo a ti es de otra manera, con ternura. Con corazones. Por eso especifico. No vayas a pensar que quiero que todo el barrio sepa que quiero que me comas la polla. Que de todas maneras no pueden saberlo porque astutamente no he firmado, iba a hacerlo pero no, Te crees que te lo voy a decir. Pero por si se me reconoce la letra. O el mensaje de Feliz Navidad.

Y lo más inquietante: ¿por qué no escribe la palabra polla? ¿Le ha entrado pudor de repente? ¿Qué clase de exabrupto es este en el que mezcla un TK con un Comerme la pero no incluye lo que le da fuerza? ¿Y por qué de pronto le da esa ventolera? Está el tío escribiendo Feliz Navidad y pensando en flores y en sus cosas y de pronto le entra la agresividad. Feliz Navidad y me cago en tus muertos (no va por ti, tesoro).

La gente qué rara es.

viernes, enero 05, 2007

Melchor, Gaspar, Basaltar y se cayó

Mi favorito siempre fue Melchor.

De hecho era el único que me parecía un Rey Mago, quizá porque por aquel entonces Rey sólo podía ser el que se pareciera a los reyes de la baraja -qué impacto ha tenido Heraclio Fournier en nuestra educación como país-, y eso descartaba a Baltasar, que además de ser negro (igual no se habían fijado ustedes en el detalle) muchas veces no llevaba barba. Entonces no sabía nada del Rey de Tonga, claro, o habría cambiado de opinión.

Y Mago sólo podía ser el que tuviera barba blanca, no hay mago que se precie sin una larga barba blanca, desde Merlín a Gandalf pasando por Dumbledore. O sea que Gaspar descartado; como mucho podía ser el ayudante, era un tipo poco serio. Demasiado pelirrojo.

Así que si en el reparto de regalos te tocaba Melchor, estupendo. Pero si te tocaba otro, chungo. Porque a saber lo que te tocaba (de regalo). En casa de mis padres debe haber una foto en la que yo tengo cinco o seis años y estoy sonriente en el regazo de Melchor, mientras mi hermano, que tiene tres o cuatro años, llora desconsolado en el regazo de Baltasar -qué hacía Gaspar en la foto, sin niño en el regazo, no lo recuerdo-. Baltasar en el fondo siempre me ha parecido algo siniestro, aunque el contubernio periodístico se empeñe en decir todos los años que es el favorito de los niños. Será eso de lo políticamente correcto. Por lo de la barba.

En fin, que el caso es que no es oro todo lo que reluce (o incienso o mirra). Pero aún así son mejores que el Gordo de la Coca-Cola. Que ese sí que es chungo, y los niños lo saben. Y no voy a hablar de los papanoeles ahorcados y/o ladrones con escalo que inundan las ciudades españolas. Sino de una cosa que encontré, creo, en Menéame. Como pruebas de la acusación traigo aquí algunas fotos de una página que se dedica a recopilar fotos de niños aterrorizados por Santa Claus (qué gente más rara hay en el mundo). Hay cerca de 70 fotos y muchas son desternillantes.

Esta que parece normal al principio, hasta que te fijas en la niña pequeña. Obsérvese que los otros dos personajes ni se inmutan.

Esta en la que al niño se le va a reventar una vena en la frente de puro pánico. Santa le sujeta como haría un secuestrador.


Santa borracho.


Santa planeando algún crimen, una niña que quiere ser su esbirro, un niño al que le están pellizcando y el niño de verde que parece una aparición fantasmal.

Yo sé que ustedes son de Reyes Magos, pero no está de más recordárselo. Pórtense bien el resto del día, que los Reyes Magos lo ven todo. Y váyanse pronto a dormir, que ya se les oye por la segunda planta y si no están acostados no les dejará nada junto a los zapatos.

jueves, enero 04, 2007

Parecidos razonables

Seguro que alguna vez alguien os ha dicho, probablemente con el objetivo de llevaros a la cama: “Oye, te pareces a John Cusack”, o “Tienes la misma boca que Halle Berry”. O a lo mejor: “Tienes un aire a lo Marty Feldman” (pero entonces no quería que le acompañaras a la cama).

¿Es verdad o mentira? ¿Te pareces a esa estrella de cine? Ahora puedes saberlo gracias a MyHeritage, una empresa que se dedica a crear páginas con fotos familiares y a crear árboles genealógicos, y que incluye entre sus productos gratuitos un sistema de reconocimiento de rasgos faciales online y te dice a qué famoso te pareces. Que sí, coño, que es verdad. Yo tampoco lo creía cuando lo encontré aquí.

El caso es que decidí hacer la prueba. Te registras (es muy fácil), subes una foto y en dos minutos te dice a quién te pareces. Este fue mi resultado:


¿Anuar Zain? ¿Y ese quién es? Parece un caso de manual de Famoso que hay que decir que es famoso. Incluso después de consultar con el Oráculo no tengo muy claro quién es, parece que canta o algo. Es malayo. Como Sandokán. Pero vamos, me parezco poco y en cualquier caso yo quiero saber a qué famoso me parezco. A uno guapo. El programa da una opción para ver quién más se parece a ti, aunque en un porcentaje menor. Así que fui mirando y después de unos cuantos parecidos absurdos (a Harry Potter, amos no jodas) encontré uno satisfactorio:


Esto es otra cosa. Josh Holloway. Con un 52%. El terror de las nenas que ven Perdidos. Ese soy yo. La mitad, más o menos, del bueno de Josh.

Pensé que a lo mejor era cosa de la foto. Tampoco es para estar muy orgulloso el parecerse en un 52% a un tío bueno. Así que subí una foto distinta y este fue el resultado:


En efecto, Mónica Bellucci. Me parezco en un 66% a Mónica Bellucci. ¿Quién iba a pensar que mi vieja fantasía erótica de que Rebeca y Mónica Bellucci se enrollaran estando yo presente en realidad se había cumplido ya?

A mí esto, con franqueza, empezó a parecerme una idiotez. Yo soy un escéptico, señora. Así que, con mi astucia proverbial, le preparé una trampa a la máquina. Le subí una foto de Scarlett Johansson para que me dijera a qué famosa se parecía:

Y resulta que se parecía en un 98% a Scarlett Johansson. Maldición. Pero al menos había pasado un buen rato buscando fotos de Scarlett por internet. Igual había sido un acierto de chiripa. Subí una foto de Catherine Zeta Jones:


¡Eureka! El programa dice que se parece en un 96% a Adriana Karembeu. Qué tontería, una es morena y la otra rubia. Muy monas, pero nada más, ¿no? Cometí el error de sucumbir a la curiosidad. ¿A quién más se parecería Zeta Jones?


A sí misma, también con un 96%. Muy meritorio, teniendo en cuenta el maquillaje que se gasta la tía en la foto pequeña. El puñetero programa no fallaba. Decidí seguir probando a subir fotos hasta que me diera el resultado que yo quería –un poco la táctica de un partido político al encargar una encuesta-. Subí a Jessica Alba.


Y me salió que se parecía en un 90% a Delta Goodrem. Qué nombre, ¿eh? Y que no la conocemos de nada. Así que busqué a una que sí conociera: un 86% a Jennifer Love Hewitt. Y, claro, subí a Love Hewitt:


Y me salió que se parecía a una tal Yamila Díaz. Renacía la esperanza de no parecerme realmente a Anuar Zain, que todo fuera un capricho de la máquina. ¿A quién se parecería Mónica Bellucci? Si subía una foto suya, diría la máquina que se parecía a mí?


No, decía que se parecía a ella misma. Programa-5- Palomares-2. ¿Y si subía otra foto de Bellucci?


A Krista Allen. ¿Y si subía otra más?


Pues que se parecía a Keira Knightley en un 97% (estamos hablando sólo de caras), a Scarlett en un 86% y a Yamila Díaz en un 80%. Se completaba el círculo.

A estas alturas ya os habréis dado cuenta seguramente de que todo esto era sólo una manera de volver a colar tías buenas en el blog, así que dejo de fingir y pongo una sin parecidos ni nada, sólo porque me apetece:


Pero no, sigamos con el rigor científico, subamos una foto de la Pataky:


En serio, no me he inventado el resultado, pobre Elsa. William McKinley, el presidente norteamericano (¿cómo era la vida antes de Google?). ¿Le concedemos una segunda oportunidad?


Fernanda Tavares con un 96%, eso ya es otra cosa.

En fin. Que me parezco a Anuar Zain y a Mónica Bellucci. A menos… a menos que las de chica funcionen bien y las de chico mal. Probemos con un tío para probar esta teoría y acallar las protestas de las lectoras del blog. El cirujano favorito de todas:


Se parece a sí mismo. Y probemos con otra megaestrella tío cañón:


En efecto, Fran Perea se parece a Gregory Peck en un 70%.

Y así está la cosa, amiguitos. Ahora cuando la gente me diga que me parezco a alguien les diré que tururú; a menos que me diga que soy Anuar Zain, claro.

Y para que no dé la impresión de que este es un artículo banal, fíjense en un detalle: ¿por qué los famosos se parecen en un 95% a otros famosos y en cambio los que no lo somos nos conformamos con un pírrico 66%? Lo estoy diciendo con voz grave y gesto severo, ¿eh? Que el artículo es serio. ¿Está la belleza estandarizada? Y sobre todo: ¿a quién se parecen ustedes?

miércoles, enero 03, 2007

Obsesión, de Ruth Rendell

De las tres grandes Damas del crimen ya hemos hablado aquí de P.D. James y de Patricia Highsmith, así que sólo nos falta Ruth Rendell. Por desgracia el libro del que vamos a hablar no es muy representativo.

Obsesión parte de una premisa inteligente. Minty, una mujer rarita, obsesionada, entre otras cosas, con la limpieza, cree ver al fantasma de su novio en el salón de casa. Su novio murió en extrañas circunstancias en un accidente de tren, y pronto nos damos cuenta de que tal vez no murió porque puede que fuera simplemente un aprovechado que iba tras el dinero de Minty. ¿Lo que ve Minty es un fantasma o es que su novio ha vuelto y se hace pasar por fantasma para sacarle un poco más de dinero? Durante cuarenta páginas Rendell juega con esta ambigüedad; y luego tira por la borda la novela y se lanza hacia un desmesurado despropósito. El novio es un rufián, sí, no está muerto. Pero Minty realmente ve una alucinación. Ni para ti ni para mí. Aparecen otros personajes obsesionados (de ahí el título; el español, porque el inglés es Adam and Eve and Pinch me), entre ellos una improbable pareja compuesta por un tipo con asco a la comida, que almuerza exactamente 7 cacahuetes, y su mujer obesa de 200 kilos. Y un diputado conservador gay que se casa con una gitana con dos niños, esposa del novio farsante de Minty.

La novela deja cualquier tipo de verosimilitud a un lado y se lanza a una pendiente llena de despropósitos que uno lee con incredulidad, sobre todo si no es el primer libro de Ruth Rendell que lees. Porque no hay en Obsesión ni una sola de las virtudes de Rendell: ni el retrato psicológico, ni la exploración de extrañas personalidades de forma realista ni la brutal cercanía de tramas que rozan el límite de la verosimilitud. Los personajes de Obsesión son increíbles, los diálogos forzados, la evolución del argumento caprichosa, y así van pasando páginas sin que mejore en absoluto hasta que el final se resuelve por pura obstinación de la autora.

En resumen: huid de este libro como de la peste, y si queréis leer algo de Rendell, que por otra parte es muy recomendable, escoged cualquier otro. Cualquiera. Y a ver si podemos hablar mejor de Ruth Rendell en otra ocasión.

martes, enero 02, 2007

Un nombre pegadizo, dinámico, con ritmo

La teoría lo dice muy claro: los nombres de las marcas deben ser cortos, sonoros, fáciles de recordar. Porque ahí está la dificultad principal que ha de vencer una marca para ser comprada: hay que conseguir que te recuerden. No encontraréis por ahí nombres de difícil pronunciación o complicados de recordar (bueno, seguramente los encontraréis y nos inundareis los comentarios con ellos, porque vosotros sois así de rencorosos); la mayor parte de las marcas de éxito se apoyan en nombres de muy pocas sílabas, que no necesariamente tienen que significar algo. El ejemplo que siempre se pone es el de Kodak, que no significa nada pero transmite fonéticamente.

Viene esto a cuento porque el otro día vi en una telepromoción en la tele a un sujeto que hablaba de un videojuego. Era un avance de un programa de esos de madrugada, no recuerdo el nombre, y decía que iban a hacer un extenso reportaje a un videojuego llamado Dragon Ball Zeta Budokai Tenkaichi Dos. Sí. Ya me imagino a la abuela yendo a comprar el viedojuego para su nieto al Media Markt. Y que le toca el dependiente subnormal del anuncio. Bueno, de hecho me imagino a mí mismo yendo a comprar el juego y me entran sudores fríos. ¿Y por qué se llama Dragon Ball Zeta Budokai Tenkaichi Dos? Pues no se sabe, porque el original japonés se llama Dragon Ball Zeta Sparking Neo. Que también tiene telita.

Budokai Tenkaichi, me he informado como de costumbre, es el torneo en el que se dan de galletas Son Goku y los demás al principio de la serie de televisión. Bueno, hay varias ediciones más de los torneos, pero no viene al caso. La cuestión es por qué elegir un nombre tan complicado y difícil de recordar. Pues no lo sé. A menos que sea una manera de invocar al Diablo. Ya sabéis: si lo repites tres veces seguidas sin fallo el Demonio aparece en esta esfera de la realidad. Claro que repetirlo tres veces seguidas sin error no es fácil precisamente.

Lo cual me lleva al asunto principal de este artículo. ¿Cuántas veces habrá ensayado el locutor el nombre del juego para que le saliera con destreza, con una facilidad insultante? ¿Hay alguien en el blog que se supiera la canción japonesa del final de Heidi de memoria? Pensando en ello -en el locutor, no en Heidi- me he acordado de este anuncio clásico que en el fondo es lo que quería mostrar desde hace meses y estaba buscando la excusa (aquí no se da puntada sin hilo, amigos). El anuncio es de 1970, ya ha llovido, y ha sido salvajemente homenajeado desde entonces. Y ha envejecido. Pero aún así a mí me sigue haciendo reír:



Alka Seltzer. Menuda mierda de nombre.

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